Con la espalda contra la pared tras su derrota en el debut frente a México, el campeón defensor se jugó sus restos. Al frente, la pragmática Suecia, que en su primer juego despachó a Corea del Sur con un gol de penal y tenía la posibilidad de eliminar al campeón defensor con una victoria, en primera ronda… tal como le sucedió a tres de los últimos cuatro campeones.
Estuvo muy cerca Alemania de quedarse por fuera. Cuando tenía un hombre menos y solo segundos para definirlo, anotó el 2-1 que le inyecta nueva vida y cambia su ánimo de cara a lo que viene. Un juego contra Corea del Sur.
Alemania atacó infructuosamente la mayoría del juego. Suecia esperó, contraatacó y vio su estrategia premiada cuando, al minuto 32, se fue arriba en el marcador con un verdadero golazo, producto de una pelota perdida por Kroos y aprovechada por Claesson y Toivonen.
Este último no anotó ni un solo gol con su club este año, pero se hizo valer, bajó un balón espectacular de Claessen y luego lo tocó por encima de Manuel Neuer. Los suecos tuvieron otro par de ocasiones para clavar la puntilla, pero fallaron en la puntada final.
En el segundo tiempo Alemania se volvió a encontrar con el gol (no había anotado en tres mitades seguidas). Empató el juego con un tanto de Reus, que aprovechó una de las tantas jugadas de desborde de Timo Werner y la embocó. Luego del tanto, los teutones se volcaron al ataque, ya jugados por los cambios y muy necesitados de los puntos. Olsen, portero sueco, sumó su gran cuota al empate parcial, también los palos, y parecía.
Pero cuando el tiempo presionaba (¡minuto 50!), cuando había sido expulsado Boateng y el malherido campeón jugaba con uno menos, lo ganó de manera épica. Con gol de Kroos, elaborado con la perfección de la ingeniería alemana. Una pelota parada que se cobró a dos tiempos y tomó la curva perfecta para vulnerar al portero y desatar la fiesta de los alemanes.
Fuente: Semana