La escena en la Oficina Oval era excepcional: El Ministro de Exterior de México ─el país que Donald Trump había convertido en una piñata durante su campaña presidencial─ junto con el ahora presidente Trump y su yerno, Jared Kushner. Se encontraban debatiendo lo que iba a decir Trump en un discurso que daría ese mismo día ordenando la construcción de un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. El diplomático mexicano Luis Videgaray y Kushner, como asesor de la Casa Blanca, concluyeron que las declaraciones como estaban planteadas podrían afectar la frágil relación de los dos países, por lo que recomendaron a Trump suavizar su lenguaje acerca de México.

Los tres llegaron a un compromiso. Trump entendió que los mexicanos lo juzgarían por sus palabras y accedió a decir que el fortalecimiento de México como país también formaba parte del interés de los Estados Unidos. Esa tarde del 25 de enero, los oficiales en Ciudad de México recibieron las palabras de Trump como las declaraciones más alentadoras que habría hecho hasta la fecha acerca de México -y celebraron a Kushner como una influencia moderadora.

Sin embargo, las relaciones se quebraron nuevamente solo unas horas después, luego de una guerra verbal entre Trump y el Presidente Enrique Peña Nieto – acentuada por una misiva de Trump a través de Twitter la mañana siguiente, mientras Videgaray se encontraba en la Casa Blanca.

Trump había prometido una política extranjera impredecible y la estaba ejecutando de la misma manera. La desastrosa discusión con quien tradicionalmente había sido un aliado- que fue detallado en entrevistas con varios oficiales mexicanos y estadounidenses – resumía las nuevas política de relaciones exteriores, las cuales mezclan la belicosidad pública del presidente con la diplomacia tras bastidores de Kushner.

Kushner, de 36 años de edad, no tiene experiencia en política extranjera tradicional pero aún así se ha convertido en el principal punto de contacto de presidentes, ministros y embajadores de más de 12 países, ayudando a preparar el terreno para nuevos acuerdos. Su influencia se extiende a América, Europa, Medio Oriente y Asia del Pacífico.

Los canales de comunicación alterna de Kushner con México – los cuales no se habían dado a conocer del todo – demostraron que es una sombra del secretario de estado, operando afuera de los límites del Departamento de Estado o el Consejo de Seguridad Nacional.

Vinegary había ido a la Casa Blanca el 25 de enero para sostener reuniones privadas por un día entero, pero fue Kushner quien le informó que Trump daría un discurso esa tarde en el Departamento de Seguridad Nacional en el que anunciaría una orden ejecutiva para la construcción del muro.

Y fue Kushner quien llevó a Videgaray al la Oficina Oval para una audiencia repentina con el presidente en la que juntos decidieron acerca de un discurso más moderado acerca de México.El presidente accedió.

“Entendemos que una economía fuerte y sana en México es beneficioso también para Estados Unidos”, dijo Trump en su discurso. “Sinceramente creo que podemos mejorar la relación entre las dos naciones a un grado nunca antes visto en mucho, mucho tiempo”

Pero la victoria de Videgaray y Kushner duró poco. Los presiones políticas anti-Trump obligaron a Peña Nieto a declarar en televisión que México nunca pagaría por la construcción del muro. Trump, molesto, tuiteó a las 8:55 de la mañana siguiente que se cancelaría la Cumbre de los próximos días si México se negaba a pagar el muro. Peña Nieta canceló la visita y en una llamada telefónica breve le dio la instrucción a Videgaray de abandonar la Casa Blanca y volver al país.

La misión fue abortada y Kushner se llenó de frustración.

Alguno de los líderes que han lidiado con Kushner dijeron que al principio estaban escépticos pero luego se dieron cuenta de que era bueno oyendo a los demás e intermediando, intuye rápidamente cuál es el centro de los problemas y facilita reuniones.

Una de sus ambiciones más grandes es ayudar a la paz en el Medio Oriente – tarea que le ha asignado públicamente el presidente- y Kushner, un judío ortodoxo, silenciosamente ha tomado un rol activo en la selección de los embajadores de la región.

“Todo el mundo está tratando de conocer a Jared Kushner”, dijo el embajador de un aliado de EEUU, quien habló en condición de anonimato. Incluso, muchos embajadores no han querido hablar abiertamente bien de Kushner por miedo a poner en riesgo a quien se ha convertido en su contacto más importante en Washington.

El rol de Kushner como técnico de políticas extranjeras es aparentemente improbable. Se convirtió en el hijo mayor de una familia demócrata con negocios en bienes raíces, y de joven dividía su atención entre el negocio familiar y el periódico de sociales de Nueva York que compró en 2006.

En el círculo cercano de Trump, Kushner se ha ganado aplausos por suavizar las “plumas alebrestadas” por las movidas erráticas de su suegro. Algunos de sus asistentes se lamentan los sábados cuando Kushner cumple con Shabbat y no utiliza dispositivos electrónicos, por lo que recae en ellos el trabajo.

Aún así, el presidente corre el riesgo de socavar los esfuerzos de Kushner con sus comportamientos irregulares, su corta capacidad de concentración y la tendencia a atacar cada vez que percibe cualquier desprecio, como en el caso de México.

“Nuestra relación con México continúa fortaleciéndose”, dijo el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer. “Estamos complacidos de buscar puntos de interés común en cuanto a economía y seguridad, y seguimos teniendo una muy sana relación bilateral”

La relación entre Kushner y Videgaray, quienes se conocían a través de amigos en el mundo financiero, ha probado ser fundamental en las conversaciones con México. Han desarrollado una relación estrecha y han ayudado a unir a Trump y a Peña Nieto, quienes tienen posiciones públicas y retóricas encontradas.

Kushner ha estado revisando libros y artículos de la relación histórica entre Estados Unidos y México, y oficiales mexicanos dicen que Kushner ofrece a Trump una perspectiva distinta a la que el presidente tiene, basada en su oposición a la inmigración ilegal y tratados de comercio que considera injustos para los trabajadores estadounidenses.

“Videgaray tiene a su favor la relación cercana con Jared, y eso abre un canal de comunicación directo con Trump”, dijo Rafael Fernández de Castro, profesor de la Universidad ITAM en Ciudad de México. Pero añadió, “el yerno no va a salvarnos”.

Pareciera que la influencia de Kushner tiene límites. Los líderes de los dos países están en un atolladero, no solo acerca del muro si no también acerca del comercio. Mientras México trata de preservar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta por sus siglas en inglés), Trump hace campaña en contra. Las presiones políticas domésticas complican aún más la relación.

“El presidente de Estados Unidos está hablando acerca de sus problemas , y nuestro presidente está hablando a la mayoría de la sociedad mexicana, quienes han rechazado la manera en el que nuevo presidente de EEUU ha hablado de México”, dijo Arturo Sarukhan, el antiguo embajador mexicano para EEUU.

Bill Richardson, ex-gobernador de Nuevo Mexico y embajador de EEUU en las Naciones Unidas, dijo que la relación entre los dos países está en el punto más bajo en generaciones.

“Las amenazas del pago del muro, las amenazas de renegociar NAFTA y las amenazas de las tarifas de importación, han avivado un sentimiento de nacionalismo en los mexicanos que le va a dar al presidente Peña Nieto muy poco margen de actuación” dijo Richardson, quien es demócrata.

Videgaray se encuentra enfrentando estos retos en nombre de Peña Nieto. Videgaray fue Ministro de Finanzas de México hasta el año pasado cuando Peña Nieto le encargó el acercamiento a la campaña de Trump, en la que cultivó su relación con Kushner.

Videgaray y Kushner coordinaron el viaje de Trump para reunirse con Peña Nieto en Ciudad de México el agosto pasado – una visita que fue tan controversial que Videgaray se vio forzado a renunciar. Pero Videgaray se mantuvo cercano a Kushner y luego de que Trump ganó Videgaray volvió a estar en buenos términos con Peña Nieto, quien lo nombró Ministro del Exterior.

“Tiene acceso a personas cercanas a Trump”, dijo Raúl Benitez Manaut, analista político y profesor de Universidad Nacional Autónoma de México. “El trabajo de Videgaray es hacer control de daños”.

Videgaray visitó Washington solo cinco días después de la toma de posesión de Trump, sosteniendo alrededor de ocho horas de reuniones en la Casa Blanca el 25 de enero con Kushner y Trump, así como con el Jefe de Gabinete, Reince Priebus, Jefe de Estrategia, Stephen Bannon, el director del Concejo Nacional de Economía, Gary Cohn, y la cabeza del Concejo Nacional de Comercio, Peter Navarro. Se ha vuelto tan conocido en la Casa Blanca que los asistentes lo llaman por su nombre, Luis.

El tuit que terminó con la relación cortés fue quizá tan predecible como estridente, y las repercusiones se dieron rápidamente. Kushner estaba molesto y Videgaray recortó su viaje, cancelando una reunión con John Kelly, Secretario de Seguridad Nacional.

Pero Kushner y Videgaray continuaron sus conversaciones. Los dos ayudaron a coordinar la llamada de seguimiento entre los dos presidentes, la cual distintos oficiales describieron como difícil pero cordial y constructiva, incluyendo una conversación para combatir los carteles de droga.

“Creo que es un hombre muy bueno”, dijo Trump de Peña Nieto en una entrevista reciente en Fox News. “Tenemos una muy buena relación”.

Kushner ayudó a facilitar otro viaje de Videgaray a Washington, en donde sostuvieron una reunión privada con Kelly y el Secretario de Estado Rex Tillerson.

Como una señal más de la creciente importancia de Kushner, Tillerson

lo invitó a su reunión con Videgaray, en la que la primera media hora de la reunión fueron solo ellos tres antes de que se incorporaran otros asistentes.

La comunidad diplomática está tomando nota viendo a México como un conejillo de Indias. Altos oficiales de otros países ya han contactado a sus homólogos mexicanos, esperando poder conocer acerca del nuevo presidente, la cambiante dinámica geopolítica en Washington y el silencioso hombre detrás de todo – Kushner.

(Partlow reportó desde Ciudad de México).

(Traducción El Tiempo Laitino / El Planeta Media).

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