Este 26 de septiembre, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció en nombre del gobierno del presidente Donald Trump una serie de medidas contra el expresidente cubano Raúl Castro y su familia, a quienes se les prohibió la entrada a territorio norteamericano.
El motivo de la decisión de Washington pasó por lo que consideran ha sido una violación de los derechos humanos por parte del Ejecutivo cubano, así como su apoyo al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, heredero político del fallecido Hugo Chávez.
A juicio del funcionario estadounidense, “Raúl Castro supervisa un sistema que detiene arbitrariamente a miles de cubanos y que retiene actualmente a más de 100 presos políticos”.
La sanción, al igual que la aplicada hace un día al gobierno chavista e iraní, impide a Castro, hermano del fallecido Fidel Castro, así como a sus familiares, ingresar a territorio estadounidense.
Entre sus allegados, la que más recientemente estuvo en Norteamérica fue Mariela Castro Espin, hija del expresidente, conocida por defender los derechos de los homosexuales. Estuvo presente en 2012 en San Francisco y Nueva York.
Asimismo, Pompeo aseguró que “Estados Unidos apoya firmemente los derechos del pueblo cubano y venezolano”.
El funcionario siguió: “continuaremos buscando todas las herramientas diplomáticas y económicas para ayudar al pueblo venezolano a lograr la transición que se merece”.
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos dejó a un lado las relaciones con ambos países, en especial la que su predecesor Barack Obama estableció en la recta final de su mandato con La Habana.