El jueves, casi mil migrantes entraron a territorio mexicano en caravanas. Luego de partir de países como Honduras y El Salvador con destino hacia Estados Unidos, donde esperan alcanzar una vida próspera y sin violencia.
La situación, sin embargo, pone a prueba la capacidad del gobierno de México de atender el flujo de migrantes centroamericanos con éxito, así como al Servicio de Inmigración estadounidense.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración de México, 969 migrantes de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua llegaron a Ciudad Hidalgo para continuar su marcha hacia la frontera sur de Estados Unidos, reseñó Reuters.
El presidente Donald Trump ha sostenido su posición al respecto. Utiliza la situación para presionar al Congreso estadounidense en busca de 4,7 millardos de dólares para construir el muro.
“Otra gran caravana que se dirige a nuestro camino. Muy difícil de detener sin un muro”, escribió Trump en Twitter este viernes.
La noche del lunes una nueva caravana de hondureños salió desde la ciudad de San Pedro Sula, al norte del país centroamericano. El grupo está integrado por más de 500 migrantes, entre los que se encuentran mujeres, adultos mayores y niños que dicen huir de la inseguridad y la falta de empleo.
Dos días después, un grupo de unos 150 salvadoreños partió de El Salvador en otra caravana, también con la intención de llegar hasta Estados Unidos. Los migrantes se organizaron mediante las redes sociales.