El presidente Alberto Fernández insiste en que Argentina necesita que la dejen crecer para poder cancelar la deuda.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, viajó esta semana a Nueva York a reunirse con distintos acreedores para debatir esta situación.
Para Fernández, quien apenas tiene dos meses en el poder, aplacar la carga de la deuda Argentina es tema prioritario y espera llegar a un acuerdo con los acreedores antes del 31 de marzo porque a partir de esa fecha los vencimientos serán muy altos.
La tercera economía de América Latina está en recesión, su inflación en 2019 llegó a 53,8% y la pobreza ronda el 40%.
Según cifras del ministerio de Economía al cierre de septiembre de 2019, las más recientes publicadas, Argentina cuenta con una deuda total de más de 300 mil millones de dólares, equivalente a 91,6% de su Producto Interno Bruto.
De ese monto, se busca refinanciar las garantías con bonistas privados por aproximadamente 120 mil millones de dólares que corresponden el 35,9% del PIB y con los organismos bilaterales y multilaterales más de 70 mil millones, 21,4% de su PIB.
La economista Marina Dal Pogetto, de la firma EcoGo explicó que el resto de la deuda de la nación es con el sector público. Aproximadamente 116 mil millones de dólares que equivale al 34,3% del PIB, del Banco Central, Banco Nación y la agencia de jubilaciones, que refinancia sus vencimientos.
Además, existen 2 mil 400 millones de dólares, 0,7% del PIB, de deuda elegible pendiente de reestructuración.
En el año 2015, cuando Mauricio Macri asumió el gobierno, la deuda pública argentina era de 240 mil 665 millones de dólares (52,6% del PIB).
A la espera de inversiones extranjeras que no llegaron en los montos ansiados, a mediados de 2018 se perdieron capitales y la inflación, la cual hizo que Argentina pidiera auxilio al Fondo Monetario Internacional, se disparó de forma inesperada.
El FMI otorgó un préstamo por 57 mil millones de dólares, de los cuales el país ha recibido solo 44 mil millones porque Fernández rechazó los tramos pendientes para evitar un mayor endeudamiento.
Fernández insiste en que Argentina necesita resolver rápidamente el problema de su deuda, pero se abstiene de insinuar qué se ofrecerá a los acreedores para poder negociar y mantener ciertas reservas que son extremadamente necesarias para el país.