Poco después de que contemplara vender su historia de un romance con Donald Trump, la ex modelo de Playboy, Karen McDougal, pidió consejo a una fuente curiosa: un agente político que ayudó a elegir candidatos en toda América Latina.
Habló con J.J. Rendón durante horas por dos días en su penthouse de Miami en mayo de 2016. Conversaron sobre si debería vender su versión de una relación de hace una década con el candidato republicano a la presidencia, según confirmaron cada uno luego de ser consultados por The Washington Post. Rendón dijo que el conocido en común que arregló la reunión, Jay Grdina, le había pedido que buscara un comprador.
“Me estaba proponiendo encontrar personas dentro o fuera de los Estados Unidos; no importaba”, dijo Rendón. “Cualquiera que yo conociera en los medios o en Hollywood o en el sector documental o la política”.
El acuerdo de USD $150 mil que McDougal finalmente alcanzó con American Media Inc. (AMI), editor del National Enquirer, llamó mucho la atención en las últimas semanas cuando demandó por ser publicada tras un acuerdo de confidencialidad con la compañía y luego se lo dijo a todos – o casi todos – en televisión. Esta versión de un intento anterior de vender su historia no ha sido contada.
Las personas involucradas se pusieron en contacto en un mercado clandestino donde los secretos sobre los ricos y famosos se convierten en moneda, donde los corredores – intermediarios – pueden ser compensados tan fácilmente como los vendedores y donde los compradores no están necesariamente limitados a las compañías de medios. La historia de sus esfuerzos ofrece una visión de cómo el ascenso político de Trump ha convertido su pasado en alimento para las personas que buscan obtener ganancias en ese mercado.
Entre los personajes centrales están: McDougal, una modelo “fitness” que fue la Playboy Playmate del año en 1998; Grdina, un empresario que una vez estuvo casado con la superestrella de películas para adultos ,Jenna Jameson, y Rendón, un estudiante de Budismo Zen que colecciona espadas samurái y se viste de negro para protestar contra el gobierno represivo de su Venezuela natal.
Aunque es poco conocido en los Estados Unidos, donde vive en una forma de exilio, Rendón es una fuerza política polarizadora en América Latina, un estratega de tendencia derechista a menudo comparado con Karl Rove. Los críticos lo consideran un maestro de los trucos sucios de las campañas. Ha sido acusado de desplegar piratas informáticos cuyas estrategias se parecen a las utilizadas por Rusia en la campaña estadounidense de 2016.
Rendón dice que sus tácticas son legales y ha demandado a quienes sugieren lo contrario, incluidos periodistas, un candidato a gobernador mexicano y el presidente de El Salvador. Sus aliados lo describen como un luchador por la democracia y un experto estratega.
En entrevistas, incluida una en su casa de Miami, Rendón le aseguró a The Washington Post que nunca le interesó comprar la historia de McDougal y que no la buscó. Dijo que le aconsejó que no la vendiera.
McDougal rechazó las solicitudes de entrevistas, pero confirmó algunos detalles a través de un abogado y proporcionó una breve declaración por medio de una portavoz. Reconoció haber consultado a Rendón, pero dijo que no lo había contratado para ayudarla a encontrar un comprador para su historia.
Sin embargo, su nombre surgió durante las negociaciones de McDougal con AMI, según Dylan Howard, un alto ejecutivo de la casa editora del tabloide. En una entrevista, Howard afirmó que le habían dicho que ella tenía una oferta de USD $1 millón por parte de un agente político llamado J.J. Rendón. Howard se negó a mencionar su fuente y dejó claro que no confirmó que realmente había una oferta.
“Nadie me dijo nunca que me haría una oferta por USD$ 1 millón por mi historia, mucho menos un ‘agente político’. En mi experiencia, J.J. habría sido la última persona en comprarme o aconsejarme que vendiera mi historia”, declaró McDougal.
Grdina no respondió las llamadas, ni mensajes de texto de The Post en los últimos dos meses y en abril, su esposa, la modelo Erin Naas, le dijo a un reportero del medio que saliera de sus propiedades en Scottsdale, Arizona. El jueves por la tarde, cuando le dijeron lo que esta historia contaría, Grdina amenazó con una demanda por “falsedades”, pero no especificó más detalles.
“Si eliges escribir mi nombre en la historia de falsedades, redactaré una queja y la presentaré más rápido de lo que imaginas tanto personalmente como al periódico”, escribió. “Voy a actuar de manera sabia”.
Acusado de jugar sucio
Juan José Rendón Delgado creció en Caracas, hijo de activistas pro democracia. Era un asesor político bien estable – en Venezuela – en 2004, cuando acusó al entonces presidente, Hugo Chávez, de fraude electoral. Luego, por temor a represalias, abandonó el país.
Ahora, desde el piso 46 de un exclusivo rascacielos en el centro de Miami, trabaja para derrocar al régimen venezolano. Nicolás Maduro, quien este mes ganó la reelección como presidente de Venezuela, en una contienda ampliamente criticada como fraudulenta, ha considerado a Rendón “el enemigo público número uno”.
Rendón ha conseguido grandes ganancias ayudando a elegir a los actuales presidentes de México y Colombia, pero también se ha encontrado con una violenta reacción de los expertos y opositores políticos que lo han llamado el “rey de la propaganda negra”.
El candidato presidencial mexicano Andrés Manuel López Obrador acusó este año a Rendón de ser un “especialista en guerra sucia”, contratado por una “mafia del poder” para desprestigiarlo.
Rendón dijo que las acusaciones de López Obrador eran infundadas. Los ataques a su persona y táctica son, en su opinión, el resultado de la persecución del gobierno venezolano y la frustración entre sus oponentes políticos.
“No niego que soy capaz de hacer campañas negativas muy fuertes. Eso es legal “, dijo Rendón. “Si eres gay y votas en contra de los derechos de los homosexuales en el Congreso, pero nadie lo sabe y hay una elección, si puedo demostrar que te contradices a ti mismo, lo haré”.
En marzo de 2016, Bloomberg Businessweek publicó una denuncia acusando a Rendón de piratear las elecciones en América Latina. La historia se basa en gran medida en el relato de Andrés Sepúlveda, quien afirma haber trabajado para Rendón y que ahora se encuentra en una prisión de Bogotá cumpliendo una condena de 10 años por interferir en las elecciones presidenciales de 2014 en Colombia.
Rendón niega las acusaciones y está demandando a Bloomberg por difamación en una corte federal en Miami. El asesor dijo que Sepúlveda trabajó para él solo brevemente y en el diseño web.
En los Estados Unidos, donde dice que se le concedió asilo en 2016, Rendón ha mostrado poca lealtad constante a cualquier partido.
Durante la campaña presidencial de ese año, el asesor político apuñaló repetidamente a Trump, tuiteando en español que el presidente merecía “repudio” y “acciones concretas contra su posición racista”. También criticó a la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, haciendo RT a un video montaje, que según escribió, la mostraba “mintiendo durante 13 minutos seguidos”.
Dos meses después de las elecciones, el venezolano respaldó al ganador, donó USD $810 a la campaña de Trump 2020 y USD$ 1,013 al Comité “Trump Make America Great Again”. También dio USD $3,202 al Comité Nacional Republicano.
Voló a Washington para la toma de posesión del magnate republicano y asistió a una cena de gala en la Biblioteca del Congreso, según muestran las fotos, mezclándose con donantes de seis cifras y republicanos prominentes como el futuro secretario de Estado, Rex Tillerson. En Capitol Hill, colocó una bufanda que se asemeja a la bandera venezolana alrededor del cuello del senador Marco Rubio (R-Fla.).
Rendón dijo que por lo general se ha mantenido alejado de trabajos dentro de la política de Estados Unidos, a excepción de lo que describió como una reunión improductiva con el candidato presidencial liberal Gary Johnson durante la campaña de 2016.
Reunión en Miami
Un tweet puso en marcha la reunión entre Rendón y McDougal.
El 7 de mayo de 2016, la ex modelo de Playboy Carrie Stevens insinuó en Twitter que McDougal había tenido una aventura con Trump. Ella se convenció de que su historia se filtraría, según su demanda contra AMI. Un amigo – John Crawford-, la persuadió de adelantarse contando la historia en sus propios términos, dice la el documento legal.
En unos días, Jay Grdina había acordado la reunión en Miami, según Rendón.
Grdina conocía a McDougal porque ella había estado casada con su hermano. Rendón conoció al primero unos años atrás, gracias a un agente de talentos de Los Ángeles que los presentó, quien pensó que podría ayudar con la distribución internacional de NOHO, una bebida anti resaca que Grdina estaba comercializando.
Y así, el 27 de mayo, tres semanas después del tímido tweet sobre su relación con Trump, McDougal estaba sentada en un “penthouse” mirando al Atlántico, preparándose para revelar un secreto de hace una década a un hombre que nunca había visto antes.
Rendón dijo que Grdina le había dicho que también esperara a Crawford, pero solo apareció McDougal. También aseguró que pasaron horas ese día conociéndose. No fue sino hasta el día siguiente, rodeado por la colección de armaduras japonesas de siglos de antigüedad de Rendón, cuando le contó que se trataba de una relación consensuada de 10 meses. (La Casa Blanca asevera que el presidente niega sus acusaciones).
De acuerdo a Rendón, McDougal estaba sentada en un extremo de un elegante sofá blanco y él del otro lado. Una doméstica les ofreció café, comieron sushi un día y comida peruana el otro.
Rendón, de 54 años, reveló a The Post que consideraba que la historia de McDougal sobre una relación amorosa entre adultos que consienten es prácticamente inútil. Aseguró haber advertido a McDougal que vender su historia atraería la atención implacable de los medios, mientras que le hizo saber que no estaba en el negocio de comprar, vender o intermediar con tales secretos.
“No hago eso”, sentenció.
Según McDougal, de 47 años, Rendón nunca hizo una oferta. “J.J. me dejó claro que no creía que debería seguir adelante con la venta de mi historia y que no estaba interesado en ella “, dijo al medio.
Un acuerdo que toma forma
Dos semanas después de la reunión, McDougal contrató a Keith Davidson, un abogado de Los Ángeles que ha representado a clientes con historias embarazosas sobre celebridades. El especialista acordó que su nueva cliente se reuniera con Howard, jefe de contenido de AMI, el 20 de junio, en relación a su demanda.
Grdina y Crawford se unieron a la reunión con McDonald en la oficina legal, dijo Howard.
Davidson se negó a comentar y se apegó a su privilegio abogado-cliente.
Crawford no respondió llamadas ni mensajes de texto. Tras ser contactado por teléfono en abril, se negó a comentar.
Howard afirmó que durante los siguientes dos meses, una persona cercana a McDougal le comentó que estaba hablando con otro posible comprador.
“Me llamó la atención que en ese momento, la Sra. McDougal estaba recibiendo una oferta de un millón de dólares por parte una persona que me describieron como un agente político que no quería que Trump fuera elegido”, reveló Howard a The Post. “Más tarde me dijeron que era J.J. Rendón”.
Los recuerdos de Howard están corroborados en parte por un documento que McDougal adjuntó a su demanda: un memo sin fecha de los funcionarios de AMI, en respuesta a las preguntas de un periodista de New Yorker, que nombra a otros que decían estar interesados en comprar su historia. “Ella afirmó que le habían ofrecido más de USD $1 millón por la historia y también estaba en negociaciones con ABC”.
Rendón calificó de “ilusoria” la idea de que ofrecía un millón de dólares y cree que su nombre pudo haber sido utilizado por personas cercanas a McDougal como una moneda de cambio en las negociaciones. También aseveró que Grdina lo contactó varias veces durante el verano de 2016, una vez sugiriendo que la historia podría costar entre USD $1.5 millones y USD $2 millones.
El acuerdo comenzó a tomar forma, en el cual AMI – cuyo presidente ejecutivo, David Pecker, es amigo de Trump – compraría pero no publicaría la historia. McDougal firmaría la negociación por USD $150 mil el 6 de agosto.
Pero antes de eso, Grdina quería saber si Rendón tenía pistas sobre otro comprador. El asesor le mostró a un periodista de The Post varios de los que él dice, eran mensajes textos de sus intercambios con el primero.
“LMK, ¿qué pasa? Le has dado largas a esto” escribió Gritina en un mensaje de texto el 11 de julio. “Si no está interesado o listo para cerrar, creo que esta historia irá a un grupo que la enterrará”.
En textos posteriores, dijo Rendón, Grdina se quejó de que sus mensajes no tuvieron respuesta. El 1 de agosto, envió un de texto diciendo que estaba cerca de un acuerdo para enterrar la historia de McDougal.
“¡Esa es la mejor opción para ti y para ella!”, respondió Rendón.
Traducción libre: El Tiempo Latino
Beth Reinhard and Emma Brown/The Washington Post
Alice Crites, Mary Jordan, Joshua Partlow y Frances Stead Sellers contribuyeron en este reportaje.