Es común que entre nuestros allegados conozcamos a alguien a quien le “caiga mal” tomar leche, comer quesos, yogourt o algún derivado de los lácteos. Pero, ¿por qué sucede esto?
Quienes sufren de la intolerancia a la lactosa tiene problemas para digerir este tipo de azúcar la cual se puede encontrar en la leche y los derivados de la misma (o lácteos).
¿Por qué se produce?
Para que el cuerpo pueda digerir la lactosa necesita que el intestino delgado fabrique una sustancia especial denominada lactasa, una enzima que descompone la lactosa en dos azúcares más simples denominados glucosa y galactosa. De esta manera, al organismo se le es más fácil absorber estos azúcares y de transformarlos en energía.
Quienes son intolerantes a la lactosa no fabrican suficiente lactasa en el intestino delgado. Sin esta enzima, el cuerpo no puede digerir adecuadamente los alimentos que contienen lactosa.
El hecho de ser intolerante a la lactosa no implica ser alérgico a la leche, pero sí encontrarse mal después de beber leche o de comer queso, helados o cualquier otro alimento que contenga lactosa. Cuando las personas que no producen lactasa ingieren lácteos, la lactosa de estos alimentos se deposita en su intestino y se convierten en gases, lo que produce retortijones, sensación de plenitud y diarrea (heces blandas y sueltas).
¿Quiénes la padecen?
Un 70% de la población mundial es intolerante a la lactosa. Este gran porcentaje se debe a que el ser humano no necesitó digerir la leche por mucho tiempo durante su evolución ya que se dedicaba a la caza. Los humanos comenzaron a ser pastores y ganadores desde hace unos 11.000 años, lo que es relativamente poco en términos de evolución.
Luego de la lactancia, aproximadamente después de cumplir los 2 años, el ser humano sufre de forma espontánea una disminución progresiva de la lactasa. La cantidad de lactasa que persiste tras esta regulación, determinará nuestra tolerancia a los productos lácteos.
Muchos casos de intolerancia a la lactosa son de origen genético, lo que significa que en alguna característica en los genes de la persona la hacen más proclive a desarrollar la afección. En otros casos puede ser por enfermedades del sistema digestivo.
¿Cuál es la alimentación de las personas intolerantes a la lactosa?
Los nutricionistas no aconsejan eliminar por completo y de raíz el consumo de leche y lácteos, ya que estos son los alimentos más concentrados en calcio. Este compuesto es necesario para mantener un correcto estado de salud ósea, y en edades tempranas, aporta protección adicional a las niñas para hacer frente a la osteoporosis después de la menopausia.
Las personas que presentan molestias digestivas al consumir leche y otros lácteos, disminuyen su consumo, pero al hacerlo, produce una adaptación del organismo aumentando en cierta medida la tolerancia a los mismos. De esta manera se puede eliminar los síntomas, con una alimentación balanceada y probando cuáles son los alimentos con lácteos que mejor le sientan al cuerpo.