Hongling Zhou vino a Maryland para hacer un doctorado en la Universidad de Johns Hopkins y luego esperó 14 años para hacerse ciudadana de los Estados Unidos.
“No fue fácil, pero lo hicimos con dignidad”, dijo al comité del Senado Estatal de Maryland el mes pasado. Zhou, una madre de dos niños de la Escuela del Condado de Howard y técnica en estadística para una agencia federal, dijo que esa es la manera en la que los inmigrantes deberían venir a América. “Todo el mundo debería seguir la ley terrenal”, dijo Zhou. “Nadie debería de estar por encima de la ley”.
Mientras legisladores de Maryland consideran propuestas para proteger a inmigrantes indocumentados limitando la cooperación con autoridades federales, algunas de las voces más persistentes y apasionadas que se oponen han sido chinos-americanos.
Organizados bajo grupos como la Red de Chinos-Americanos de Maryland y la Coalición GOP de Asiáticos-Americanos, docenas han testificado en contra la Ley de Fideicomisos de Maryland, para prohibir el uso de fondos locales y estatales para apoyar la orden federal para inmigrantes. También para prohibir a los policías a hacer preguntas de status de inmigración en paradas de tránsito y otras actividades.
De los 32 representantes que se opusieron al proyecto de ley del mes pasado en la audiencia del Comité Judicial de la Casa de Representantes del Estado, 27 fueron chinos-americanos. Mas o menos el mismo número que resultó en una sesión del Ayuntamiento de Rockville el 6 de marzo, hablando en contra del proyecto de ley que codificaría políticas existentes que prohiben a la policía a ejercer fuerza en la ley federal de inmigración. Los mismo grupos organizaron la lucha de una medida similar del Ayuntamiento de Howard en febrero, que casi pasa antes de que fuera vetada por el Director del Condado, Allan Kittleman, del partido Republicano.
Es una inusual explosión de activismo por parte de una comunidad conformada principalmente por inmigrantes de primera generación, concentrados en los condados de Montgomery y Howard, quienes han evitado en gran parte involucrarse con temas locales. Y es el activismo que los coloca en problemas con los grupos activistas más tradicionales de asiáticos-americanos.
Los líderes del movimiento dicen que la agenda agresiva de inmigración del Presidente Trump ha resonado con al menos un segmento de los casi 60 mil chino-americanos en los suburbios de Maryland. Muestran a inmigrantes indocumentados como la fuente del aumento de crímenes -lo cual no ha sido validado por data local o nacional- y la carga financiera en escuelas. La posibilidad de mayor protección para ilegales parece ofender profundamente a este grupo inmigrantes.
Hong Chen dijo a los miembros del Ayuntamiento de Rockville que viajó a Canadá para no permanecer ilegal en el país cuando su visa se venció en 1996. Pudo regresar al país cuando su esposa recibió la visa H1B, diseñada para trabajadores extranjeros con habilidades especiales.
“El gobierno local no debería elegir cuales leyes aplicar”, dijo Chen, de 55 años de edad que vive en Potomac, Maryland, y gerencia una oficina dental.
La posición abierta de los partidarios los ha colocado en posiciones enfrentadas con los grupos de derechos civiles de asiáticos-americanos y sus líderes electos, los cuales han apoyado generalmente comunidades “de asilados” y un camino a la ciudadanía para inmigrantes indocumentados.
Ellos dicen que los grupos de asiáticos-americanos en Maryland han estado ciegos a las problemáticas de otros debido a su cómoda existencia en dos de los condados más ricos del país, apoyados por educación avanzada y éxitos en negocios.
“Ahora mismo, sentados en sus lujosos hogares, es fácil enmarcar todo esto en el contexto de ‘nosotros’ (la comunidad asiática-americana), y ‘ellos’ (predominantemente la comunidad latina, y otros)”, escribió el Delegado de Estado, Clarence Lam, uno de los 78 promotores de la Ley, en una carta abierta a los electores el mes pasado. “Esto es fácil de hacer porque la mayoría de las personas indocumentadas que están localizadas en Maryland son latinos”.
Lam, un médico e hijo de inmigrantes chinos, dijo que la data nacional debería ser una alarma: asiáticos-americanos son el grupo de mayor crecimiento de población indocumentada, con uno total de 1.5 millones de los 11 millones que se estiman que han entrado ilegalmente al país.
“Mientras ‘ellos’ no son ‘nosotros’ en estos momentos, podrían serlo pronto”, escribió Lam. “El incremento de animosidad y rabia que estamos viendo… podría continuar en contra de nosotros”.
La Senadora Demócrata por Montgomery, Susan Lee, inmigrante de segunda generación china y co-patrocinante de la Ley, confrontó a los activistas en Annapolis el 21 de febrero, poco después de una audiencia acerca del proyecto de ley, el cual está siendo actualmente discutido ante uno grupo de legisladores para posibles enmiendas.
“¿Ustedes son inmigrantes chinos? ¿Están en contra de este proyecto de ley? ¿Dónde está su corazón?”, dijo Lee, según Zhou y Cheng Tu, Director de Activismo para la Red Chinos Americanos de Maryland, quienes asistieron a la audiencia.
La discusión se volvió tan agitada que se le pidió a la delegación de chinos-americanos que se retiraran de la sala, dijeron Zhou y Tu. Mas tarde se les permitió testificar.
“Estoy totalmente de acuerdo que ella tenga su posición al respecto”, dijo Tu, quien vino a Maryland desde Hangzhou en 1995 para estudiar ingeniería. “No estoy de acuerdo con que trate de desalentar a las personas en la comunidad que tienen opiniones diferentes”.
Lee dijo que no había ninguna intención de desacreditar sus testimonios, y que solo expresó sorpresa por su presencia. “Creo que quedamos amigos”, dijo. “Estaba contenta y orgullosa de que vinieran”.
Janelle Wong, directora del Programa de Estudios Asiático-Americano de la Universidad de Maryland, dijo que el grupo Montgomery-Howard es una “pequeña y abierta oposición a los derechos de los inmigrantes” que no representa a la totalidad de la comunidad.
“Parte del problema es que los asiáticos-americanos no se movilizan alrededor de muchos temas impuestos por partidos políticos o candidatos. Y por eso son bastante visibles cuando se involucran”, dijo Wong, quien condujo una encuesta con dos politólogos de UCLA después de las elecciones del 2016, que mostraron que un 16 por ciento de asiaticos-américanos creen que los inmigrantes indocumentados deben ser deportados inmediantamente.
Las experiencias de vida deben ser las que motiven el debate, según dicen los expertos. Muchos de los activistas vinieron a los Estados Unidos hace 20 o 30 años y están menos familiarizados con la larga historia de las leyes que virtualmente prohibieron la inmigración china – y la naturalización de los que están aquí – desde los 1880 hasta los 1940.
“Ellos tienen problemas entendiendo algunas de las experiencias de inmigrantes indocumentados bajo un contexto más amplio de derechos humanos”, dijo Kham Moua, Gerente Principal de Políticas y Comunicaciones para los Activistas Asiáticos Americanos.
Los activistas chino-americanos dijeron que primero se movalizaron por temas relacionados a las escuelas. A principios de 2016, los padres reunieron firmas para nombrar una nueva escuela media de Clarksburg-Damascus con el nombre Alan Cheung, el primer director asiático-americano de la Junta Directiva de Educación de Montgomery. La Junta Directiva al final decidió nombrar la escuela con el nombre Hellie Wells, filántropo de Clarksburg.
El verano pasado, los padres del grupo chino de Montgomery, recomendaron que un reporte del sistema escolar tuviera mayor diversidad en programas de talentos., en los que estudiantes asiáticos-americanos están sobre representados en comparación con su porcentaje de inscripciones del distrito (14 por ciento). El sistema escolar no actuó según sus recomendaciones.
Tu dijo que su grupo busca permanecer en la arena local, y está considerando formar un comité de acción política para el ciclo electoral de 2018.
“Quiero convertirme en Americano del todo”, dijo.