Tuve el privilegio de ser el orador invitado ante un grupo de miembros del gobierno federal de Estados Unidos con motivo del Mes de la Herencia Hispana. El tema era “Hispanic Americans: Embracing, Enriching and Enabling America” y mi primera reacción fue que los hispanos “embrace” mucho. De hecho nos encanta abrazar y besar al otro. Yo, personalmente, cuando dudo si besar o dar la mano opto por abrazar que, parece, es el estilo estadounidense. ¿Enriching? Sin duda. Un ejemplo: Sofía Vergara que es la actriz de TV mejor pagada del país. Sofía es rica, enriquece al país y supongo que añade valor o significado a los estadounidenses. ¿Y Enabling? Yo lo traduzco como “sí se puede” (con permiso de mi amiga Dolores Huerta inventora de frase). Concluyo entonces que el lema: Hispanic Americans: Embracing, Enriching and Enabling America, podría ser traducido como “Los hispanounidenses te abrazarán, te besarán, te harán rico, y en el proceso darán más poder a Estados Unidos”.

Le conté a mi audiencia de empleados federales incluyendo a miembros de la Agencia de Seguridad Nacional que llevo 25 años en este país y conozco el precio y el valor de la experiencia inmigrante, de la experiencia americana. Los momentos duros, los trabajos de circunstancias y mal pagados, el recomenzar incesante, las decisiones que marcan tu vida para siempre. Y les hablé de mis hijos.

Mis hijos no son inmigrantes. De hecho, la mayoría de los nuevos inmigrantes no son latinos y la mayoría de los latinos no son inmigrantes.

Pero eso no se aprende viendo la televisión en Estados Unidos. Y cambiar de canal no ayuda ni mejora las cosas. Lo que se necesita es cambiar mentalidades y, tal vez, el equipo ejecutivo de la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses. Mis hijos, dije, son hispanos milenials, poderosos, bellos, idealistas. Representan el 80% de nuestro crecimiento demográfico en sus edades. Según datos de Nielsen, el 65% de los hispanos milenials nacieron en EEUU y casi la mitad de ellos son bilingües y biculturales. Su cultura hispana y su idioma español son muy importantes para esta generación que no aguanta estereotipos ni basura racista. Estos jóvenes están hechos en Estados Unidos —Made in USA— con ingredientes hispanos. Ellos son clave en la revolución demográfica y en la evolución cultural de Estados Unidos. Y, supongo, esto crea ansiedades raciales en los medios de comunicación estadounidenses y en la arena política. Pero como mi discurso trataba de Herencia Hispana, me vi en la obligación de responder a la pregunta ¿qué es eso de los hispanounidenses?

La acción del Congreso en 1976 es la única ley en la historia de Estados Unidos que obligó a la recolección de datos sobre un grupo étnico específico: “Estadounidenses de origen hispano”. La legislación describió a los hispanos como “estadounidenses que se identifican a si mismos de raíz hispanohablante e identifican sus orígenes en México, Puerto Rico, Cuba, América Central y del Sur y otros países en las que se habla el idioma español”.

Y entonces hablé de mi amiga Grace Flores-Hughes quien en sus tiempos de funcionaria en el gobierno federal ayudó a establecer la palabra “Hispano” como término oficial que llegaría a formar parte de los formularios del Censo en1980.

“Hay muchos activistas hispanos que piensan que esto fue cosa del presidente Richard Nixon. Pues no, Richard Nixon no tenía tiempo para andar haciendo estas cosas. Y cuando lo explico, los activistas se calman. Estaban furiosos ante la posibilidad de que un anglo les hubiera dado un nombre. Pero no fue él, sino yo una burócrata hispana”, me dijo Flores-Hughes quien asegura que no tiene problemas con eso de “Hispano/Latino” y cualquier barra que se le quiera añadir. Es bueno, dice. Pero lo importante es hacernos contar. Es el primer paso para tener una voz y empezar a ser influyentes en este país.

Porque, como dice el historiador Felipe Fernández-Armesto, lo hispanounidense no tiene que ver solo con migraciones, sino que es parte de la historia de lo que es Estados Unidos desde sus comienzos.

Pero luego está la realidad hispana de Estados Unidos retratada en TV o en boca de algunos políticos: inmigrantes con problemas de papeles, eso es lo que somos para algunos.

Tal vez porque carecemos de voces fuertes como hispanounidenses. Por eso no existimos o lo hacemos solo como estereotipos. Mi conclusión chequeando la historia: los hispanounidenses son gringos también. ¿Cómo es posible que un pequeño grupo de peregrinos —100 renegados religiosos británicos— se hayan convertido en la esencia de lo estadounidense mientras nosotros —hispanohablantes, exploradores, fundadores de ciudades y catalizadores de la nueva cultura americana— nos hayamos convertido en “el otro”, el extranjero, el inmigrante?

Avendaño es director de el tiempo latino

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