Desde el 26 de abril, Jesús Santrich estaba internado en el hospital El Tunal por las complicaciones que le produjo a su salud la huelga de hambre que viene haciendo desde comienzos de abril, cuando fue capturado por narcotráfico.
Aunque Santrich fue dado de alta en el hospital, no fue trasladado a la cárcel La Picota, en donde se encontraba recluido sino llevado a la Fundación Caminos de Libertad, una sede de la Conferencia Episcopal de la iglesia católica “por razones humanitarias”, según informó la ONG Lazos de Dignidad.
En contexto: trasladan a Jesús Santrich al hospital El Tunal
Santrich comenzó la huelga de hambre luego de que la Fiscalía lo capturó por presuntos vínculos con narcotráfico después de la firma del acuerdo de paz. Según el exguerrillero, su detención es un “montaje” por lo que no acepta las acusaciones en su contra. Y es que la captura se hizo con base en una solicitud de extradición de Estados Unidos, cuyas autoridades aseguran que participó en un plan para exportar 10 toneladas de cocaína desde Colombia.
Después de varios días de huelga, Medicina Legal dictaminó que padecía de anorexia voluntaria y debilidad en su cuerpo.
Ante el traslado, Iván Márquez se pronunció en la mañana de este viernes diciendo que la decisión “reaviva la agónica llama de la esperanza de paz”.
Antes de salir del hospital El Tunal, Santrich respondió a una carta que le enviaron Álvaro Leyva e Iván Cepeda en la que le expresaron preocupación por su salud, le pedían vivir “para construir más paz” y le recordaban que lo esperaban “sus compañeros de lucha”.
Este jueves se conoció la misiva de respuesta, en ella el negociador de las Farc aprovechó para agradecerles su preocupación pero les dejó entrever que continuará con su huelga de hambre hasta el final.
“En consecuencia, ir a lo que para mí es una batalla definitiva por el decoro, no es darse por vencido, jamás”, afirmó. “Tengo la certeza de que me voy con todas mis luces encendidas. En fin, que nadie perciba que parto con la luz crepuscular de la derrota”, finalizó la carta.
Fuente: Semana