Los célebres Warren Beatty y Faye Dunaway fueron los protagonistas del falso final vivido la noche del Oscar en el Dolby Theatre cuando, con cierta dificultad anunciaron, entre los dos, que la ganadora era La la land, filme favorito de la noche con 14 nominaciones al premio, de las cuales se llevó seis (casi la mitad), incluyendo dos de las categorías principales: Mejor Actriz (Emma Stone) y Mejor Director (Damian Chazelle).

Ya es usual ver a algún ganador decir frases estereotipadas de falsa humildad estilo: “Este premio lo merecen mis compañeros de nominación, no yo”. Pero Jordan Horowitz –uno de los productores de La la land- no bromeaba ni intentaba ser cortés cuando dijo notoriamente alterado: “Moonlight este premio es de ustedes, y no estoy bromeando”.

Las caras de asombro del elenco de La la land y los de Moonlight eran dignas de película de terror, en medio del incómodo momento que hizo triunfadora a una película de modesto presupuesto frente a una súper producción que se perfilaba como la ganadora. “Steve Harvey debe estar detrás de todo esto”, bromeó un estupendo Jimmy Kimmel (anfitrión de la noche) comparando el incidente con el error cometido por Harvey en el Miss Universo 2016.

Aclarado el error y sin aún poder cuantificar la cantidad de “memes”, malas matrices de opinión, risas y lágrimas que pueda tener como consecuencia el incidente, considero que La la land debió ganar. Esto sin ser un acérrimo fanático del musical dirigido por Damian Chazelle, de esos que formaron una suerte de cadena de oración religiosa para que el filme se llevase todos los premios. Si hiciese el ejercicio de comentar las categorías principales este sería el resumen.


Sobre Mejor Película

La la land debió ganar. Es un filme que homenajea inteligentemente al Hollywood dorado desde el presente. Eso hace que salude a todas las audiencias: desde los jóvenes seguidores de sus protagonistas en boga (Emma Stone y Ryan Gosling) hasta aquellos que sienten nostalgia por los filmes protagonizados por Fred Astaire y Rita Hayworth, entre otras luminarias. Si bien es un musical, no contiene diálogos cantados sino parlamentos y canciones (por separado), lo cual hace que la nota “edulcorada” propia de algunas producciones de este tipo sea sustituida por un lenguaje moderno. La premisa de La la land es la premisa de Hollywood y, más concretamente, del llamado Sueño Americano: “Nunca abandones tus sueños, constrúyelos”. En una industria que tiene tiempo en crisis de guiones justamente por falta de nuevas ideas el mensaje es oportuno y merecía ser premiado. Todo esto sin mencionar los aspectos técnicos que, quien vio la película, sabe que estaban igualmente más merecidos. A su contendora (y triunfadora) Moonlight no le faltan méritos: retrata el bullying y el maltrato familiar de su protagonista con una mezcla de crudeza y poesía difícil de concebir. El punto es que no le habla a todas las audiencias, su ritmo decae a ratos, al margen de unas actuaciones impecables (especialmente del elenco juvenil e infantil). Moonlight se suma a la lista de películas “modestas” que le ganan al “monstruo” de la noche, léase Spotlight frente a The Revenant (Oscar 2016), o The Hurt Locker frente a Avatar (Oscar 2010). Premios justos en algunos casos, un poco forzados en otros.

Sobre la Mejor Actriz

Emma Stone era la gran favorita de la noche. No fue sorpresivo que ganara. Su trabajo hasta la fecha siempre ha sido convincente. Vea Birdman y se dará cuenta de que esta nativa de Arizona, habla con el corazón en cada papel. Y esta no fue la excepción. Tanto así que –a mi juicio- en La la land destaca muy por encima de su compañero, un a veces demasiado posado Ryan Gosling. Pero, sin restarle el logro a Stone, este premio era de la francesa Isabelle Huppert, toda una institución de la actuación en Francia, donde ha construido una carrera sólida antes y después de La Pianista, filme de Michael Haneke, que le diera cierta fama internacional.

Muchos teníamos los dedos cruzados para que a Huppert se le diera el premio a la Actriz Principal por Elle, donde demuestra el lugar que tiene en el cine, en esta ocasión como una mujer que se encarga de averiguar por sí misma y de manera premeditada quién abusa de ella sexualmente. Si Hollywood quiso premiar a Moonlight sin ser una película masiva lo coherente era que le diese también el premio a esta “desconocida” que sobrepasa el trabajo de Stone con creces.

Sobre Mejor Actor y Director

Damian Chazelle, director de La la land, venía arrasando (al igual que su musa Emma Stone) en la ruta de premios que antecede al Oscar y era lo más justo. Que a sus 32 años Chazelle haya concebido un filme que rescate a Hollywood de un atolladero creativo y que a la vez haga ganar a la industria más de 130 millones de dólares en taquilla (sólo en Estados Unidos) es un mérito indiscutible. Mérito demostrado antes en Whiplash, el filme que le dio el Oscar el año pasado a J.K Simons como el despiadado profesor de música. No tenía competencia. En cuanto al Mejor Actor Principal, basta ver el tráiler de Manchester by The Sea para saber que Casey Affleck merecía el reconocimiento. Su rol conmueve como el del hombre que es consumido por la culpa debido a un terrible error involuntario que comete. Bastante más grave que el cometido por Faye Dunaway y Warren Beatty la noche de anoche.


Pablo Blanco es un comentarista venezolano de cine que publica sus reseñas en los sitios web del diario El Universal y la revista Estampas. Usted puede encontrar sus análisis de películas haciendo clic en su blog Pura Pantalla

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