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Decía Benjamin Franklin que en la vida no había nada seguro salvo la muerte y los impuestos. Hoy podríamos añadir que en política no hay nada seguro, sin excepciones ya que todo puede cambiar de un momento a otro. El vuelco que ha tenido el tablero político del partido Demócrata en esta última semana es un claro ejemplo de ello.

Después del éxito de Joe Biden en Carolina del Sur, hace menos de una semana, tres pre candidatos moderados se retiraron de la contienda para apoyarlo. Con esta decisión estratégica Pete Buttigieg, Amy Klobuchar y Tom Steyer lograron consolidar la posición del vicepresidente de Obama frente al socialista Bernie Sanders. Esto fue exactamente lo que no avizoraron los moderados republicanos en 2016, quienes al mantenerse atomizados hasta el final de la campaña, le dejaron el campo abierto a la nominación de Donald Trump.

Durante el Supermartes, la unidad del centro del Partido Demócrata dio sus frutos catapultando a Biden como el candidato que logra detener la ola Sanders. Luego de ganar 9 de los 14 estados que llevaron a cabo elecciones, el miércoles por la mañana, Estados Unidos se despertó con un tablero político muy distinto al que se hubiera imaginado pocos días atrás cuando muchos, incluida quien suscribe, consideraban a Joe Biden un “muerto” políticamente hablando. Y es que en política, los muertos resucitan y los inmortales mueren.

Minnesota es un ejemplo claro de cómo la concentración del voto moderado ha beneficiado a Biden. Todas las encuestas colocaban a Sanders como ganador con Amy Klobuchar en segundo lugar. Luego de retirada la senadora de Minnesota, ganó Biden de calle. En Massachusetts, donde Sanders y Elizabeth Warren figuraban en un peleado primero y segundo lugar, también ha vencido el político de Pensilvania. Un dato interesante es que en Massachusetts, Joe Biden no hizo campaña, solo gastó 11 mil dólares pues lo daba por perdido y prefirió usar sus escasos recursos en otros estados con más chance.

Lo cierto es que una atomizada carrera entre candidatos de gran diversidad se ha convertido en una pugna entre dos hombres blancos, veteranos de la política y quienes representan las dos tendencias dentro de la evidente crisis de identidad del partido azul. Los que apoyan a Sanders (78 años) piensan que es necesario dar un importante giro a la izquierda mientras que Biden (77 años) ha aglutinado al sector del partido que prefiere la moderación del centro. En otras palabras, Sanders tiene el apoyo de quienes le apuestan a la revolución con un discurso más agresivo contra los billonarios y “los ricos” para impulsar reformas (muchas de ellas necesarias) en el sector salud y educación frente a quienes prefieren un discurso conciliador para recobrar el empuje requerido para ganarle Trump en noviembre.

“El miércoles por la mañana, Estados Unidos se despertó con un tablero político muy distinto al que se hubiera imaginado pocos días atrás. Y es que en política, los muertos resucitan y los inmortales mueren”.

Quisiera hacer énfasis en este último punto. La mayoría de los votos acumulados por Biden fueron “decisiones de última hora”. Esto es, en parte, producto del efecto impulso que tuvo su candidatura luego de arrasar en Carolina del Sur, sin embargo, pensamos que es también en gran medida, el reflejo del hartazgo de un electorado abrumado por la pugnacidad y divisiones de la época de Trump y que busca un candidato pacificador, sin estridencias, sin insultar a los adversarios, un candidato capaz de unir al país y eso lo demostró Biden, cuando luego de su victoria en Carolina del Sur pronuncia un discurso que invita a la moderación y a la reconciliación, y lo logra uniendo a varios pre candidatos tras de sí.

Los grandes perdedores de la semana fueron Warren y Bloomberg. Desafortunadamente para ella, su discurso no logró diferenciarse lo suficiente del de Sanders. Con respecto a Michael Bloomberg, su problema ha sido no superar la etiqueta de que con sus millones estaba comprando su candidatura. Su pobre participación en los debates acentuaron esta imagen.

Para el momento de escribir estas líneas, el ex alcalde de Nueva York se retiraba de la contienda apoyando a Biden. Por otra parte, si la senadora de Massachusetts decide tomar el mismo camino, probablemente sus votos los atraiga Sanders.

Vienen semanas cruciales, faltan por votar estados importantes como Michigan, Florida, Pensilvania, Ohio, Nueva York y Arizona. Repito, Bernie Sanders empuja hacia cambios importantes y necesarios en el “establishment” y cuenta con el apoyo de los jóvenes y los latinos. ¿Podrá Biden atraerlos? Amanecerá y veremos.

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