Hay días que marcan el antes y después de un equipo y hasta de toda una disciplina. En el baloncesto, el draft universitario suele ser el que dicta quiénes estarán ahí a mediano y largo plazo para hacer del deporte un evento seguido de inicio a fin por los fanáticos en todo el mundo.

Este jueves 20 de junio se celebró en el Madison Square Garden de Nueva York una nueva edición de la escogencia de los equipos, los cuales apuestan por el talento joven proveniente de las universidades del país, así como de equipos del exterior, para sacar rédito de los jugadores inscritos y que cuentan con las herramientas para triunfar en la liga más competitiva de todo el planeta.

Entre sorpresas y selecciones previstas, los seguidores conocen el destino de las futuras estrellas.

El diamante

Cuando se celebró la lotería para determinar el orden de las escogencias, la pregunta rondaba sobre cuál organización tendría el privilegio de contar con el puesto de honor, pues este año decía presente Zion Williamson, el chico proveniente de la Universidad de Duke y considerado el prospecto más cotizado del baloncesto desde que los Cavaliers de Cleveland tomaran en la edición de 2003 a LeBron James.

Luego del sorteo se conoció que eran los Pelicans de Nueva Orleans los afortunados. A partir de ahí fue fácil pensar en una unión más que segura entre las partes, algo que se concretó el día del draft cuando, sin sobresaltos, el comisionado de la NBA Adam Silver mencionó el nombre del jugador de primer año.

Los alados no solo se hacen fuertes con el muchacho de la película, también se perfilan como uno de los grupos con el mayor talento joven de todo el sistema, pues días atrás negociaron con los Lakers de Los Ángeles el traspaso de Anthony Davis, abriendo la puerta de salida al popular interno y celebrando la llegada de otros nóveles como Lonzo Ball, Josh Hart y Brandon Ingram.

Puede que los Pelicans no sean favoritos de cara a la zafra 2019-2020, pero de mantener a esos muchachos y desarrollar el talento de cada uno, podrían ser la escuadra a tomar en cuenta dentro de algunos años.

De Asia para Washington

Dueños del noveno puesto, los Wizards de Washington se frotaban las manos, pues dentro del enorme universo de jóvenes talentosos, verse en un lugar tan privilegiado les permitía planificar un futuro prometedor en donde rápidamente puedan dejar atrás los viejos fantasmas del fracaso de la campaña 2018-2019, travesía oscura en la que las lesiones marcaron el destino de la organización de la capital estadounidense.

Así, los hechiceros se hicieron con los servicios del japonés Rui Hachimura, ala-pívot que vio acción con la Universidad de Gonzaga. Fue tras su tercer año en el sistema universitario que logró potenciar su baloncesto gracias a su fuerza para atacar el aro y una defensa destacada. Ese equilibrio fue bien visto en las oficinas del Verizon Center, donde esperan que se mantenga sano durante el verano y brille desde el primer día de temporada.

Además de su físico, Hachimura cuenta con una madurez que se ganó a pulso por las dificultades de ser un joven de raza negra en un país de mayoría blanco.

“(Otros niños en Japón) me miraban como si fuera diferente a todos ellos y me acabé acostumbrando. A mí me encanta ser así”, dijo en una oportunidad a The Undefeated. “Estoy muy orgulloso de ser medio africano y medio japonés”.

Su madre es nativa de Japón, mientras que su padre es de Benín y su juego fue desarrollado en territorio estadounidense. Esa mezcla de culturas se juntaron a favor, pues tomó lo mejor que pudo de los territorios de sus progenitores para hacer crecer su ritmo sobre el tabloncillo, donde ahora le tocará demostrar que su escogencia no fue en vano.

El marginado

La sorpresa para muchos fue la falta de acciones a favor de Bol Bol, el enorme centro proveniente de la Universidad de Oregon, hijo del mítico Manute Bol, el segundo hombre más alto en jugar en la NBA (2.31 metros).

Pese a que los análisis lo colocaban entre las primeras escogencias, no despertó el suficiente interés durante la prestigiosa noche. Las horas pasaron y su nombre no se escuchaba. Finalmente, el turno 44, propiedad del Heat de Miami, tomó el centro de 2.18 m de estatura.

Pero su adjudicación duró poco, pues minutos más tarde se conoció que había sido traspasado a los Nuggets de Denver, segundos en la Conferencia del Oeste la pasada zafra.

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