Howie Kendrick soltó el cañonazo que dio inicio a la fiesta de Washington. Su tabla, un largo jonrón con las bases llenas, coronó otra remontada de los Nacionales, otra hombrada frente a los unánimes favoritos de la Serie Divisional, y terminó con casi un siglo de derrotas de la capital en enfrentamientos de postemporada en la MLB.
El bombazo de Kendrick le puso una pausa a sus sufrimientos personales y generó emociones colectivas. Voló 410 pies y fue a caer en los bleachers del jardín central, desatando una algarabía en la cueva, que tras una pausa para cerrar el juego, siguió luego en el clubhouse.
Los Dodgers, el equipo con mejor récord en la Liga Nacional, ganaban 3 carreras por 0 hasta el sexto episodio y 3 por 1 en la parte alta del octavo, pero los Nats volvieron a reaccionar, como con tanta frecuencia han hecho desde junio, y a fuerza de cuadrangulares empataron y decidieron el quinto, decisivo tope de la confrontación.
Las botellas de champaña descorchadas en el camerino sirvieron para festejar el fin de una larga sequía en DC. Pasaron 95 años desde el último triunfo de un representante de la ciudad en una serie beisbolera, sea Divisional, de Campeonato o Mundial.
Walter Johnson era el mejor pitcher de las Grandes Ligas, en aquel tiempo. Ganó 411 duelos en su carrera y únicamente está por debajo del legendario Cy Young en la cuenta histórica de victorias. Fue también el primer lanzador con más de 4.000 ponches y prácticamente la única figura recordada de aquel elenco, aunque estuvo bien rodeado por inmortales como Goose Gosling y Sam Rice, además de Tom Zachary, su llave en la rotación.
Fue necesario que pasaran muchas cosas para que ocurriera lo inesperado en esta oportunidad.
Stephen Strasburg subió al montículo con solamente tres días de descanso y, después de permitir tres anotaciones en los dos primeros actos, todas por jonrones, trabajó con dominio y entregó la pelota al bullpen para el séptimo pasaje.
Patrick Corbin, uno de los ases del conjunto, volvió a relevar, tras hundirse en ese mismo rol tres noches antes, y esta vez sojuzgó los bates de Los Ángeles, combinándose con Tanner Rainey para sacar seis outs más.
Juan Soto inició la remontada con un sencillo empujador en el sexto. Y el empate llegó en el octavo, con los vuelacercas de Anthony Rendón y el propio Soto, nada menos que ante Clayton Kershaw, otro iniciador usado como bombero y uno de los serpentineros con mejor reputación en esta década.
El cerrador Daniel Hudson agregó un cero en el noveno, forzando el extrainning. Y cuando empezaban a agotarse las opciones en el bullpen, Kendrick pescó un envío de Joe Kelly con el pasaje congestionado, poniendo tierra de por medio, 7 por 3. Fue otra remontada emocionante en medio de una campaña en la que han abundado momentos así.
Sean Doolittle le puso el inri a la jornada, al no permitir libertades a los Dodgers en la baja del décimo. Terminaba casi un siglo de futilidad en series de playoffs.
Comenzaba así una fiesta que durará al menos hasta el primer pitcheo de Aníbal Sánchez o Max Scherzer, este viernes, contra los Cardenales, en San Luis.