La jurisdicción más grande de Virginia se declaró el martes un lugar de bienvenida y recepción para los inmigrantes, pero se alejó de la palabra “santuario”, un término que podría provocar una reacción adversa del gobierno de Trump.
A pesar del exhorto de los defensores de los inmigrantes, la Junta de Supervisores del condado de Fairfax también declinó declararse opuesta a un registro musulmán, una idea que el presidente Donald Trump sugirió en la campaña electoral.
“Francamente, no sabemos qué va a pasar en el futuro con las políticas federales o los programas federales”, dijo la Supervisora Linda Smyth. “Van a estar cambiando, y tal vez tengamos que responder a algo específico, pero por el momento no lo tenemos, lo que estamos buscando son pautas sobre cómo reaccionamos”.
El Presidente Trump y el Procurador General Jeff Sessions han dicho que retendrán fondos federales de “jurisdicciones santuario”, un término vagamente definido que, entre otras cosas, se refiere a localidades que limitan la cooperación entre las autoridades de inmigración y la policía local.
Las amenazas han dejado a muchas jurisdicciones tratando de encontrar un equilibrio que tranquilice a los inmigrantes temerosos de los intensificados esfuerzos de deportación y que al mismo tiempo evite las sanciones de una Casa Blanca que ha dicho que acabar con la inmigración ilegal es crítico para mantener la seguridad pública.
En Maryland, la legislatura está luchando contra un proyecto de ley que los críticos dicen que haría del estado una jurisdicción santuario y los partidarios dicen que simplemente va a codificar la política existente en una ley. En otros lugares del país, los alcaldes y otros funcionarios electos alternan entre declarar sus jurisdicciones refugios seguros para aquellos aquí ilegalmente y anunciar su disposición a cooperar con agentes federales.
Las directrices adoptadas en Fairfax el martes reafirman en su mayoría las políticas existentes sobre la aplicación de la ley de inmigración, subrayadas por un mensaje de tolerancia para los 1,1 millones de habitantes del condado.
“Somos una comunidad segura, diversa y solidaria”, dijo Sharon Bulova, la presidenta del consejo. “Si esa armonía está amenazada, creo que es nuestro deber hablar y articular claramente nuestros valores”.
A la policía del condado se le prohíbe detener a cualquier persona basándose únicamente en el estatus migratoria, pero cooperan con la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en casos de crímenes graves.
Las escuelas tienen el mandato federal de aceptar a todos los estudiantes, independientemente de su estatus migratorio. Y, el departamento del sheriff detiene a los reclusos buscados por el ICE por hasta 48 horas después de haber cumplido sus sentencias.
Aunque las nuevas directrices no cambian esas políticas, algunos supervisores dijeron que pueden ofrecer tranquilidad a los residentes que han sido traumatizados por los recientes informes de redadas y arrestos de ICE.
“Los niños están teniendo problemas gastrointestinales, dejando sus casas en medio de la noche, rascándose a sí mismos, cortándose, debido a la alta ansiedad o depresión”, dijo el supervisor Jeff McKay. “Esos son niños que estoy orgulloso de representar, y estoy muy orgulloso de contarles lo que hace el condado de Fairfax y cómo manejamos los asuntos migratorios”.
La supervisora Pat Herrity descartó que las directrices sean una corrección política ineficaz y dijo que el condado debe centrarse en el aumento de la violencia de pandillas que, según la policía, está parcialmente ligada a una afluencia de menores no acompañados que llegaron ilegalmente desde Centroamérica.
“Personalmente, veo esto como una declaración hecha por razones políticas”, dijo Herrity antes de votar para adoptar las directrices. “No me opondré a esto, pero realmente creo que necesitamos enfocarnos en encontrar soluciones a estos problemas”.
Los activistas por los derechos de los inmigrantes inmigración presionaron al condado a adoptar una política de ciudad santuario y a declarar a los residentes que Fairfax nunca ayudaría al gobierno de Trump en la creación de un registro de inmigrantes musulmanes.
“No deberían estar simplemente enviando un mensaje de que todos somos bienvenidos, sino también adoptar una postura fuerte que dice que no vamos a permitir este tipo de actividad”, dijo Evelin Urrutia, directora de Tenants and Workers United. “La gente quiere sentirse más segura”.
La supervisora Catherine Hudgins presionó por esa idea, diciendo que profundizaría la confianza de la comunidad en el condado. Pero otros en el consejo advirtieron sobre lo perjudicial que podría ser ir más allá de las políticas de migratorias de la administración de Trump, que todavía se están formulando.
Edgar Aranda-Yanoc, un organizador comunitario de Legal Aid Justice Center, calificó las pautas como un paso positivo. “Queríamos que fueran más enfáticos”, dijo. “Pero nos da una vía para presionar a Fairfax para que siempre sea un condado que da la bienvenida a los inmigrantes y que respeta a la comunidad”.
(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)