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Caravana de migrantes salvadoreños teme que los cárteles alteren su marcha hacia EE.UU.

La caravana de migrantes salvadoreños que cruzó el rio Suchiate el viernes ya camina por las calles de Tapachula, en el estado fronterizo de Chiapas, 40 kilómetros al interior de México. La amenaza de los cárteles mexicanos de la droga ha comenzado a minar el ánimo.

El principal temor de los integrantes de la segunda caravana de migrantes es la idea que las autoridades mexicanas los desintegren y así se les haga más fácil detenerlos y deportarlos.

Desconfían del hecho que una patrulla de policías federales los acompañe en cada paso del recorrido, de cerca de cuatro horas, que hicieron desde el río hasta Metapa. Las inclemencias del clima también parecen jugar en su contra. Una nube negra ha amenazado todo el tiempo con dejar caer una tormenta obre ellos, algunas gotas se desprendieron y los obligaron a refugiarse.

“Nos cayeron unas cuantas pringas, solo caen y se quita”, relata Eduardo, “pero la gente mexicana es diez, la gente de aquí nos ha ayudado bastante”, añade.

Esa misma nube de lluvia presagia otros peligros para la caravana. “Mucha gente ya va con el miedo de que allá adelante hay cárteles – de droga – que ya nos están esperando”, dice y hasta baja un poco el volumen de su voz, las últimas palabras son casi un susurro. “También dicen que no van a aguantar el viaje las mujeres y los niños”, asegura. “Según se dicen, tenemos que prepararnos para cuando lleguemos a Tijuana”, relata.

Lo cierto es que, nadie sabe aún cuál será la ruta que la caravana de migrantes salvadoreños seguirá en territorio mexicano. Las primeras caravanas –las de hondureños- se fragmentaron al sur del estado de Veracruz y siguieron rutas distintas. La mayoría atravesando Veracruz, hacia Tamaulipas: regiones con mayor presencia del crimen organizado.

Con información de El Salvador