Las restricciones a la inmigración introducidas en Estados Unidos durante el fin de semana están uniendo a la industria de la tecnología en una rabia unificada como nunca antes.
Si bien la represión no es una amenaza inmediata para las empresas, las emociones están subiendo porque la orden ejecutiva del presidente Donald Trump viola la imagen de inclusión y tolerancia de Silicon Valley. Más que cualquier otra industria, el enclave tecnológico incluye el trabajo y las aspiraciones de los inmigrantes. Al menos la mitad de las 20 compañías de tecnología más importantes de Estados Unidos fueron fundadas o son dirigidas actualmente por alguien que vino de otro país.
El fallecido Steve Jobs, cofundador de Apple, es el hijo biológico de un inmigrante de Siria, uno de los siete países mayoritariamente musulmanes a los que apunta la administración. Los directores ejecutivos de Microsoft y Google nacieron en la India. Entre las empresas startups, el 51 por ciento de ellas valoradas en más de mil millones de dólares, tenían un inmigrante como co-fundador, según un documento de la Fundación Nacional para la Política Americana.
“Esto es esencialmente un ataque directo a lo que consideramos increíblemente importante para nuestra cultura y cómo construimos nuestras empresas”, dijo Aaron Levie, CEO de Box Inc.
Aparte de los ejecutivos, muchos de los empleados basados en Silicon Valley son personas de diferentes países. Pasee por cualquiera de las cafeterías de Google durante la hora del almuerzo o pasee por la University Avenue de Palo Alto en una noche cálida y verá una mezcla de ingenieros de software blancos y asiáticos.
Eso también es un reflejo de la escasez de talento de ingeniería de origen local necesario para escribir códigos de software avanzado y construir máquinas complejas. Muchas de las tareas básicas en las compañías del Silicon Valley son manejadas por inmigrantes. Reconociendo esto, el grupo industrial FWD.us ha estado presionando para la reforma migratoria. Fundada en 2013, la organización cuenta con el respaldo de algunos de los grandes nombres de la tecnología, entre ellos Bill Gates y Mark Zuckerberg.
Silicon Valley se ha enfrentado a las críticas por ofrecer trabajos de ingeniería con altos salarios a los extranjeros. A través de FWD.us y por su cuenta, las empresas de tecnología han presionado para ampliar el programa de visas H-1B, lo que les permite contratar empleados extranjeros altamente calificados. IBM, Amazon.com, Microsoft, Alphabet, Intel y Apple han estado entre los que recibieron mayor número de aprobaciones de peticiones de visas.
Ahora parece que Trump también tiene el programa de visas H1-B en su mira. Su administración está preparando una nueva orden ejecutiva que revisará el programa, pidiendo a las compañías que prioricen la contratación de trabajadores estadounidenses, según un borrador del documento obtenido por Bloomberg.
Muchos ejecutivos de tecnología y gerentes de capital de riesgo se opusieron a la candidatura de Trump. Fue difícil encontrar partidarios de la estrella de televisión y magnate del sector inmobiliario en Silicon Valley antes de las elecciones presidenciales de noviembre, aunque el inversor Peter Thiel fue una excepción visible. Según los datos electorales, el 86 por ciento del condado de San Francisco votó por Hillary Clinton.
Sin embargo, había señales iniciales de que Silicon Valley estaba dispuesto a adoptar un enfoque de ‘esperar y ver’ a Trump y su presidencia. El presidente ejecutivo de International Business Machines Corp., Ginni Rometty, se comprometió públicamente a contratar a unos 25.000 trabajadores estadounidenses y a gastar mil millones de dólares en capacitación durante los próximos cuatro años. Eso ocurrió justo antes de la reunión del 14 de diciembre entre Trump y líderes tecnológicos. Ahora, eso está dando paso a una abierta hostilidad.
“Creemos que la orden ejecutiva es equivocada y un paso hacia atrás”, dijo Microsoft en un comunicado el domingo. “Existen maneras más efectivas de proteger la seguridad pública sin crear tanto daño colateral a la reputación y los valores del país”.
Más de 1.000 manifestantes se reunieron el sábado en el aeropuerto internacional de San Francisco. A ellos se unieron el co-fundador de Google Sergey Brin, él mismo un inmigrante de Rusia, y Sam Altman, presidente de la incipiente startup Y Combinator.
“El mundo ahora espera oír de nosotros”, dijo Mamoon Hamid, un capitalista de capital musulmán. “Cuando tienes la plataforma y los seguidores, entonces tienes la responsabilidad de dejar que el mundo sepa lo que piensas que son actos atroces de nuestro gobierno”.
La orden de Trump impide que personas de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen entren en los Estados Unidos durante los próximos tres meses. No ha faltado confusión durante el fin de semana, dado que algunos jueces han bloqueado temporalmente partes de la orden y la administración está dando mensajes contradictorios sobre su implementación.
La empresa de taxis Uber Technolgies Inc. fue atrapado en algo del caos, pues el presidente Travis Kalanick posteó comentarios en Facebook y tuits que parecían crecer en intensidad. Pasó de una carta tibia a los empleados en la que reconoció que “cada gobierno tiene sus propios controles de inmigración” a tuitear que “la prohibición de viajar es contra todo lo que @Uber representa”. El competidor Lyft Inc. prometió donar un millón de dólares durante cuatro años a la Unión Americana de Libertades Civiles.
Elon Musk, nacido en Sudáfrica, tuiteó: “La prohibición general de entrada a ciudadanos de ciertos países principalmente musulmanes no es la mejor manera de abordar los desafíos del país”.
El presidente de Netflix, Reed Hastings, escribió en Facebook: “Las acciones de Trump están perjudicando a los empleados de Netflix en todo el mundo, y son tan poco estadounidenses que nos duele a todos”.
“América se basa en el duro trabajo de los inmigrantes”, dijo Hemant Taneja, un gerente de capital de riesgo que emigró de la India y un inversionista en Snap Inc. y Stripe. “Tenía 15 años cuando vine aquí y hay centenares de tales historias que siguen saliendo hoy. He observado los eventos de este fin de semana y digo, ‘¿en qué se ha convertido este país?’”.
–Con asistencia de Dina Bass.
(Traducción El Tiempo Latino / El Planeta Media).