Nuestros estilos de vida modernos nos hacen avanzar cada vez más rápido en temas de tecnología y eficiencia, pero se sigue generando un gran impacto negativo en el ambiente como consecuencia del mismo. En un mundo de recursos naturales que se agota rápidamente, a un ritmo que no se está frenando, adoptar una forma de vida sostenible es una necesidad que requiere un cambio completo en la mentalidad de todas las sociedades. Si cada uno hace pequeños cambios en la forma de llevar su día a día, todos podemos convertir lo negativo en positivo a asegurarnos muchos años más sobre nuestro hogar llamado La Tierra.
Los beneficios de un estilo de vida sostenible son muchos. Convertirse en una persona “verde: nos hace más saludables y felices. Nos hace más productivos, nos ahorra dinero y mejora nuestra calidad de vida. Pero, sobre todo, nos da un papel activo en la protección de nuestro entorno: proporciona significado y propósito.
Se trata de tomar decisiones más inteligentes para consumir menos y reducir los desperdicios. Cuando nos fijamos en nuestros estilos de vida a través de esta perspectiva, es fácil tomar las decisiones correctas; y cuando no podamos, al menos podemos ser conscientes de nuestro impacto y trabajar para reducirlo en el futuro.
Tres simples cambios en la forma de vivir nuestra vida generarán un gran cambio en el impacto que tenemos sobre nuestro planeta.
1.Minimizar los residuos: La reducción del desperdicio es la ruta más fácil para una vida sostenible: podemos hacerlo de inmediato, en tantas áreas de nuestras vidas y con un mínimo esfuerzo. Comienza por reducir el desperdicio de energía: usa bombillas LED, apaga las luces cuando no las necesites y usa tomacorrientes con control remoto para evitar el consumo en modo de espera. Comprar productos y alimentos locales siempre que sea posible, y hacer carpool o usar el medio de transporte público o la bicicleta en lugar de conducir también generará un cambio positivo.
Tomar duchas más cortas, cerrar el agua mientras te enjabonas o cepilla los dientes, instalar regaderas de bajo flujo y aireadores de grifería, y hacer funcionar lavaplatos y lavadoras solo con cargas completas, también son acciones que puedes tomar para llevar una vida más verde.
Reducir el desperdicio físico es una de las más grandes tareas. Vende, dona o reutilizando lo que no uses; recicla, composta, evita usar cosas desechables (como pajillas y vasos de plástico, afeitadoras desechables, baterías no recargables, plumas no recargables, etc.) y opta por productos con menos (o reciclados) empaques son todas estrategias válidas que podemos poner en marcha de inmediato con un mínimo esfuerzo y planificación.

2.Consume menos: “No tomar más de lo que se necesita” es un valor fundamental en muchas culturas indígenas antiguas de todo el mundo, y es un consejo sabio para preservar nuestros recursos naturales. Seguir este consejo es tan simple como preguntarnos si realmente necesitamos algo antes de comprarlo, y reflexionar, incluso por unos pocos segundos, sobre los motivos reales que impulsan nuestras compras.
Puedes pedir prestado y actualmente puedes comprar artículos de segunda mano de manera más fácil que nunca antes. Tomar la decisión de comprar productos duraderos (y que podemos vender cuando dejemos de necesitarlos), es otra opción válida en nuestro camino al modo de vivir ecologista.

3.Sube de nivel con otros esfuerzos “verdes”: Los próximos pasos es aumentar tus esfuerzos ambientales para reducir aún más su huella de carbono. Por ejemplo, al planear nuestras comidas con anticipación para evitar comprar alimentos empacados procesados. O al consumir menos carne y productos lácteos, ya que la ganadería produce, a escala mundial, el 14.5% de todos los gases de efecto invernadero. No hay necesidad de ser drástico al respecto: trata de comer vegetariano (o incluso vegano) dos o tres días a la semana durante un mes y analiza cómo te sientes.
Como regla general, es bueno evitar ingredientes derivados de animales siempre que sea posible. Ten en cuenta que incluso se encuentran en muchos cosméticos.
Puede establecer planes a largo plazo para mejorar la eficiencia energética de tu hogar, por ejemplo, con un mejor aislamiento o sistemas domésticos inteligentes. Puede hacer la transición a productos de limpieza naturales (como ácido cítrico y vinagre) para evitar los químicos, que ahora se han convertido en “fuentes sustanciales de contaminación del aire urbano”. Incluso podrías pensar en vender su automóvil si vives en un área urbana; muchas ciudades, como Madrid, Oslo, París y Copenhague, en realidad están empezando a prohibir los automóviles en sus centros urbanos.
Además de implementar estas pequeñas acciones en el día a día, también es igual de importante compartir la información y generar consciencia en las personas que te rodean. Únete a equipos en la comunidad para crear planes ecológicos, apoya a ONGs que trabajen en pro del tema “verde” y conviértete en un ejemplo a seguir.
