“Alita: Battle Angel” tardó 15 años en llevarse a cabo. El proyecto propiedad del director James Cameron pasó a manos de Robert Rodríguez, quien da los últimos toques antes de que aparezca en las salas de cine en febrero.
En ella, una cara reconocida se asoma, una que es para muchos el último gran villano del Hollywood: Christoph Waltz.
“Funciona a muchos niveles; lo que más me interesa son los sociales y políticos, pero hay aspectos biológicos, psicoanalíticos, una historia de amor, la aventura y un enorme espectáculo de efectos visuales”, indicó sobre el papel que interpreta en entrevista a EFE.
No obstante, siempre se le ligará con interpretaciones más fuertes y en las que su rol es difícil de asimilar para muchos, el malo de la película, para ser más directos.
Sin embargo, confirma que este tipo de papeles no son redondos; todo lo contrario, necesitan grietas para funcionar.
“El villano perfecto no existe, como no existe la madre perfecta. Los héroes necesitan antagonistas para erosionar esa perfección, porque, si no, no habría historia”, comentó.
Waltz saltó a la fama en “Bastardos sin gloria”, de Quentin Tarantino, abriendo las puertas del cine norteamericano a uno de los principales actores hoy por hoy activos.