Muchos inmigrantes viven con el temor a la deportación desde la llegada del nuevo Presidente de Estados Unidos, el empresario republicano Donald Trump.
El guatemalteco Marcos Latín, quien vive en el área de Washington D.C. desde hace 12 años, es indocumentado y trabaja para un restaurante, asegura que por primera vez en su vida se mantiene en zozobra, luego que la administración Trump diera a conocer las estrictas medidas consideradas por muchos como antiinmigrantes.
A pesar de las amenazas de su jefe de ser despedido si faltaba a su trabajo, Latín junto a su esposa y nieto participaron en la marcha #UnDíaSinInmigrantes el 16 de febrero.
“En mi trabajo me dijeron que si no me presentaba sería despedido, pero aquí estoy presente para que se nos haga escuchar”, indicó el día de la marcha.
En los días posteriores a la manifestación, el Tiempo Latino constató que Latín de 35 años, continúa laborando como chef en el mismo lugar. ¨Mi jefe no me dijo nada al otro día que me presenté al restaurante. Él tiene la experiencia de contratar americanos y morenos que no le han rendido como nosotros los hispanos”, declaró.
Aún cuando no puede aspirar a un sueldo mayor que el mínimo por no contar con documentos, el trabajador inmigrante está totalmente agradecido por las oportunidades que ha tenido en este país, el cual le ha permitido un respiro a su economía y un mejor futuro.
Por ello, pide a Trump que lo deje “trabajar y vivir tranquilo” en donde llegó con la única intención de contribuir con el crecimiento económico del país y de su familia con sus manos trabajadoras.
Yasmín Romero, de origen salvadoreño y esposa de Marcos, también apoyó la marcha porque ella dice que así como su esposo han llegado muchos inmigrantes al país en busca de mejores oportunidades laborales.
“No puedo estar a favor de alguien que daña a la gente -Trump-. Nosotros somos el brazo laboral, somos parte de las millones de personas que mantenemos la economía de este país”, sostuvo Romero.
Latín dejó su bella Guatemala debido a la inestabilidad económica que enfrenta el país. Recuerda que lo que ganaba sólo le alcanzaba para los alimentos del mes y que la única solución para brindar un mejor futuro a su familia fue migrar a Estados Unidos. “Por mis hijos luché para poder estar acá”, señaló.
En caso de ser deportado, las posibilidades de conseguir empleo en el país centroamericano son casi nulas. “Lo que me preocupa son las redadas, el temor más grande es ser deportado. Si supiera que en Guatemala hay oportunidades de trabajo no me importaría, pero eso es lo que más me preocupa regresar y pasar meses sin trabajo”, indicó Latín.