Lo que antes podía ser considerada una actividad normal, incluso aburrida por muchos, es hoy una acción que conlleva riesgo. En medio del caos generado por la pandemia del coronavirus, los supermercados se convirtieron en los principales establecimientos comerciales visitados por los ciudadanos del mundo.
La llegada del brote a cada país supuso una pausa obligatoria mientras especialistas del área de la salud luchan a diario por dar con la vacuna que ponga punto final a un virus que afecta a poco menos de dos millones de personas en el planeta y ha matado a más de 125 mil.
La actividad social quedó a un lado por estos días. Mientras la cuarentena se convierte en una medida casi universal, las calles encuentran en los supermercados alta concentración; no obstante, una vez dentro del sitio, no todos los clientes cumplen paso a paso con la normativa establecida por cada organismo de salud nacional.
En Estados Unidos no hay excepción.
Pese a lo recomendado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), no todos respetan lo pautado. Sin calcularlo, los empleados de este tipo de establecimientos se convierten en los principales objetivos de la pandemia.
De acuerdo con información de The Washington Post, en territorio norteamericano han muerto 41 trabajadores de supermercados desde el arribo del Covid-19 al país. La cifra alimenta los 25.402 fallecidos por la pandemia hasta la fecha.
La situación preocupa al Sindicato de Trabajadores de Alimentos y Comercio (UFCW por sus siglas en inglés). Para la organización es importante que cada cliente respete los espacios. De ahí nace la recomendación más repetida por los CDC: distanciamiento social. Pero para Aaron Squeo, trabajador de un supermercado de Michigan, la norma es letra muerta en ciertas ocasiones.
“Cuando estoy almacenando el mostrador de carne y la gente se aglomera a mi alrededor… eso no es distanciamiento social”, dijo al Hufftington Post. Su caso no es aislado.
Frente a un problema palpable y que no respeta espacios, el UFCW pidió a los clientes actuar de manera lógica mientras el brote siga haciendo de las suyas. Usar tapabocas, cumplir con el distanciamiento social, ir sin compañía, entre otras, son las sugerencias que nacen de la campaña “Compras Inteligentes”.
Pero, más allá del Sindicato, las autoridades locales también se han encargado de definir una postura que ayude a poner freno al contagio, y con ello salvaguardar la salud de los empleados de supermercados.
El sábado 11 de abril, por ejemplo, la Ejecutiva del Condado de Prince George (Maryland), Angela Alsobrooks, anunció que firmaría una Orden Ejecutiva que requiere que todos los clientes de supermercados, farmacias, establecimientos minoristas y tiendas de cadenas grandes en el condado utilicen mascarillas o algún tipo de cobertura de rostro para entrar.
Pese a que la Organización Mundial de la Salud condenó el uso de estos para todos los ciudadanos y manifestó que la pieza debe ser exclusivamente para pacientes que padecen el Covid-19, especialistas de la salud y familiares de los infectados, el 3 de abril los CDC publicaron un video en su canal de YouTube, en donde el cirujano Jerome Adams muestra a través de un tutorial una forma sencilla de producir la pieza y así reforzarse aún más en medio del brote.
Para los CDC, la producción del tapabocas tiene como norte usarlo en “lugares públicos donde otras medidas de distanciamiento social sean difíciles de mantener”, ser retirado apenas la persona vuelva a casa y lavado con frecuencia.
La recomendación se convirtió en un llamado a cumplirse en cada rincón del país. Pero de nada vale sin el debido distanciamiento social, de ahí la denuncia de los trabajadores de supermercados.