El programa se transmitirá en 220 países, pero no en Cuba, donde el canal Discovery no está disponible.
Discovery la llamó “Cuban Chrome”, la primera serie de televisión estadounidense rodada íntegramente en Cuba.

El mecánico Hernán Montalvo trabaja en un viejo Oldsmobile en la serie de TV "Cuban Chrome" donde se relata la historia de cubanos obsesionados con los coches.

Coches como éste, en una calle de La Habana, serán restaurados para un "reality show" de TV en Discovery Channel. “Cuban Chrome” es la historia de unos cubanos locos por los autos.
Comenzó como otra idea loca para un reality show.
La presentación decía algo como esto:
¡Aquí los héroes son los dueños y los mecánicos de los automóviles cubanos! Miren cómo ellos, contra viento y marea, logran restaurar automóviles estadounidenses de los años 50 que quedaron en La Habana desde antes de la revolución. El show captura instantes de la vida real en la isla prohibida.
A diferencia de la mayoría de los proyectos incubados en Hollywood, éste necesitaba luz verde del gobierno de los Estados Unidos, específicamente de los funcionarios del Departamento del Tesoro, responsables de vigilar el embargo comercial contra Cuba.
En 2013, los federales se habían opuesto a la idea.
“No nos lo aprobaron”, dijo el productor ejecutivo Craig Piligian, ampliamente conocido por sus éxitos en Reality shows para la TV, que van desde “Survivor” hasta “American Chopper”. “¿Cómo logramos que nos lo aprobaran?”
El verano pasado, después de un año trabajando con abogados y de haber maquillado un poco la introducción, el Tesoro les concedió la licencia a los productores, en virtud de una excepción que permite hacer investigaciones profesionales para documentales educativos.
“Nos fuimos para las carreras de autos”, dice Piligian, presidente ejecutivo de Pilgrim Studios.
El producto final, una serie de ocho episodios llamada “Cuban Chrome”, se estrenó a las 10 pm del lunes 13 de julio en el Discovery Channel. El programa se transmitirá en 220 países, pero no en Cuba, donde el canal Discovery no está disponible.
Discovery la llamó “Cuban Chrome”, la primera serie de televisión estadounidense rodada íntegramente en Cuba. Confirmado. El Washington Post les pidió a historiadores de televisión del Paley Center for Media de Nueva York que investigaran sobre el caso. Después de consultar los registros de diferentes fuentes, incluidos los Archivos Nacionales y el Departamento de Estado, establecieron que no existió ningún caso anterior. Sin embargo, David Bushman, curador del Paley Center, descubrió algo excepcional: en 1958, mucho antes de la reciente incursión de Conan O’Brien en Cuba, Steve Allen había filmado un espectáculo en el Hotel Riviera de La Habana, junto con Edgar Bergen y algunos amigos. El mismo año, Jack Paar originó un show desde el cabaret Tropicana, y al año siguiente, Paar entrevistó a Fidel Castro en el Habana Hilton.
“Nuestro show es sobre automóviles, pero en realidad se trata de dar una mirada a Cuba a través de los lentes de estos autos”, dice Craig Coffman, productor ejecutivo de “Cuban Chrome” para Discovery.
El interés de Discovery comenzó con Denise Contis, vicepresidenta ejecutiva de producción y desarrollo del canal, quien consideró a Cuba como una posibilidad para el show “Motor Mondays”, que se dedica a exhibiciones de autos. Ella le trasmitió la idea a Piligian, quien, por separado, ya había puesto sobre la mesa una idea de productores extranjeros con Rhino Pictures.
En el verano pasado, cuando se inició la producción, todavía era hostil la relación oficial entre las dos naciones. Debido a una de esas escasas coincidencias cósmicas para las cuales viven los documentalistas, el equipo de filmación estuvo en La Habana, con los personajes de la serie, el día de diciembre en el cual los presidentes Obama y Raúl Castro anunciaron su decisión de mejorar sus relaciones. En el quinto episodio, hay una emotiva escena, en la cual los cubanos dueños de los automóviles y sus familias ven el anuncio en vivo por la televisión.
“Esta noticia que acabamos de escuchar lo cambia todo”, dice Roberto Ordaz, uno de los personajes, en ese episodio. “En lo personal, pronto me nacerá un bebé, así que sé que el futuro va a ser mejor para todos nosotros”.
“Cuban Chrome” se centra en algunos de los miembros del club de propietarios de autos “A Lo Cubano”, en La Habana. “A Lo Cubano” significa “al estilo cubano”. Los socios son devotos apasionados de las obras maestras clásicas de Detroit que llegaron a la isla aproximadamente en 1959, año en el cual Fidel Castro derrocó al dictador Fulgencio Batista.
Los viejos Chevys y Ford de diseño cuadrado y grandes aletas de aluminio pulido son tan preciosos, que permanecen dentro de las familias. A cualquier persona que pueda reparar uno de estos autos, pintarlo de un color vistoso y ponerlo en marcha, le espera una fortuna en ingresos de taxis de turismo. Los autos resucitados se estacionan haciendo largas filas frente a los hoteles turísticos de La Habana Vieja.
Sin embargo, estos mecánicos y aficionados deben enfrentar retos que desconocen los restauradores de autos de casi cualquier otro lugar del mundo: ¿Cómo mantener los autos viejos funcionando cuando, desde hace más de 50 años, no existen piezas de repuesto, a causa del embargo?
En el show, Ordaz da la respuesta: “La física cubana”. “Así es como resolvemos nuestros problemas. No nos quedamos estancados, no esperamos a nadie. Podemos hacerlo nosotros mismos”.
En la práctica, lo que “la física cubana” significa es que fabrican empaques con cartón, que dos mecánicos recorren La Habana en una sola bicicleta en busca del repuesto para un volante o que utilizan un caballo para transportar el motor de otro auto que reemplazará el de un bote en un Oldsmobile.
Y así vemos cómo, en el primer episodio, estos cubanos apasionados por los autos, utilizan el ingenio en sus improvisados garajes de puertas abiertas y se comprometen con sus proyectos: restaurar tres chatarras absolutas hasta que luzcan como en sus tiempos de gloria. Fracasar les significaría la ruina económica, o peor aún, la pérdida del respeto dentro del cerrado ambiente automovilístico de La Habana.
En el transcurso del show, hay desvíos hacia algunas facetas de la vida cubana, como una pelea de gallos en la cual nos prometen que ninguno morirá; una explicación del curioso sistema cubano de doble moneda, y un resumen del mercado de bienes raíces de Cuba. El tema político no se toca.
La realidad parece quedar resaltada aquí y allá. El principal trabajo de Ordaz, quien se enrola como ayudante del maestro de mecánica Fernando Barral, parece ser explicar en un inglés perfectamente sincronizado, lo que está pasando y lo que está en juego. Barral, quien es dueño de un Hot Rot modelo 1934, le paga a un tipo llamado Papito el equivalente de más de US $ 9.000 por un Chevy Bel Air 1958. Barral dice que ha estado ahorrando durante años.
“No hay sensación más agradable que encontrar un auto en total mal estado y transformarlo en uno de los más bonitos de toda La Habana”, dice Barral dice en español, con subtítulos en inglés.
Por primera vez en más de medio siglo, una semana después del estreno del show, se levantó una bandera cubana en la recientemente reestablecida embajada en Washington. Y la bandera de Estados Unidos también ondeará en La Habana.
Los apasionados de los automóviles acogen esta era más amistosa, aunque podría significar el fin de las exhibiciones de autos de Cuba. Si se levanta el embargo – los republicanos en el Congreso aún se resisten a ello – encontrar piezas de automóviles sólo requerirá ir corriendo hasta el Pep Boys Cubano de la esquina.
Eso no sería tema interesante para un show de televisión.