Se espera que los Warriors de Golden State cuenten con el pívot DeMarcus Cousins en el juego del próximo 18 de enero contra los Clippers de Los Ángeles. Al hacerlo, el conjunto de California podrá presumir de armar un quinteto para la historia, uno que dará apertura a una discusión subjetiva, pero en la que se deberá revisar con lupa los libros para conseguir a un combinado tan fuerte en el papel como estos.
Los genios del presente
Puede que con Cousins, los Warriors se vengan a menos, no obtengan el título al que son favoritos ni ganen un solo compromiso desde su debut en adelante, pero lo que nadie podría quitarle, criticarle o negarle sería su condición de quinteto histórico. Junto a él, en la cancha estarán cinco elementos con experiencia en Juegos de Estrellas, varios de estos con proyección al Salón de la Fama y posiblemente en la discusión por ser el mejor en su determinada actividad.
El caso de Stephen Curry, por ejemplo, abre otra ventana. El base ostenta el récord de más triples anotados en una temporada, con los 402 que encentó en la 2015-2016. En esa lista él es el segundo y también el tercero. El cuarto es su compañero Klay Thompson y él repite en el quinto lugar.
Para muchos, este es el mejor tirador en la historia de la liga.
Mientras, Kevin Durant va más allá al ser considerado uno de los mejores anotadores jamás vistos. Su situación es particular por su estructura física, pues presenta la estatura de un interno, pero con movilidad y lanzamiento de externo. Lo mejor de los dos mundos se concentran en un solo jugador, uno de los más difíciles de marcar y también uno con la particularidad de verse privilegiado al momento de definir compromisos, como lo demostró en las dos últimas finales.
Tanto él como Curry son dueños de premios al Jugador Más Valioso, este último en dos ocasiones.
Ni hablar de Draymond Green, dos veces Jugador Defensivo del Año y una de las piezas más completas de la liga, un hombre discreto en puntos, pero con la capacidad de pasar, tomar rebotes y dar bloqueos así como robar el balón.
La referencia de los 80
La década que marcó un antes y un después en la NBA tuvo su epicentro en la rivalidad más grande en la historia de la disciplina, con los Celtics de Boston y Lakers de Los Ángeles como protagonistas de finales consecutivas y una leyenda difícil de igualar.
Para muchos, los mejores Celtics no son los de Bill Russell, mítico ganador de 11 anillos entre los 50 y 60, sino los de la campaña 1985-1986. Con un núcleo joven, el cuadro verde se coronó ante los Rockets de Houston amparados bajo el dominio ofensivo de Larry Bird, uno de los mejores jugadores jamás vistos y aún referente de la organización.
Junto a él, Kavin McHale, Dennis Johnson, Robert Parish y Danny Ainge se consagraron, siendo aún el mejor combinado de Massachusetts, una divisa en la que el equilibrio entre ofensiva y defensa se unió a la perfección para frenar a sus rivales y atacando con la solvencia de quienes parecían contar con la veteranía para adueñarse de las principales instancias del campeonato.
Por su parte, los californianos redefinieron el baloncesto hasta llevarlo al punto de convertirlo en un espectáculo. Con Magic Johnson como figura, los laguneros se hicieron con el título un año después, precisamente ante los Celtics, en una zafra que quedará en la memoria de muchos como la más espectacular desde que se fundó la NBA.
James Worthy, Byron Scott y una versión ya en su última etapa de Kareem Abdul-Jabbar dieron forma a los Lakers del Showtime dirigidos por Pat Riley.
El equipo sagrado
Todo lo que gire en torno a Michael Jordan llevará por siempre el mote de favorito. Esto sucedió en la zafra 1995-1996, cuando los Bulls de Chicago sumaron el anillo con Su Majestad en una de sus mejores temporadas al frente de unos astados con sed de títulos y una dinámica envidiable que supo impartir Phil Jackson.
Además del que para mucho es el mejor basquetbolista de la historia, Scottie Pippen estuvo ahí como su escudero, una pieza con la calidad suficiente para asumir el rol de líder cuando Jordan se retiró para volver, así como Dennis Rodman, uno de los mejores reboteros que ha pasado por la NBA.
En la banca, Steve Kerr, letal desde el perímetro y hoy el que dirige a estos Warriors fuera de serie con los que va por su cuarto trofeo de campeón en las últimas cinco campañas.