Los reclutadores del Ejército de los Estados Unidos cancelaron desde la semana pasada los contratos de alistamiento para cientos de militares nacidos en el exterior, volcando sus vidas y exponiendo a muchos a que sean potencialmente deportados, de acuerdo con varios reclutas afectados y un antiguo oficial del Ejército que está familiarizado con su situación.
Mucho de estos alistados han esperado por años para unirse a un programa de reclutamiento para inmigrantes, diseñado para atraer a personas de grandes habilidades al servicio, a cambio de una vía rápida para la ciudadanía.
Ahora los reclutas y expertos dicen que los reclutadores están deshaciéndose de los contratos para librarse de un complejo proceso y enfocarse en individuos que pueden alistarse mas rápidamente para poder así satisfacer las estrictas metas de reclutamiento.
El Pentágono y el Comando de Reclutamiento del Ejército, el cual vigila las políticas y lineamientos de sus centros de reclutamiento alrededor de país, no respondieron a repetidas solicitudes de comentarios.
Margaret Stock, una oficial retirada del Ejército que participó en la creación del programa de reclutamiento para inmigrantes, le dijo a The Post que esta semana ha recibido docenas de mensajes frenéticos por parte de reclutas, y muchos mas han dejado mensajes en grupos de Facebook. Dijo que cientos pudieran ser afectados.
“Es una situación que arruina la vida de personas. La magnitud de la incompetencia es increíble”, dijo. “Tenemos una guerra andando. Necesitamos a estas personas”.
Stock dijo que un reclutador le comentó que habían tenido presión por parte del comando de reclutamiento para soltar a reclutados nacidos en el extranjero, con una directriz que sugería que tenían hasta el 14 de septiembre para liberarlos sin que les afectara sus metas de reclutamiento.
El reclutador le dijo a Stock que la Reserva del Ejército está luchando por cumplir con la meta de números antes del año fiscal que cierra el 30 de septiembre, y que cancelar a los reclutas que necesitan recursos intensos es atractivo para algunos reclutadores.
Media docena de reclutas de alrededor del país le dijeron a The Post que sus contratos fueron o serán cancelados. Algunos están ahora fuera de estatus legal de inmigración y temen ser deportados.
Lola Mamadzhanova, quien inmigró a los Estados Unidos desde Kyrgyzstan en 2009, dijo que escuchó que los reclutadores del Ejército en Evanston III, enviaron la semana pasada un mensaje de texto a reclutas inmigrantes preguntándoles si querían aún alistarse con esta condición inusual. Tenían 10 minutos para responder. Ella nunca recibió el mensaje.
“Los reclutadores hicieron algunos trucos sucios para sacarme y que no representara mas un problema”, dijo Mamadzhanova, 27, a The Post este jueves. Su contrato de servicio activo fue cancelado el 7 de septiembre, de acuerdo a un documento de separación que logró obtener The Post y que dice que “declinó a alistarse”. Luego se dio cuenta de que habían enviado el mensaje a un número de teléfono equivocado.
El reclutador principal de la estación que fue contactado por The Post se negó a comentar, y llamó a Mamadzhanova siete minutos después para revertir el lineamiento anterior, diciendo que su status ilegal de inmigración fue la razón por la que fue liberada.
Otros reclutadores le habían asegurado a Mamadzhanova que su status no sería un problema y que saldría para el entrenamiento tan pronto como su estatus pasara en diciembre de 2015, días después de su alistamiento, pero ese proceso se ha extendido por casi dos años.
Mamadzhanova, quien habla fluido ruso, dijo que las reglas cambiantes y poco claras han hecho que no pueda hacerle un seguimiento.
“Unirme al Ejército era un sueño ya que los Estados Unidos me ha tratado tan bien”, dijo. Aplicó para asilo en abril, uniéndose a otros reclutas que han buscado asilo o han escapado”
Expertos dicen que el relativamente bajo número de reclutas en el programa de Adhesión Militar para Intereses Nacionales Vitales (MAVNI) poseen amplias habilidades, tales como idiomas extranjeros que son altamente solicitados por el Comando Especial de Operaciones. El programa ha rotado 10 mil 400 tropas en la milicia, principalmente el Ejército, desde que se introdujo en 2009. Pero fue suspendido el pasado otoño luego de que la administración de Obama impuso la organización de nuevas regulaciones de investigación que hizo al proceso sumamente lento.
A pesar de que la milicia dice que se beneficia de estos reclutas, pueden generar una cantidad de trabajo desproporcionado para los reclutadores, quienes deben navegar por una enorme cantidad de regulaciones y cambios de políticas. Las distintas capas de chequeos de seguridad pueden sumar meses o años al proceso de alistamiento, lo cual frustra a reclutadores que deben procesar rápidamente reclutas para poder cumplir con sus estrictos objetivos.
En un memo realizado durante el verano, el Pentágono alistó a dos mil 400 reclutas extranjeros con contratos firmados que están entrenando en unidades de reserva pero no han sido naturalizados y no han ido a el entrenamiento básico. Alrededor de otros mil 800 están esperado a que su entrenamiento de servicio activo comience.
El documento reconoce que mil de esos agentes esperaron tanto tiempo que ya no están en estatus legal y pueden estar expuestos a deportaciones. El número probablemente aumentó desde que el documento fue hecho en mayo o junio. Los legisladores le han pedido al Presidente Donald Trump y al Secretario de Defensa Jim Mattis, intervenir a favor de esos reclutas.
Durante el testimonio del 19 de julio en una demanda hecha por reclutas, quienes dicen que el gobierno federal retrasó de manera ilegal sus naturalizaciones, el fiscal del Departamento de Justicia, Colin Kisor, aseguró a la corte distrital de Washington que los reclutas solo verían su contrato cancelado si información “derogatoria” fuera encontrada en las extensas investigaciones.
Mamadzhanova y otros dijeron que sus chequeos, que toman meses en completar, han comenzado recientemente y no han podido tener resultados reversos.
Mientras tanto, la confusión reina para reclutas en muchos estados.
En una oficina en Illinois, un reclutador principal restauró un contrato dos horas después de que The Post preguntara acerca del caso. En Texas, un reclutador hizo lo mismo 12 minutos después de una llamada hecha para confirmar si un contrato había sido cancelado.
Un recluta inmigrante que vino a los Estados Unidos en 2006 y se alistó en Virginia dijo que su contrato fue cancelado el martes luego de esperar por dos año y de que su status de inmigración se venciera. Los reclutadores le habían dado seguridad, diciéndole que el contrato era un escudo frente a las autoridades federales de inmigración, dijo. Habló en condición de anonimato por miedo a castigo.
Ahora teme ser deportada a su nativa Indonesia, quien quita la ciudadanía a personas que hayan nacido en el país y se alistan a milicias extranjeras o juran lealtad a otro país, tal como ella lo ha hecho.
“Me siento devastada”, dijo. “El ejército era mi única esperanza”