La NBA es una liga de talla mundial en varios aspectos; vista como una de las organizaciones deportivas más exitosas, el modelo de desarrollo y negocios del baloncesto norteamericano es un patrón envidiable que otras disciplinas han copiado a placer para obtener beneficios dentro de un sistema en el que el orden es una obligación.
Es global por sus expansiones hacia otras latitudes, con varios compromisos en otros lugares del mundo, como México e Inglaterra, donde poco a poco han sumado seguidores.
Pero también lo es por sus embajadores. En la presente temporada, la NBA cuenta, al menos para el primer día de acción, con 108 jugadores extranjeros, cifra nada diminuta y que mostró además lo que hoy por hoy es una tendencia, pues por quinta campaña consecutiva 100 o más jugadores foráneos adornaban las plantillas que conforman a las conferencias del Este y el Oeste.
Pero entre tantos nombres, algunos, sobre todo jóvenes, representan el futuro de la liga bajo otras banderas.
Luka Doncic
El esloveno está haciendo las labores en su primer año en la liga como si se tratara de una pieza con amplia experiencia. Su desarrollo prematuro con los Mavericks de Dallas se lee a través de su trabajo en Europa con el Real Madrid, organización que le brindó la oportunidad de hacer las labores de forma brillante en el baloncesto profesional.
Una vez incursionó en el basquetbol norteamericano, la historia fue un cuento de hadas.
Hoy en día se le ve como uno de los futuros líderes en toda la NBA gracias a su versatilidad sobre el tabloncillo; capaz de anotar desde varios puntos del tabloncillo, también sabe meterse en la pintura para tomar rebotes y asistir a sus compañeros para que estos apunten a la canasta.
Salvo una situación extrema, será de manera cómoda el Novato del Año en el Oeste.
Giannis Antetokounmpo
El fenómeno griego no para de evolucionar. Desde que pisara por primera vez las canchas de la NBA, el espigado jugador ha dejado boquiabiertos a los seguidores de la disciplina gracias a su despliegue físico.
En la presente zafra ha despertado todo tipo de elogios, llevando a sus Bucks de Milwaukee al primer lugar del Este, sorpresa enorme, pues se esperaba que la lucha fuera de inicio a fin entre Raptors de Toronto, Celtics de Boston y 76ers de Filadelfia por ese lugar de honor.
Pero con Antetokounmpo el dominio del juego es otra cosa. La longitud de sus brazos lo conviertes en una pieza difícil de marcar tanto en tiro a media distancia como cuando de atacar el aro se trata, siendo por mucho el hombre más complicado de detener cuando está en la llave.
En una NBA donde el triple manda, este año podríamos ver a un MVP que poco o nada ofrece desde el perímetro.
Kristaps Porzingis
El unicornio letón es todo un espectáculo. Pese a ser un ala-pívot, tiene un juego que bien podría hacer pensar que se trata de un alero e incluso un escolta dada su facilidad para realizar movimientos de hombres que hacen vida a media distancia del aro.
El europeo se ganó el corazón de los fanáticos de los Knicks de Nueva York antes de ser cambiado a los Mavericks, donde ahora compartirá con Doncic, siendo esta una dupla europea de alto nivel.
Ben Simmons
El australiano que muchos ven como el relevo de LeBron James es un elemento del que se puede esperar casi todo. El jugador de los 76ers cuenta con muchas herramientas para apoderarse del lugar, siendo habituales sus triples dobles por su enorme presencia en las zonas de juego más importantes.
Con una capacidad anotadora muy efectiva pese a que el triple no es su aliado, Simmons no ha defraudado.
Sabe defender, pasar y tomar rebotes. Es parte fundamental de un conjunto joven que promete grandes aventurar a corto plazo y del que muchos se confían para verlos alzar el título de campeones de la NBA más temprano que tarde.
Los viejos recuerdos
Estos ejemplos son lo que son gracias al dominio de otros. Desde hace varios años se han ido sumando banderas de muchos países del mundo a la liga, con nombres difíciles de olvidar por su huella dentro del baloncesto estadounidense.
Desde Tony Kukoc, pasando por Manu Ginóbili, Steve Nash y Tony Parker, el talento foráneo no es para reprochar en territorio norteamericano, donde lo que sucede afuera es tan o más importante como lo que ocurre dentro de sus fronteras deportivas.