Lo primero en irse del Gobierno de México fue el avión presidencial. Después vino la venta de helicópteros oficiales y furgonetas a prueba de balas.
Entonces se disparó el asalto a la “burocracia dorada” de México. Salieron de los autos con chófer y desapareció el seguro médico privado.
En solo siete meses y medio, el presidente de México ha logrado el tipo de revolución de reducción de costos que muchos en Washington quisieran. Miles de empleos federales han sido eliminados. Se han reducido los viajes al extranjero. Incluso el presidente López Obrador se negó a desembolsar el dinero para volar a la cumbre del G20.
Pero lo que comenzó como un ataque popular al privilegio oficial ha generado cada vez más caos en el país. A tal punto que algunos jueces ya se estarían rebelando a causa de los recortes salariales. Los hospitales públicos han cancelado las cirugías. Los incendios forestales se han disparado sin control, por falta de más bomberos.
Una reducción de costos que para muchos es la señal más clara hasta ahora de la visión radical de López Obrador, quien ganó las elecciones del año pasado prometiendo una “transformación” de México.
Con información de The Washington Post