El viernes 26 de enero, más de 80 niños, estudiantes de todos los grados de la escuela Mundo Verde en Washington DC, mostraron el resultado de su trabajo en cuanto al aprendizaje de lectura y escritura, llevado a cabo en una “expedición”, tal como los docentes la llaman, mientras que realizaron un encuentro con adultos latinos de la tercera edad en proceso de alfabetización.
En el evento, los infantes expusieron distintos textos escritos a largo de 10 a 12 semanas de enseñanza en la escuela bilingüe, que inicia en pre-kinder con lecciones completamente en español, para en los siguientes grados intercalar el idioma con el inglés hasta que egresan del recinto escolar.
“Siento que la forma expedicionaria de aprender es la más profunda. Cuando hicimos el contacto con el Centro de Alfabetización en Español (CENAES), partió desde el punto de vista de que los estudiantes aprendieran por la empatía”, dice Marina Gutiérrez, maestra de Mundo Verde.
Nunca es tarde para aprender

Los abuelitos visualizaron las historietas escritas por los estudiantes, mientras les preguntaban sobre sus experiencias.
Los abuelitos que se dieron cita en la escuela para compartir la experiencia en lectura y escritura con los niños, forman parte de Vida Senior Center, donde a a su vez reciben clases por parte de CENAES, que busca brindar herramientas para alfabetizar a la población adulta mayor latina, que no terminaron los estudios en sus países.
“Tenemos 14 años enseñando a la comunidad en seis lugares de clases en Washington DC, Maryland y Virginia, somos 20 profesores voluntarios y lo que tratamos de hacer es una campaña para poder desarrollar esto. Hay 50 mil personas latinas en el área Metropolitana que no pueden leer, ni escribir, mayormente de Centroamérica”, asevera Mario Gamboa, director ejecutivo de la organización.

Mendoza: “Cuando iba a la iglesia y me pedían que leyera un salmo, no podía.”
Dilia Mendoza (71) y Marta Calderón (70) son muestras de que sin importar la edad, lo primordial para aprender es tener disposición. Aunque ambas llegaron a EEUU hace décadas atrás desde Perú y Ecuador respectivamente, las clases de alfabetización que CENAES llevó al centro les han sido de utilidad.
“Estoy aprendiendo con estos profesores. Parece que ahora leo un poco más fluido. Cuando iba a la iglesia San Juan que está al frente de la Casa Blanca y me pedían que leyera un salmo, no podía. Ahora yo sola me presento y el padre me dijo que estoy mejorando, ahí es donde me doy cuenta, pero escribir no puedo mucho. Les pido que vengan una hora más”, comenta Mendoza.
A Calderón esta oportunidad le ha servido para recordar sus tiempos de la escuela, pues estaba olvidando la lectura y escritura. Ser una abuelita, para ella no es obstáculo. “El hecho de tener una edad avanzada no quiere decir que nosotros ya no sirvamos, porque servimos hasta cuando Dios nos lleva. Debemos aprender a leer y escribir para ser independientes, no pedir a nadie que nos describa, lea o firme. Muchas veces cuando somos mayores, los hijos y los nietos nos dicen que no tienen tiempo, así que tenemos buscar a personas que nos ayuden”, relata.
Retroalimentación

Gamboa: “Nosotros como adultos hispanos, debemos dejar una herencia del idioma a nuestros hijos”.
“En cuanto al encuentro, me quedo asombrado por el interés que tienen los niños en aprender español, los adultos también están muy contentos y motivados de ver a los más pequeños que están estudiando. Se trata de niños latinos y de otras razas. Nosotros como adultos hispanos debemos dejar una herencia del idioma a nuestros hijos. Estamos dejando la raíz que es nuestro propio lenguaje. Esto me motiva mucho a seguir trabajando”, afirma Gamboa.
Si conoce a alguien que quiera entrar en el programa gratuito de CENAES, puede comunicarse al (202) 607-39-01 o escribir a mario@cenaes.org.