Con la temporada muerta de Grandes Ligas y el receso que marca el movimiento de agentes libres en la pelota norteamericana, un evento que nunca pasa desapercibido cobra fuerza conforme avanzan las semanas: la elección al Salón de la Fama. El retiro de muchos apunta a la nueva etapa, con la inmortalidad como meta, cerrando así un ciclo exitoso.
Los récords tienen dueño, con varios de los actuales aspirantes como leyendas vivientes en el mundo del béisbol, razón que para los cronistas se decanten por sus favoritos, quienes deben contar con al menos el 75% de los votos a favor para poder entrar en la tierra prometida.
Son 22 los nombres en la lista, siete de ellos debutantes, los que compiten fuera del campo por tener una placa en Cooperstown.
Camino libre
Todo es alegría en el entorno de Mariano Rivera. En su primer año para ser electo, el panameño parece no tener obstáculo, situación previsible al tratarse del máximo cerrador en la historia de las mayores, un elemento que recorrió un camino brillante y sin polémicas en el que ganó cinco títulos de Serie Mundial como parte fundamental de los Yanquis de Nueva York que el mánager Joe Torre guio al éxito.
Con 652 candados, “Mo” podría convertirse en el primer jugador retirado en llegar con el pleno de votos a la tierra prometida, algo que se pensó cuando Ken Griffey Jr., fue exaltado en 2016 con el 99.3% del apoyo. Pero más allá de cómo podría llegar lo importante se centra sobre una pieza que logró vivir de una mecánica pulcra en la que las lesiones no fueron lo suficientemente significativas para apoderarse de su físico.
Su recta cortada, uno de los lanzamientos más icónicos en la historia del béisbol, lo brindó momentos inolvidables, logrando estirar su pasantía por la pelota norteamericana a lo largo de 19 temporadas, diciendo adiós a la disciplina en 2013 con 49 años de edad.
Hoy es imposible desligarlo de los Yanquis, sobre todo de la generación dorada de Torre, con Andy Pettitte, Jorge Posada y Derek Jeter como pilares fundamentales del dominio del conjunto del Bronx, que en el presente intenta retomar viejas costumbres para volver a alzar el título en Grandes Ligas.
El año del BD
Esta elección al Salón de la Fama podría marcar un antes y un después en la historia de la Gran Carpa, cuyo presente luce más libre y amplio para distintas ideas. Sucedió con los premios Cy Young a Zack Greinke cuando en 2009 obtuvo el galardón con apenas 16 victorias. Un año después sucedería lo propio con el venezolano Félix Hernández al materializar 13 ganados y más recientemente este año a Jacob DeGrom, con nada más 10 compromisos a su favor.
Ese antecedente podría también favorecer a Édgar Martínez pese a no haber sido lanzador. El neoyorquino, figura como bateador designado en las mayores, tiene en esa misma situación una cruz que ha cargado en nueve años para trascender a Cooperstown. Las injusticias, generadas en un béisbol más conservador, le quitaron la opción de ser Jugador Más Valioso en 1995, cuando con el uniforme de los Marineros de Seattle bateó para .356 de average con 52 jonrones y 113 carreras remolcadas.
Ese mismo discurso viejo y obsoleto se ha impuesto en los nueve años previos; sin embargo, poco a poco ha ido convenciendo a propios y extraños que no ser una pieza defensiva también reúne méritos, como seguramente sucederá en su momento con David Ortiz, referente en el pasado de los Medias Rojas de Boston.
Cuando el corte fue de apenas 11.7% de los votos, Martínez presentaba aceptación del 89.6% de los electores, números alentadores para quien llega a su último baile a través de esta vía antes de pasar, en caso de no ser electo, al Comité de Veteranos.
Homenaje al ausente
No hay manera de no recordar a Roy Halladay y no sentirse afligido. El abridor y ganador en dos ocasiones del premio Cy Young murió en noviembre de 2017 con la edad de 40 años mientras pilotaba su avioneta. La despedida, tan triste y silenciosa, apartaba antes de tiempo a una pieza respetada y cuyo dominio se hizo sentir en la Liga Americana con los Azulejos de Toronto y después con los Filis de Filadelfia.
Con ese último cuadro, por cierto, alcanzó un hito que alimentó aún más la leyenda del “Doc” al lanzar un no hitter en su primera presentación de postemporada, uno de los tipos más difíciles de castigar y que ahora, sin estar en este plano, podría tener en sus familiares y amigos el consuelo deportivo de contar con su plaza en el templo de los inmortales para el año 2019.
Su temple sobre el morrito le valió la participación en 8 Juegos de Estrellas, un lanzador que jamás será olvidado por su alto nivel a lo largo de los 16 años en los que vio acción en las mayores.
Al momento del corte, Halladay contaba con el mismo porcentaje que Martínez, en lo que podría convertirse en un más que merecido homenaje por su calidad dentro y fuera del terreno de juego, uno de los brazos de mayor respeto en Grandes Ligas y quien partió mucho antes de lo esperado.
La eterna polémica
Así como en el caso de Martínez, lo de Barry Bonds y Roger Clemens es motivo de estudio. La comparación, simplemente centrada en la elección, tiene a estos dos últimos aún en el ojo del huracán tras haber dado positivo en controles antidopaje, manchando carreras históricas y donde los récords ahora cuentan con el desprecio de muchos por las circunstancias en los que fueron alcanzados.
Para Barry Bonds, ser el rey del jonrón trae consigo una sensación amarga, pues sus logros en el cajón de bateo no han sido reconocidos por muchos seguidores del béisbol, dudosos de los que pudo haber logrado la figura de Piratas de Pittsburgh y Gigantes de San Francisco en 22 años en la Gran Carpa, donde mandó 762 bolas a las gradas, marca que aún no ha sido superada.
Mientras, Clemens fue una de las mayores sorpresas una vez se dispararon las alarmas al conocerse de su dopaje. Figura con Medias Rojas, Azulejos, Yanquis y Astros de Houston, obteniendo la Serie Mundial en par de oportunidades con los neoyorquinos, ostenta la marca de más Cy Young en la historia, con siete. Dijo presente en 11 Juegos de Estrellas y acumuló 4.672 ponches.
En su séptimo año, Bonds tiene 68.8% de aceptación en el mencionado corte, cifre que, a pesar de que no es suficiente para ingresar, se convierte en un panorama para ser optimista a futuro. Para Clemens, los números son aún mejores, con 70.8% de votos a favor.