Mientras el presidente Donald Trump ha intentado mantener fuera de Estados Unidos a las personas de la lista de los siete países que tienen prohibición de entrada, otros han estado trabajando para motivar a las personas que vayan a los restaurantes que sirven la comida típica de estos países afectados.

La orden ejecutiva de Trump es prohibir la entrada a refugiados y otros pasajeros de Iraq, Irán, Siria, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Algunas personas de la industria han respondido de la manera que está a su alcance. ¿Qué otra mejor manera de promover el entendimiento de una cultura extranjera ─y por ende combatir la xenofobia─ que sugerir que los comensales prueben su comida?

Varios escritores alrededor del país han publicado artículos acerca de dónde probar comida de los países afectados. L.A. Weekly dijo a sus lectores dónde conseguir tajín libanés o malawach de Yemen. Un bloggero gastronómico de la ciudad de Boston recomendó a sus lectores el dijaj ahmer de un food truck iraquí, un plato típico que consiste de pollo cocinado en salsa de tomate. El Seattle Refined le dió el dato a sus lectores de una empresa de catering, Project Feast, que emplea cocinero refugiados e inmigrantes y sirve comida de Iraq, Siria y del este de África.

Lissa Rosenthal-Yoffe, la directora de una fundación cultural para el área de Washington, creó un grupo de Facebook donde se comparten recomendaciones de restaurantes a nivel nacional de dueños o comida de los países afectados por la prohibición. El Washington Post también compiló una lista de restaurantes de comida de estos países.

Uno de los esfuerzos que más se ha destacado es el de un grupo llamado Breaking Bread NYC, quienes lanzaron un mapa y tour que se enfoca en gastronomía de los países de la lista y las donaciones que se reciben son dirigidas a grupos como el Council on American-Islamic Relations (Consejo de Relaciones Americano-Islámica). El grupo había planeado en un inicio llamarse “Eat the Ban” (Cómete la Prohibición).

“Nos dimos cuenta que el miedo proviene de la falta de entendimiento y la mejor manera de comprendernos entre todos es comer juntos. Cuando comes una comida de la cultura de otra persona entiendes un poco más acerca de sus abuelos y de dónde viene”, dijo su co-fundador, Scott Wiener, al New York Daily News.

Cocineros y caterings han respondido de manera generosa. Food 52 y Grub Street publicaron una lista de libros de cocina de los siete países, incluyendo “The Aleppo Cookbook,” “Sirocco” y “The Africa Cookbook.”

En Detroit, un chef iraní utilizó su proyecto Peace Meal Kitchen, un restaurante pop-up que daba a conocer comida de su cultura, para recaudar fondos para el American Civil Liberties Union (Unión de Libertades Cívicas Americanas).

“La comida siempre se ha utilizado como una herramienta histórica para crear puentes entre culturas”, dijo su fundadora Mana Heshmati a NPR. “Puede eliminar un poco el estigma de algunos políticos. Ayuda a las personas a alcanzar un nivel de entendimiento acerca de una cultura diferente. La comida hace que nos unamos”

Conflict Kitchen, un restaurante y proyecto de arte en Pittsburgh que sirve comida de países en conflicto con los Estados Unidos, va a introducir en marzo un programa para enviar chefs inmigrantes como invitados a distintos restaurantes aliados, enfocándose en la comida Siria.

Por su parte, el Syrian Supper Club, una iniciativa que busca unir a refugiados y americanos a través de la gastronomía, ha capturado la atención de NPR y CNN. “Las personas ven al Syrian Supper Club como una forma de resistencia” , dijo su co-fundadora, Kate Mc Caffrey, al Quartz.

Por supuesto que por más amena que sea esta forma de resistencia, conocer y comer la comida de los países con prohibición de entrada no podrá influenciar a los legisladores o cambiar las políticas, pero puede hacer una diferencia en los restaurantes de inmigrantes que pueden verse afectados por los prejuicios. Mientras algunos de esos dueños de restaurantes pueden estar a salvo en este país, muchos están preocupados por sus familiares, lo que puede afectar su trabajo.

“Para poder manejar un negocio debes estar en una condición estable” dijo Arwa Aljarmozi a The Post. Como dueña de House of Mandi, un restaurante Yemení en Arlington, Virginia, es un lujo que no tiene: a pesar de que es ciudadana está preocupada que sus hijos no vean más nunca a sus abuelos que viven en Yemen. The Post escribió acerca de Aljarmozi y otros dueños de restaurantes que están preocupados por las severas medidas de inmigración que se anunciaron la semana pasada. Y a pesar de que Kiwiana en Brooklyn no está está sirviendo comida de ninguno de los 7 países – su comida es de Nueva Zelanda – ha introducido una buena manera de recordar a las personas la conexión entre la inmigración y la cocina. El chef Mark Simmons añadió recientemente una nota al final de su menú que dice “Los Inmigrantes hacen a América grande (también cocinaron y te sirvieron tu comida el día de hoy)”.

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