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Washington necesita más que nunca un buen cuerpo de bomberos

Hay un dato abrumador al comparar estadísticamente a los Dodgers y los Nacionales en este 2019. A pesar del repunte de los últimos, de su arrolladora segunda mitad y la actitud que tanto resaltan el manager Davey Martínez y los suyos, el pitcheo les diferencia, y muy especialmente el bullpen.

Esa brecha quedó clara en el primer encuentro de la Serie Divisional entre ambos clubes. Y los capitalinos necesitan cerrarla a como dé lugar, si esperan —como en efecto esperan—avanzar a la siguiente fase. Tienen con qué.

El choque de este jueves permitió ver un duelo de lanzadores mientras ambos abridores estuvieron sobre la lomita. Patrick Corbin, perjudicado por la defensa, se fue a las duchas con una carrera merecida en seis innings y dos en total. Walker Buehler trabajó en blanco durante ese mismo lapso.

La pizarra se abrió luego, cuando entraron en acción los relevistas. Mientras que los tres bomberos de Washington, incluyendo al dominicano Fernando Rodney, permitieron cuatro rayitas en los tres episodios finales, el trío de Los Ángeles mantuvo el blanqueo y el encuentro terminó con un feo marcador de 6 por 0, muy lejos como para que la ofensiva pudiera venir de atrás con un par de tablazos.

La diferencia entre ambas escuadras no es así de grande, sin embargo. De hecho, después del Juego de Estrellas, una vez quedó atrás el pésimo comienzo de los Nats y se moderó el vigoroso inicio de los esquivadores, el récord de ambos clubes fue prácticamente igual. Los californianos ganaron 46 veces en sus 70 compromisos de esa segunda mitad y los de DC triunfaron en 46 de 73.

Sí hay una clara separación entre los lanzadores de cada uno. Mientras los Nacionales cerraron con 4.27 de efectividad colectiva, los Dodgers terminaron con 3.37, prácticamente una carrera limpia menos por cada duelo. Y la diferencia, que incluye notables contrastes en el número de bases por bolas concedidas y en los hits recibidos, tiene su razón en el grupo de apagafuegos.

Washington tiene tres ases indiscutibles en Max Scherzer, Patrick Corbin y Stephen Strasburg, más un eficaz Aníbal Sánchez para completar el cuarteto. Los Ángeles tienen dos ases natos en Clayton Kershaw y Buehler, más los confiables Hyun-Jin Ryu y Rich Hill. No hay desequilibrios allí, como se vio este jueves.

El problema está en que los del oeste, con todo y sus limitaciones en el relevo durante 2019, tienen seis serpentineros para labores cortas que dejaron efectividades de 3.71 o menos, en comparación a solo dos de los orientales, Daniel Hudson y Tanner Rainey, los únicos que estuvieron por debajo de 4.00.

Claro que hay otras variantes, porque quien no batea ni fildea tampoco puede ganar. Pero Scherzer, Corbin y compañía no van a lanzar nueve actos por día. Para triunfar en tan competida etapa es necesario que el bullpen haga su trabajo, que funcione el puente que le dé la pelota a Hudson en el noveno tramo, y que eso le permita a la ofensiva la posibilidad de aparecer y sentenciar el juego, como ocurrió contra los Cerveceros en la lucha de los wild cards.

Aún queda trecho para ver si eso pasará.

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