Funcionarios militares cibernéticos desarrollan tácticas de guerra de información que podrían desplegarse contra altos funcionarios rusos, si Moscú trata de interferir en las elecciones estadounidenses de 2020.
Una opción que está siendo explorada por el Comando Cibernético de los Estados Unidos, que tendría como objetivo a los altos dirigentes y a las élites rusas, aunque probablemente no al Presidente Vladimir Putin. La idea de esta investigación sería mostrar que los datos personales sensibles del objetivo, podrían ser atacados si la interferencia no se detiene.
“Cuando los rusos ponen implantes en una red eléctrica, significa que están haciendo una demostración creíble de que tienen la capacidad para hacer daño si las cosas se intensifican”, explicó Bobby Chesney, profesor de derecho de la Universidad de Texas en Austin.
Quien agregó que “Lo que se puede contemplar aquí es una versión individualizada de eso, no muy diferente de las sanciones económicas dirigidas individualmente. Está enviando señales creíbles a los principales responsables de la toma de decisiones de que son vulnerables si toman ciertas acciones adversas”.
Las fuerzas armadas han utilizado durante mucho tiempo operaciones psicológicas – dejando caer cientos de miles de folletos en Irak, por ejemplo, para persuadir a los soldados iraquíes de que se rindan a la coalición liderada por Estados Unidos durante la Guerra del Golfo. Pero Internet, los medios sociales y los teléfonos inteligentes han ampliado enormemente el alcance y la precisión de tales tácticas.
El desarrollo se produce cuando numerosas agencias dentro de la administración Trump buscan asegurar que Estados Unidos esté protegido contra los esfuerzos extranjeros de perturbar las elecciones de 2020, incluso cuando el presidente Trump ha puesto en duda o menospreciado el hallazgo de su propia comunidad de inteligencia sobre la interferencia rusa en 2016.
Traducción libre de The Washington Post