Pixar Studios, a pesar de su fama por crear mundos muy detallados, rara vez ha tenido que preocuparse demasiado por la autenticidad cultural. Incluso después de toda su legendaria investigación para películas como “Brave” y “Ratatouille”, los cineastas han sido libres de usar su imaginación, sin temor real de ofender a los fabricantes de juguetes, fabricantes de automóviles o entomólogos.
El estudio Bay Area sabía, sin embargo, que centrar “Coco”, que se inaugura mañana 22 de noviembre, alrededor de la festividad del Día de los Muertos de México, entraría en un ámbito completamente diferente, porque incluiría no sólo representaciones de tradiciones, sino también un aumento significativo de diversidad en el lanzamiento.
“Sabíamos desde las primeras etapas que al crear esta película”, dice el codirector Adrian Molina, ” era una gran responsabilidad representarla fielmente -hacer que la cultura sea correcta- y ser muy atentos en el manejo de lo que la celebración es”.
El Día de los Muertos es celebrado ampliamente por mexicanos y mexicoestadounidenses (y en algunas otras naciones) cada otoño en recuerdo de sus seres queridos fallecidos y en apoyo de su viaje al más allá. “Coco” gira en torno a varias generaciones de familiares, tanto vivos como fallecidos, que tienen lecciones que aprender y secretos familiares ocultos desde hace mucho tiempo por descubrir.
Algunos cineastas pueden haberse apropiado de las festividades según sea necesario, simplemente injertando costumbres y rituales en una narrativa existente. Sin embargo, eso no es como funciona Pixar, en absoluto.
“No queríamos retroceder, construir la historia y luego hacer una superposición de la cultura sobre ello”, dice Molina, que es de descendencia mexicana. “Decidimos más o menos cuando la película fue a producción, tal vez incluso antes, que queríamos hacer la investigación con anterioridad”.
Molina, de 32 años, creció en Grass Valley, California (justo al norte de Sacramento), viendo algunos aspectos de las festividades, pero no otros. Su padre mexicano-americano nació en el sur de California, y su madre nació en Jalisco, México.
“Donde mi madre creció, no celebraban el Día de los muertos como tú lo ves en la película. En su ciudad, se inclinaban más hacia la tradición del Día de Todos los Santos y el Día de Todas las Almas”, dice Molina refiriéndose a las fiestas cristianas típicamente celebradas en los días posteriores a Halloween.
Molina, el director Lee Unkrich (“Toy Story 3”), la productora Darla Anderson y el supervisor de la historia Jason Katz, al trabajar en “Coco” durante media docena de años, sabían que debían comprometerse plenamente con el Día de los Muertos.
“Queríamos experimentar las festividades: visitar a la gente, visitar a las familias, hacer preguntas, tomar fotos”, dice Molina sobre los viajes de investigación de campo del equipo de Pixar a México. “Queríamos realmente sumergirnos en lo que era la celebración del Día de los Muertos. Entonces estaríamos listos para comenzar a hablar sobre la historia”.
Esa historia animada gira en torno a un niño, Miguel (voz de Anthony González), que anhela cantar y tocar la guitarra en público, a pesar de que la abuela lo reprimía por hacer música, una prohibición que surgió de un lejano secreto familiar y una herida aún emocionalmente abierta. Coco, la bisabuela de Miguel, es el último eslabón vivo de ese malentendido de hace mucho tiempo que involucra a su padre, un músico viajero.
“Coco” estalla con los colores saturados de las festividades, así como con los marcadores del Día de los Muertos como la “ofrenda” (altar privado), calaveras de azúcar pintadas de vivos colores, adornos de papel cortado y senderos cubiertos de caléndula.
La película “capta el hecho de que este es un festival muy heterogéneo y generoso”, dice Gael García Bernal, quien le da la voz a Héctor, el fantasma preocupado.

Walt Disney Pictures-Pixar Animation Studios/The Washington Post
Miguel desafía la vieja prohibición que impuso su familia sobre la música, pasando tiempo con un mariachi local. Pero su abuela Abuelita (Renee Victor) lo detiene.
Los realizadores, a su vez, “no impusieron que ‘esto’ es lo que es el Día de los Muertos”, agrega Bernal, ganador del Globo de Oro (“Mozart en la jungla”), que nació en Guadalajara. “Hicieron lo que haría un mexicano: trajeron (tradiciones) de Oaxaca, de Guerrero, de la ciudad de México y de diferentes lugares”.
Sin embargo, el elemento que los cineastas esperan que atraiga especialmente a los espectadores es el tema de la familia que es tan central en esta festividad.
Molina (“Monsters University”, “Ratatouille”) llamó a su madre la misma mañana en que habló con un reportero, para desearle un feliz cumpleaños a mamá. Él le da créditos a le hecho de vivir con sus abuelos por un tiempo como fuente de inspiración para esta película, a pesar de que hablaban poco inglés, y no dominaba el español de niño.
“Hay un cierto lenguaje para la familia, y hay un cierto lenguaje a través de las generaciones, ya sea un lenguaje literal, o simplemente los actos de amor, deber y responsabilidad que conlleva ser una familia”, dice Molina. “Esas cosas parecían ser las cosas interesantes de mi experiencia que podrían aplicarse por completo a este niño (Miguel) que se siente fuera de lugar en su familia, o que siente que las tradiciones de su familia no necesariamente tienen cabida para quién es él como individuo”.
(Molina señala que, a diferencia de Miguel, se sintió muy animado a dedicarse a las artes. Sus padres respaldaron su amor por la animación que se avivó viendo imágenes documentales de leyendas de animación cuando era estudiante de secundaria, y comenzó una pasantía en Pixar después de su tercer año en el famoso Cal Arts)
Crear una película del Día de Muertos también llevó a Pixar, que ha presentado relativamente pocos personajes de colores en el último cuarto de siglo, a contratar un elenco de actores de voz casi completamente latinos, incluidos Benjamin Bratt, Alanna Ubach y Edward James Olmos. “Esta película se ha apoyado mucho en el estudio de artistas latinos”, dice Molina, “del lado de la animación al lado de la historia, al lado del desarrollo artístico / visual”.
Molina también aplaude el movimiento creativo de Pixar hacia culturas específicas. “Si no estás dispuesto a involucrarte y aprovechar las historias de otras personas, y les dejas ser sus artistas más talentosos como artistas, como actores, como cineastas, estás perdiendo”, dice. “Y te estás perdiendo lo que el público quiere”.
“Todos quieren guardar los recuerdos de aquellos que han muerto con alegría”, dice Molina sobre “Coco”, “y compartir esos recuerdos, y mantenerlos vivos”.
(Traducción El Tiempo Latino/El Planeta Media)