El 2016 llega a su fin mientras un nuevo año con bastantes cambios comenzará pronto. El 2017 será bastante interesante, no sólo por la incertidumbre de tener a Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, sino por la cantidad de sucesos políticos importantes que han estremecido al mundo en estos días finales de diciembre y que podrían tener repercusiones serías a nivel global. Entre estos sucesos están el asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, y los atentados terroristas en Berlín. Aunque estos acontecimientos han conmocionado a muchos y quizá no tengan consecuencias serías de forma extensa, de seguro tendrán impacto en las relaciones diplomáticas entre algunos países y podrían impactar el futuro de varias regiones y personas, en especial refugiadas. Sea como sea, el año 2017 empezará sobre un terreno político bastante frágil e impredecible, que aunque no es el peor de todos, no se ve prometedor.
Primero que nada, el asesinato del embajador Andrei Karlov ha sido comparado por algunos a la del archiduque Franz Ferdinand, el cual propagó la Primera Guerra Mundial, y se ha especulado que el incidente podría desatar una tercera guerra mundial; algo que me parece bastante exagerado y con pocos fundamentos.
A pesar de la delicada relación diplomática entre Rusia y Turquía es poco probable que uno de estos países tome una actitud tajante que los lleve a confrontaciones serias. Por un lado, Turquía se encuentra en un estado de inestabilidad política interna que no es propicio para posiciones antagonistas y poco cooperativas.
Por otro lado, al ser parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, cuenta con el respaldo de todos los países miembros, por lo que si se diese una represalia rusa, los miembros de la OTAN asistirían a Turquía con sus milicias de ser necesario, cosa que no sería favorable para Rusia. Por lo que es poco probable que el gobierno ruso haga algo. Por otra parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha manifestado que el asesinato de su embajador pudo ser fomentado por alguien que quería agravar las relaciones entre ambos países, y dijo que un momento así amerita cooperación más cercana y efectiva contra amenazas terroristas. Lo que indica bastante sensatez y diplomacia por parte de los rusos.
“El año 2017 empezará sobre un terreno político bastante frágil e impredecible, que aunque no es el peor de todos, no se ve prometedor”.
Con respecto a lo de Alemania, tras el atentado en un mercado peatonal navideño en Berlín la población parece dividirse entre los que están en duelo por las víctimas y los que piden venganza ante el ataque que califican de terrorista. Grupos de extrema derecha, entre estos “Despierta. Actúa en Lugar de Quejarte” (Wache auf. Handeln statt Klagen), están convocando a protestas y movilizando al pueblo alemán a manifestaciones en contra de inmigrantes musulmanes. Mientras tanto partidos neonazis a lo largo del país están más activos que nunca, y se teme que grupos de ultra derecha ganen en las elecciones venideras tras lo ocurrido. La canciller alemana Angela Merkel, quien enfrenta a una dura oposición en contra de sus políticas de fronteras abiertas y de apoyo a refugiados, puede encontrarse en mayor desventaja en sus ambiciones políticas de reelección para el 2017 ahora que el Estado Islámico se ha atribuido el ataque en la capital alemana. Esto podría dar cabida a un gobierno más conservador y significar una desventaja considerable para personas del Medio Oriente viviendo ya en el país, y para futuros refugiados. Además de que esto podría influenciar también la política migratoria del resto de Europa y quizá el mundo entero y las posiciones de varios países ante la lucha contra el terrorismo.
Aquí en los Estados Unidos los recientes ataques en Turquía y Alemania podrían ser bajo la presidencia de Donald Trump una fuente para acelerar y energizar la lucha contra islamistas radicales y lograr, como Trump ha dicho, su “erradicación de la faz de la tierra”. Del mismo modo, esto podría justificar y facilitar injusticias contra musulmanes, dentro y fuera de los Estados Unidos, quienes no tienen nada que ver con islamistas radicales. Sólo el tiempo dirá lo que nos deparará el futuro, pero por el momento los acontecimientos vividos a términos de este año no han sido nada prometedores y ponen aún en mayor peligro la relativa paz mundial que tenemos; mientras que el prospecto de más gobiernos de ultra derecha hacen preocupante la estabilidad y prosperidad de minorías y refugiados en diversos países.