La segunda caravana de migrantes salvadoreños comenzó a llegar el viernes a la ciudad de Matías Romero, en el estado sureño de Oaxaca, en México. Al no encontrar resistencia por parte de las autoridades migratorias de ese país, la caravana se ha fragmentado nuevamente en pequeños grupos que viajan de “aventón” en trailers y camiones para acortar camino.
En Matías Romero fueron atendidos por voluntarios de la Casa del Migrante y, luego de un altercado con otro grupo de centroamericanos que descansaba en el albergue principal, los salvadoreños decidieron pasar la noche a la intemperie en un campo de fútbol cercano. La discusión amenazaba con volverse violenta pero no pasó a más.
La fría noche de Oaxaca ha provocado que decenas de salvadoreños comiencen a presentar síntomas de enfermedades respiratorias. Los niños y las personas mayores son los más afectados.
“La gente mexicana nos ha ayudado con eso, nos están dando comida y medicina”, relata uno de los jóvenes que viaja con el grupo y que ya presenta síntomas de enfermedad.
El hecho que haya dos grupos grandes de migrantes centroamericanos, en la misma ciudad, complica las acciones de los voluntarios mexicanos, que no dan a basto con la ayuda a los centenares de personas que requieren atención. Este escenario se ha repetido en más de una ocasión desde que la Caravana salió de El Salvador: en donde el agua, el alimento y las medicinas escasean frente al gran número de personas que realizan el viaje.
Las principales necesidades de los migrantes salvadoreños que se encuentran en ruta son agua, alimento y vestimenta adecuada para las jornadas de sol y las noches frías. En su cruce por el río Suchiate, frontera entre Guatemala y México, muchos debieron abandonar sus equipajes y mochilas para evitar ser arrastrados por la corriente.
El dinero también ha comenzado a hacer falta. La mayoría de los salvadoreños comenzaron el viaje con fondos limitados y a estas alturas es muy poco o nada lo que les queda para continuar. Hay quienes, los que cuentan con documentos como pasaporte, solicitan ayuda económica a familiares, amigos o personas que deseen colaborar en El Salvador a través de servicios de transferencia de remesas.
El dinero es utilizado, en su mayoría, para pagar comida y transporte. Las autoridades de seguridad pública federal en México han colaborado con la caravana en ese sentido. Ayudan a los grupos pequeños a detener camiones que puedan adelantarlos en el camino. Así han llegado muchos hasta Matías Romero. La meta de la segunda caravana de migrantes salvadoreños es alcanzar la Ciudad de México, a 672 kilómetros de su ubicación actual.
Pueblo Sin Fronteras
Representantes de la organización Pueblo Sin Fronteras, a quienes se les atribuye la organización de los primeros grupos de migrantes centroamericanos que salieron de la región rumbo a Estados Unidos, también trabajan con los líderes de la segunda caravana de migrantes salvadoreños que se encuentra en la localidad de Matías Romero del Estado de Oaxaca, en México.
Pueblo Sin Frontera es un grupo con 15 años de trabajo con las diferentes caravanas de migrantes centroamericanos que intentan cruzar la frontera norte de México. En Oaxaca y a lo largo de la ruta, proveen ayuda y organizan transporte y otros tipos de asistencia para quienes pretenden llegar a Estados Unidos. Los líderes de la segunda caravana ya se coordinan con esta organización.
Al interior de las primeras caravanas de migrantes hondureños, la organización Pueblo sin Frontera juega un papel predominante y son ellos quienes dirigen la ruta del grupo en su trayecto por México. Además, son sus “líderes” quienes informan a la prensa, local y extranjera, sobre los pormenores de la caravana y hasta han gestionado reuniones con representantes del gobierno mexicano.
En Tecún Umán, localidad fronteriza entre Guatemala y México, eran fácilmente reconocibles dos personas a la cabeza de la segunda caravana de salvadoreños: Marvin Lovo y Ramón Torres. Quienes han sido vistos intentado organizar al grupo junto con los líderes de Pueblo sin Fronteras. El viernes intentaron unir a los salvadoreños con un numeroso grupo de caravaneros de Honduras, que se alojaban en el albergue de Matías Romero en Oaxaca.
El intento terminó en un altercado que no pasó a más gracias a que la caravana de salvadoreños prefirió pasar por alto las indicaciones de los “Líderes” y pasar la noche en un campo de fútbol cercano al albergue.
La intención de Pueblo Sin Frontera era unir a los dos grupos para fortalecer a la caravana. Sin embargo, en el grupo de salvadoreños hay quienes se oponen a las directrices de Pueblo sin Fronteras.