Estados Unidos Hispano

Como poeta, como académico de la Real Academia Española y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, uno espera de Luis Alberto Ambroggio una expresión lírica de profundidad o un trabajo sobre la presencia y potencia del idioma español en Estados Unidos. Al final, Ambroggio se nos presenta nuevamente en el circuito editorial con una obra que combina esos dos aspectos de su trabajo intelectual.
“Estados Unidos Hispano” es un libro lleno de valores reivindicativos de una realidad potente basados en la historia de esta nación y los testimonios de muchos de sus constructores políticos e ideológicos. “Es un libro que escribí con orgullo”, dijo Ambroggio a El Tiempo Latino. “Recojo descubrimientos, hechos, estadísticas, anécdotas, temas sobre nuestra historia, cultura e idioma hispano de Estados Unidos, para que se conozca nuestra contribución a lo que es nuestro país, ahora el segundo país hispanohablante del mundo, con perspectivas de ser el primero en el 2050”.
Consigue Ambroggio escribir un documento a modo de estímulo, de testimonio, de invitación a conocer y promulgar la presencia histórica, social, política y económica hispana que se alarga 500 años en el tiempo.
“He querido escribir un grito de realidad fascinante, de honra, de satisfacción y de esperanza. Porque así celebraremos para siempre y cada vez más el Estados Unidos hispano de ayer, hoy y siempre”, enfatizó.
“Comparto en el libro, entre otras cosas, la insistencia del que fuera presidente y padre fundador de Estados Unidos, Thomas Jefferson, para que su círculo familiar y político aprenda español”, contó Ambroggio al tiempo que recordaba la hispanofilia de otro grande de la cultura estadounidense: Walt Whitman.
“Whitman usó palabras españolas en sus textos y agradecía la contribución española al tesoro lexicográfico inglés, y destacó la importancia del elemento hispano en la nacionalidad americana”, dijo el ecadémico y citó a Whitman en sus propias palabras: “El carácter hispano le va a proveer algunas de las partes más necesarias a esa compleja identidad Americana. Ningún origen muestra una mirada retrospectiva más grandiosa –más grandiosa en términos de religiosidad y lealtad, o de patriotismo, valentía, decoro, gravedad y honor….”
Más datos: el signo del dólar ($) se tomó de las columnas del escudo imperial de armas español con el lema “Plus Ultra”.
Es curioso que en la actualidad varias hispanas firman los billetes estadounidenses como las Tesoreras en fechas específicas dentro de los años que se mencionan: Romana Acosta Bañuelos (1971-1974), Katherine Davalos Ortega (1983-1989), Catalina Vásquez Villalpando 1989-1993), Rosario Marín 2001-2003), Anna Escobedo Cabral (2004 -2009), Rosa Gumataotao Rios (2009-2015). Y sorprende el hecho de que un inmigrante de Navarra, España, Pedro Casanave, agente inmobiliario, quien luego de llegar a Estados Unidos en 1785, en pocos años alcanzó un sitio privilegiado en la alta sociedad de Georgetown, convirtiéndose en su quinto alcalde y, como tal, colocó la primera piedra en la Casa Blanca, por entonces conocida como Casa del Presidente. Más aún que la fecha elegida para el inicio de esta construcción no fue al azar: el 12 de Octubre de 1792, coincidiendo con el tercer centenario del descubrimiento de América. Y que la capital del país, la ciudad de Washington D.C., se funda en 1790 al este de la ya existente Georgetown, debiendo su nombre de Distrito de Columbia (D.C.) precisamente al explorador de América, Cristóbal Colón.
El libro es además un análisis de la realidad de lo hispano hoy en lo cultural y económico,
“Mi deseo es que se conozcan, se aprecien éstos y todos los datos que he reunido en este libro tanto por la comunidad hispana como la anglosajona, para que apreciemos nuestra riqueza y abolengo cultural”, concluyó Ambroggio .