Dos meses de recorrido, alrededor de 10 mil millas de camino a lo largo de 35 ciudades de EEUU y más de siete mil fotografías tomadas, acumula el camión del Inside Out Project / Dreamers, que visitó DC como última parada en víspera de navidad y días antes de que el Congreso sesione por última vez este año.
El proyecto
Inside Out Project nació en 2011, cuando el artista JR ganó el premio TED y decidió hacer realidad esta idea que consiste en recorrer el mundo con un camión acondicionado con equipos fotográficos y de impresión, para que diversas personas se puedan tomar una fotografía tipo retrato, se imprima en un minuto, para después ser pegada junto a cientos de otras en paredes de edificaciones, muros, estructuras o hasta el piso en lugares públicos, en pro de una causa.
“Este proyecto en particular con los dreamers fue iniciado por el Colectivo Emerson, que pensó en apoyar a estos jóvenes en su lucha para que el Congreso apruebe una Ley de Soñadores limpia. Les tomamos fotos a las personas, nos aseguramos de que hagan caras expresivas, pueden sonreír, pero en estas fotos se sienten libres de expresar lo que ellos quieran, luego alrededor de un minuto el afiche empieza a imprimirse por un lado del camión y hacemos una selección con los rostros de todos”, comenta Joshua Geyer, parte del equipo de trabajo.
Hasta ahora, estos artistas han llegado a 150 países con el mismo concepto, apoyando causas que van desde la defensa de DDHH, pasando por enfermedades como el cáncer hasta el tema migratorio en USA. Cada actividad del proyecto actual es documentada y publicada en línea a través del sitio insideoutproject.net/dreamers, donde los usuarios encontrarán los retratos en formato digital.
En líneas generales, desde hace seis años más de 260 mil personas han sido parte de esta iniciativa urbana.

Joshua Geyer y Jaimes Catenf forman parte del equipo del proyecto artístico que ha tomado más de 7 mil fotos en apoyo a los dreamers

Llewellyn: “No tengo paso a la ciudadanía, no puedo hacer nada a menos que me agarre migración y se abra un caso de nuevo”

López cree que no se puede permitir que ocurra lo mismo que 2010, cuando no se aprobó la ley de Soñadores

Geyer le da las indicaciones a la activista de DREAMer Mothers in Action para que se tome su fotografía

Un edificio de la iglesia Metodista sirve de base para las múltiples expresiones en apoyo a los soñadores
La petición
Un grupo de activistas, políticos, defensores de inmigrantes y soñadores, se dieron cita frente una edificación perteneciente a la Iglesia Metodista, justo detrás del Congreso, para exigir a los senadores que sometan a votación la ley limpia de los soñadores, mejor conocida como “Clean Dream Act”, antes de que finalice el año. La última sesión está programada para el 22 de diciembre.
Justo detrás de la concentración, se veía la estructura cubierta con algunos de los afiches que los artistas habían empezado a colocar. Desde allí, Audrey López y Claudia Llewellyn, ambas soñadoras de origen peruano y hondureño respectivamente, compartieron parte de sus historias y exhortaron a la comunidad a que las apoye ante la petición.
López, a quién le queda poco más de 200 días para que se le venza su estatus, afirma a El Tiempo Latino con seguridad que en esta oportunidad no se puede permitir que ocurra lo mismo de 2010, cuando se estuvo cerca de aprobar una ley que beneficiaría a los jóvenes que forman parte de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), pero no todos los congresistas que dijeron que apoyarían, lo hicieron.
“No podemos pensar que porque no funcionó siete años atrás no va a funcionar ahora. Creo que la negatividad no nos hace bien. Hay miles de dreamers peleando por nosotros. La gran diferencia de ahora, en comparación con lo que pasó en 2010 es que hay más apoyo del público y del congreso para pasar la legislación que nos ayude”, afirma la soñadora peruana de 28 años, quien estudia Desarrollo Internacional en la American University.
Por su parte, Llewellyn de 29 años de edad, aunque se casó con un ciudadano americano, apuesta por la Clean Dream Act como la vía para regularizar su estatus, pues afirma que como entró por la frontera y no hay registro de su llegada, le ha sido imposible una solución.
“No tengo paso a la ciudadanía, no puedo hacer nada a menos que me agarre migración y se abra un caso de nuevo y tengo que pelear con mi esposo ese caso, pero no queremos pasar por eso. Mi sueño siempre ha sido trabajar con niños, ahorita soy voluntaria en Court Appointed Special Advocates (CASA), trabajamos por niños que han sufrido de negligencia y abuso”, dice.
Entretanto, la activista de DREAMer Mothers in Action, Lenka Mendoza, cree que si no se somete a votación la ley antes de navidad, para el próximo año será muy difícil, pues desde la fecha hasta marzo, mes en el que se tendría prevista la acción, muchos soñadores quedarán indocumentados. “Cada día son 120 dreamers que pierden su estatus, entonces no queremos imaginar qué pasará de aquí al próximo 16 de marzo”, concluye.