Todo comenzó con el inocente chisme, publicado por The Sun, de que Kate Middleton tuvo una fuerte pelea con la modelo Rose Rocksavage, esposa de David Rocksavage, marqués de Cholmondeley (se pronuncia Chumley), miembro de una de las familias más antiguas y ricas de Inglaterra.
Tanto el príncipe William como Kate, duques de Cambridge, se hicieron muy cercanos a ellos porque son sus vecinos en Anmer Hall, su casa de campo en Norfolk, donde forman parte de un grupo de aristócratas que a menudo se juntan en fiestas y viajes. Pero la noticia no tenía nada de inocente, sino que estaba redactada para que quien quisiera entender algo adicional, lo entendiera.
“Kate ve en Rose a una ‘rival’”, continuó maliciosamente The Sun, al tiempo que periódicos no tan influyentes sí se fueron con todo y publicaron que la verdadera razón del rifirrafe era que William y Rose tuvieron un romance cuando la duquesa estaba embarazada del príncipe Louis, nacido el año pasado.
La gran prensa permanecía callada y se sabía que al menos un diario británico de gran tirada recibió una carta de Harbottle & Lewis, firma de abogados de los duques, advirtiéndoles que las murmuraciones eran falsas y que publicarlas violaba los derechos de sus clientes. Finalmente, la revista estadounidense de farándula In Touch Weekly se atrevió a ventilar en portada supuestos detalles del drama.
Apenas oyó los rumores, que por un año han sido la comidilla en los salones de la alta sociedad en Londres, Kate confrontó a William, quien se murió de la risa ante lo absurdo del cuento, afirmó la publicación. De todas formas, ella decidió que poco a poco irían desechando a Rose.
“Los duques piensan seguir juntos, pero el desliz de William dejó herido su matrimonio, porque minó la confianza de Kate en William”, anotó In Touch.
Portavoces reales desmintieron la versión, pero llamó la atención este trino de Giles Coren, prominente periodista del prestigioso The Times, de Londres: “Sí, hubo un affaire. No he leído el artículo (de In Touch), pero sé del romance. Todo el mundo lo sabe, darling”. El mensaje fue borrado en cuestión de horas por su autor, en lo que también se vio la mano de los apoderados de los duques.
El asunto ha sido en extremo desagradable para la familia real, porque surgieron las inevitables comparaciones y remembranzas del mundialmente famoso escándalo de infidelidad de Carlos de Gales, el padre de William, con Camilla Parker Bowles, hoy su esposa, que marcó la infelicidad, depresión y trastornos alimenticios de Lady Di, la fallecida madre del príncipe.
Según un comentario en Twitter de Nicole Cliffe, periodista de la publicación digital Slate Magazine, ese fue justo el motivo de una agria discusión que William tuvo con su hermano, el príncipe Harry, duque de Sussex: “Como es tan cercano a él, Wills le contó a su hermano de la aventura y este se puso furioso, le preguntó qué diablos le pasaba y le recordó que tiene tres hijos pequeños y que esa conducta de su padre arruinó su infancia”.
Incluso, ha surgido una nueva versión, según la cual no existe la supuesta animadversión entre Kate y Meghan Markle, la esposa de Harry, sino que son los príncipes quienes están enfrentados por la traición de William.
Por lo demás, hay que decir que ni Rose ni su marido son un par de aparecidos, sino que tienen un “pedigrí” impecable y conexiones de vieja data con la realeza.
Fuente: Semana