La fiesta de los jonrones en el Nationals Park no pudo haber tenido un final más espectacular.
En el último suspiro, el jonronero local Bryce Harper despareció la pelota por el jardín central para superar 19-18 a Kyle Schwarber de los Cachorros de Chicago, haciendo vibrar las tribunas abarrotadas con 43.698 aficionados, quienes deliraron mirando el recorrido bambinazos de la estrella de los Nationals, quien paradójicamente pudiera dejar la franquicia al concluir esta temporada.
“Es increíble”, dijo Harper. “Tenemos algunos de los mejores fanáticos del béisbol, y poder hacer eso con mi familia en el parque, es un momento increíble, no solo para mí, sino también para la organización y los aficionados de los Nacionales. Estoy muy bendecido”, dijo Harper después de ganar el Derby realizado en la víspera del Juego de Estrellas 2018 del Béisbol de las Grandes Ligas.
En medio de la ensordecedora algarabía, Harper, quien está teniendo una mala temporada con un débil promedio de .214, se dirigió a la multitud y expresó: “Este público, guao, Nacionales de Washington baby”.
La emoción del toletero no pudo haber sido mayor. Harper remontó una desventaja en la etapa final y ante los envíos de su padre, Ron Harper, conectó la esférica a lo más lejano de las gradas en tiempo extra, una bonificación que compensó el haber pegado dos cuadrangulares de al menos 440 pies durante los cuatro minutos de tiempo regular. “Solo soy tan bueno como el lanzador”, dijo Harper en referencia a su progenitor.
Harper estaba abajo 18-9 con 1:20 de tiempo para batear antes de sacar a relucir su poder. Despachó 9 vuelacercas en sus diez últimos turnos nueve de sus últimos 10 turnos del tiempo regular.
“Una de mis cosas favoritas es entrar y ver a los trabajadores y realmente tener esa relación con ellos”, dijo Harper. “Es el tipo de seguridad del frente o el tipo que trabaja en el estacionamiento. Esas son las relaciones que amas”, agregó.
“Soy muy serio en el campo. Pero fuera del campo, soy el chico que viste esta noche. Esto no era solo para mí y mi familia, sino para el cocinero y el chico que trabaja en el frente y la gente que trabaja en el piso de arriba. Fue para toda la ciudad de DC, acotó el jonronero en reconocimiento a los millones de aficionados y trabajadores alrededor del béisbol en la ciudad capital.
Los bateadores latinoamericanos que participaron en la competencia de jonrones no corrieron con igual suerte.
Tanto el venezolano Jesús Aguilar, primera base de los Cerveceros de Milwaukee, como el puertorriqueño Javier Báez, intermedista de los Cachorros de Chicago, fueron eliminados en la primera vuelta.
Aguilar fracasó ante Rhys Hoskins, quien lo superó 17-12, siendo el batazo más largo del sudamericano de 428 pies. Báez, por su parte, parecía que iba a tener mejor fortuna cuando despachó en la primera vuelta 16 batazos de circuito completo, sin embargo, Max Muncy desató una ofensiva descomunal para superar al boricua por un cuadrangular. El batazo más largo de Báez caminó 479 pies.