Durante las huelgas de maestros que se diseminaron esta primavera en más de media docena de estados, desde West Virginia hasta Arizona, los manifestantes protestaron por salarios congelados, aulas superpobladas y la falta de suministros básicos, como libros de texto y computadoras.
Pero faltó en los carteles escritos a mano y en los discursos fogosos un problema que ha contribuido en gran medida a la crisis financiera de las escuelas de los Estados Unidos: el aumento astronómico de los costos de la atención médica.
Tradicionalmente, muchos maestros, como otros empleados públicos, se han conformado con salarios relativamente bajos, a cambio de sólidos beneficios, incluidas las pensiones y primas de salud a bajo costo, o sin costo.
Pero en una era en la que los tratamientos cuestan $100,000 al año y el gobierno recorta presupuestos, los distritos escolares están luchando para conseguir dinero y poder mantener su parte del trato, obligados a quitar fondos de las clases, e incluso aumentos modestos del costo de la vida. Muchas juntas escolares, ciudades y legislaturas con problemas de liquidez ven los beneficios de cuidado de la salud como un gasto impredecible.
Mientras tanto, se les pide a los maestros que hagan más con sus colillas de pago para mantener su cobertura de salud, incluso cuando estos recortes presupuestarios los han obligado a usar dinero de su propio bolsillo para comprar útiles, o han tenido que organizar colectas para comprar computadoras.
En Jersey City, New Jersey, donde los gastos de atención médica han subido un promedio del 10% anual debido a que el financiamiento del distrito se ha mantenido sin cambios, los maestros organizaron, en marzo, una huelga de un día para protestar contra los crecientes costos.
Pero con un sistema escolar financiado de manera insuficiente, y un proyecto de ley de salud de $110 millones que se espera aumente un 13% este año, maestros y funcionarios aceptaron una solución imperfecta para ambos, que incluyó cambios en su plan de salud para terminar la huelga y evitar recortes que habrían destruido a muchas escuelas.
“Estamos hablando de 300 despidos de maestros para poder pagar nuestra factura de atención médica”, dijo Sudhan Thomas, presidente de la junta de educación de las Escuelas Públicas de Jersey City.
Si bien las huelgas de docentes han disminuido con el año escolar, los acuerdos negociados para poner fin a estas demostraciones generalmente ofrecen soluciones temporales, sin una solución definitiva a largo plazo.
Los recortes propuestos a los beneficios de salud en West Virginia también estuvieron detrás de la primera huelga de este año, que clausuró las escuelas públicas del estado durante nueve días e inspiró protestas similares en varios estados. Cuando los funcionarios inicialmente ofrecieron a los maestros un aumento salarial del 1%, pequeño en comparación con un inminente aumento en sus contribuciones al seguro de salud, los maestros rechazaron la oferta.
Una educación que no suma
El salario de los docentes estuvo por debajo del promedio nacional de $59,660 en los seis estados que presenciaron importantes manifestaciones este año: West Virginia, Oklahoma, Arizona, Kentucky, Colorado y Carolina del Norte. Pero los maestros están perdiendo terreno a nivel nacional.
El salario promedio de los maestros en los Estados Unidos ha disminuido un 4% desde 2009, ajustado por la inflación, según un informe publicado en abril por la Asociación Nacional de Educación, un grupo de defensa de los maestros de escuelas públicas. Durante ese tiempo, las escuelas públicas han visto reducir sus ingresos, con el financiamiento federal cayendo un 19.5%, particularmente después que los recortes generales del gasto del Congreso conocidos como “secuestro presupuestario” entraran en vigencia en 2013.
Como la financiación ha disminuido, el costo del seguro de salud ha aumentado. Con el ajuste de la inflación, los gobiernos estatales y locales pagaron 14.5% más el año pasado para la cobertura de salud de un maestro de educación primaria, secundaria o educación especial y a su familia de lo que pagaron, en comparación, en 2008.
De acuerdo con datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), en marzo de 2017, la cobertura familiar para un maestro le costó a los gobiernos estatales y locales un promedio de $1,010.85 por mes.
Los educadores también han sentido el dolor de los crecientes costos del seguro de salud, especialmente porque los funcionarios les han transferido parte de la carga. Los maestros de educación primaria, secundaria y educación especial pagaron 25.4% más el año pasado por cobertura para ellos y sus familias de lo que hicieron en 2008, según datos de BLS.
Los maestros pagaron un promedio de $585.71 por mes, más de $7,000 al año, en primas para la cobertura de seguro de salud familiar en marzo de 2017.
E incluso cuando los sistemas escolares ofrecen a los maestros planes generosos, con bajos deducibles y contribuciones mínimas a las primas, frecuentemente tienen que asumir los costos para los miembros de la familia.
Si bien las vacaciones han calmado las protestas, es probable que haya más huelgas en el futuro, dijo Paul Reville, profesor de la Escuela de Graduados de Educación de Harvard y ex secretario de educación de Massachusetts. El hecho que la mayoría de los maestros negoció al menos algunas concesiones demostró que la táctica era lo suficientemente efectiva, especialmente a medida que los costos de la atención médica siguen aumentando.
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