Desde que Nayib Bukele asumió la presidencia de El Salvador no ha dejado de dar órdenes vía Twitter. El mandatario, calificado de millennial, comenzó su gestión con decenas de despidos de funcionarios, además del reto de hacer frente a la delincuencia, la corrupción y a la pobreza. En su primer discurso oficial, afirmó que aplicará una “medicina amarga” al país centroamericano, que comparó con un “niño enfermo”.
El 1° de junio, Bukele se convirtió oficialmente en el presidente más joven en la historia de El Salvador. Su incursión en la política la hizo con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido izquierdista del que años más tarde fue expulsado y que ahora enfrenta como oposición desde el poder. En las elecciones en las que fue electo, en primera vuelta, rompió con 30 años de bipartidismo en su país.
En la campaña presidencial Bukele atacó con fuerza a los partidos Arena y al FMLN. Mantuvo un discurso contra la corrupción y ahora asume el reto de hacerle frente en la práctica. En el Salvador se han realizado arduas labores en ese ámbito. El nuevo jefe de Estado prometió crear una Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador (Cicies), a fin de combatir la corrupción.
Despidos y denuncias de nepotismo
Nayib Bukele conoce de al menos 30 demandas en su contra, de funcionarios cercanos o parientes de líderes del FMLN, despedidos por él desde que asumió como presidente. El mandatario se ha caracterizado por usar las redes sociales no solo para dar anuncios, sino también para notificar remociones de cargos, bromear y hasta compartir críticas en su contra.
Pese a los despidos, aseguró que si la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ordena restituir a los funcionarios acatará la decisión. “No pongan en duda eso”, afirmó.
El diario elsalvador.com reseñó que al menos 10 parientes del expresidente Sánchez Cerén recibían salarios ostentosos en comparación con otros empleados. Entre ellos Dolores Sánchez Villalta (hija), directora general de Desarrollo Social de la Cancillería, con un sueldo de $ 2.645,64; Salvador Sánchez Villalta (hijo), gerente de Inclusión Social de Fonavipo, devengando $ 4.000; Fátima Sánchez Villalta (hija), asistente técnica del Ministerio del Trabajo, con un salario de $ 1.775; y Claudia Sánchez Villalta (hija), supervisora del CEL, quien ganaba $ 4.000.
También despidió al nieto de Sánchez Cerén, Luis Sánchez Mejía, director de emisión de pasaportes de la Dirección de Migración, con sueldo de $ 2.500; y a su nieta Sofía Guardado Sánchez, quien devengaba $ 2.300 como subdirectora de Injuve.
Guillermo Enrique Funes Cartagena, hermano del exmandatario Mauricio Funes, prófugo de la justicia, fue removido como director por El Salvador en el Banco Centroamericano de Integración Económica. De acuerdo con Bukele, devengaba un salario de $ 20 mil dólares.
Combate de la violencia
La noche del viernes 7 de junio, Bukele se reunió con su gabinete de seguridad para definir una estrategia que reduzca los índices de criminalidad. En Twitter, el mandatario escribió: “No vamos a permitir que la delincuencia continúe apoderándose de nuestro país. En los próximos días, tendremos buenas noticias”.
El presidente prometió rescatar las localidades bajo influencia de las pandillas, conocidas como maras. En un reportaje, Efe calificó a dichos grupos delictivos como la principal amenaza para la gestión de Bukele, pues según la agencia tienen hasta 60 mil miembros en todo el país frente a unos 23,3 mil funcionarios y 10,4 mil militares dedicados a garantizar la seguridad.
Entre el 1° de enero y el 9 de mayo de este año la Policía Nacional Civil (PNC) reportó una reducción de 14,7% en la cifra de homicidios, en comparación el mismo periodo de 2018. Se registraron unos 1.147 asesinatos. Este mes no ha habido informes oficiales, coincidiendo con la entrada en funciones del nuevo gobierno.
Elsalvador.com, sin embargo, contabilizó 48 homicidios en los primeros seis días de junio. Además, se sabe que las pandillas han ultimado a 21 policías y a 12 soldados en lo que va de 2019.
Propuesta de acción
En el Plan Cuscatlán, la propuesta de gobierno de Bukele, hay 75 páginas dedicadas a abordar el ámbito de la seguridad. Se incluye aspectos como la creación de una red de vigilancia con cámaras, patrullas equipadas con drones de visión nocturna y térmica; y hasta un aumento de sueldo de 40% para los agentes de seguridad pública.
De acuerdo con el Plan Cuscatlán, este año el gobierno prevé cerrar con una disminución de homicidios de 29% y de 62% para 2021, en comparación con 2018.
Acusación
Esta semana ha sido polémica la acusación de Bukele en contra de dos miembros del FMLN, quienes presuntamente pagan a pandillas para atacar a funcionarios de seguridad con el fin de desestabilizar al gobierno. El presidente hizo la denuncia con base en información de inteligencia, pero no identificó a ningún dirigente en específico.
Una comitiva del FMLN reaccionó el lunes, 10 de junio, a la acusación. Rechazó los señalamientos y denunció a Bukele ante la Fiscalía por presuntamente incurrir en calumnia y simulación de delito. Además, se pidió que comience un proceso de antejuicio en contra del presidente.
“Hay información de las tres agencias de inteligencia del Estado de que dos altos funcionarios del FMLN están financiando a las pandillas a cambio de atacar objetivos de la PNC para desestabilizar al Gobierno. Están jugando con fuego y se van a quemar”, escribió el presidente.
Ámbito internacional
La posición de Nayib Bukele hacía regímenes considerados como autoritarios o dictatoriales es hacia la crítica, ya lo había anunciado en campaña. De ese modo Nicolás Maduro, en Venezuela; y Daniel Ortega, en Nicaragua, perdieron un aliado en centroamérica.
“Dictadores como Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando en Honduras jamás tendrán ninguna legitimidad, porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos”, planteó Bukele antes de ganar las elecciones.
Con Estados Unidos, en cambio, Bukele ha dado muestras de querer fortalecer las relaciones bilaterales. Aún está por verse qué ocurrirá con China, con quien la administración de Sánchez Cerén hizo avances sacrificando sus nexos con Taiwán.