No es como comienzas sino como terminas. Esa frase, tan popular como cierta determina el cierra de ronda regular de los Redskins de Washington en la temporada 2018 de la NFL. Es la que la dirigencia debería tener tatuada a fuego y que a su vez será una oración con la que estos probablemente sueñen al ver perder sus opciones de avanzar a los playoffs conforme corría el torneo.
En líneas generales, poco o nada para reprochar si se compara con lo sucedido en 2017, cuando las alternativas jamás estuvieron del lado de los capitalinos para verlos optar por un pase a la siguiente instancia del campeonato; sin embargo, lo de la campaña en curso duele aún más porque durante un buen rato se saboreó el éxito como hacía tiempo no se saboreaba, pero ese espejismo no fue más que eso, una aparición inexistente que pronto lo hizo golpearse con la dura realidad.
Dos tercios para el olvido
El arranque parecía ser el indico perfecto, una señal para poner el nombre de los aborígenes entre esos conjuntos que estaban dispuestos a dar el golpe en la mesa y hacer valer su condición histórica para rozar su mejor versión; no obstante, con un puñado de resultados no puede darse por sentado que el título está cada vez más cerca. Se trata de armar una plantilla siempre con la mirada puesta en el futuro. Sí, las victorias de hoy son las que dan el boleto a postemporada, pero cuando un equipo tiene las piezas, la primera fase suele ser un camino que se transita con mayor comodidad.
Hasta finales de octubre, los Redskins presentaban foja de cinco victorias por dos derrotas, mostrándose como uno de los conjuntos de la campaña con mayor equilibrio entre sus líneas, sobre todo en el plano defensivo, talón de Aquiles en 2017.
Triunfos ante rivales de la talla de Cardinals de Arizona, Packers de Green Bay y Cowboys de Dallas invitaban a pensar que lo más difícil había sido superado, pero la verdad tuvo un guion diferente, uno en el que lo más valioso para otros fue la forma como encararon los dos últimos meses del año, asignatura pendiente para los capitalinos, que desde noviembre disputaron un total de nueve choques para ganar apenas dos.
Su destino estuvo en sus manos y ellos mismos lo dejaron ir.
La baja de Smith
Las lesiones se convirtieron en el principal enemigo de Washington, acostumbrados a recibir noticias nada alentadoras incluso desde la pretemporada, pero una fue más allá y se convirtió, a juicio de muchos, en el hecho que marcó un antes y un después en el desempeño del equipo, un percance que nadie esperaba y que dinamitó a una organización que no encontró la forma para poder levantarse de semejante traspiés.
El 18 de noviembre en juego ante los Texans de Houston, el mariscal de campo Alex Smith sufrió uno de los siniestros más desagradables de la disciplina en los últimos años al sufrir una fractura de tibia y peroné en la pierna derecha cuando fue capturado por la línea defensiva de los tejanos. La acción paralizó por completo a toda la disciplina, con muestras de apoyo por parte de compañeros de equipo y otros elementos del torneo, así como incontables mensajes por parte de los fanáticos.
Aún así, luego de que Smith pasara por el quirófano y fuera dado de alta a mediados de diciembre, su continuidad en el juego sigue siendo una incógnita. De acuerdo con la cadena ESPN, pese a que el diagnóstico del mariscal es esperanzador, todavía no existe certeza de que pueda regresar como jugador activo.
El lamento, además de lo que ocurrió en aquel compromiso, sumó nuevos episodios frustrantes al conocerse que el área operada sufrió una infección, obligándolo a ser intervenido en repetidas oportunidades para limpiar la zona.
Polémica Foster
Aunque su incidencia sobre el juego poco tuvo que ver con una debacle ya marcada, un hecho extradeportivo puso los ojos de los seguidores del juego sobre lo que giraba en torno a los aborígenes, cuando se conoció que el linebacker Reuben Foster estaba supuestamente implicado en un caso de violencia doméstica, caso que fue desestimado por fiscales del estado de Florida este 2 de enero.
Según la fiscalía del mencionado estado, no se encontró suficiente evidencia para poder presentar cargos contra el atleta, luego de que especialistas realizaran una “revisión meticulosa sobre los hechos del caso”.
En noviembre de 2018, Foster fue aprehendido por cuerpos de seguridad de Florida, donde estaba ubicado el jugador antes del compromiso que midió a Washington contra los Buccaneers de Tampa Bay.
Pese a esto, la NFL confirmó que mantendrá bajo revisión al linebacker para evitar futuras eventualidades.