ir al contenido

Expertos advierten que reapertura de Guatemala fracasará sin cifras confiables

El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, dio el domingo un paso firme hacia la reapertura de la economía de su país al anunciar una modalidad de semáforo.

Esta clasifica a los diferentes municipios del país según la incidencia de casos confirmados de COVID-19 en relación con la población, y con base en esto se pueden focalizar medidas como el confinamiento o qué industrias pueden reabrir. Es, en esencia, lo que el gremio médico ha sugerido para El Salvador, adaptar las medidas al comportamiento de la enfermedad para no ofrecer medidas muy laxas en territorios duramente golpeados, ni medidas tan restrictivas en lugares con baja incidencia del virus.

Este planteamiento que en teoría funciona muy bien tiene algunas salvedades, de acuerdo con dos médicos y un analista de políticas públicas consultados por elsalvador.com. Los tres coinciden en algo básico: la teoría del modelo semáforo puede funcionar, pero sin datos confiables es una estrategia destinada al fracaso en su país.

Lucrecia Hernández Mack, diputada del partido Semilla y exministra de Salud, dijo a El Diario de Hoy que esta modalidad es mucho mejor que el confinamiento estricto y generalizado. “Que haya un semáforo donde se toma en cuenta pruebas, datos, número de casos o criterios epidemiológicos para tomar decisiones es algo positivo en teoría”, manifestó la médico-cirujana cuando fue consultada vía telefónica.

REAPERTURA. Transporte público, centros comerciales y las iglesias abrieron nuevamente en Guatemala. | Foto: Efe/Estaban Biba.


   
   

REAPERTURA. Transporte público, centros comerciales y las iglesias abrieron nuevamente en Guatemala. | Foto: Efe/Estaban Biba.

Sin embargo, matizó que hay problemas serios para implementar este modelo: no hay suficientes pruebas para “mapear” el virus en el país ni datos confiables, ya sea porque son escasos o porque son manipulados. “Eso dificulta el criterio técnico sobre el que se hace la clasificación”, advirtió.

Esta legisladora identificó otros problemas, como la renuencia de las municipalidades a transparentar sus datos. Esto, pues indica que líderes locales “buscan ocultar casos o resistirse a que se haga pruebas y se detecte el coronavirus porque implicaría degradarse en el semáforo y esto tiene un costo político”.

César Caballeros, internista y endocrinólogo guatemalteco, coincidió con la apreciación de la exministra. A su juicio, la decisión fue tomada con un criterio político y económico de reabrir industrias y no con uno médico, tomando en cuenta vigilancia epidemiológica.

Lee también: COVID-19: estas son las medidas sanitarias indispensables durante la reapertura económica

Este médico, quien reside y trabaja en el departamento de Sololá, al occidente de la capital, manifiesta que el semáforo es un modelo que puede funcionar con suficiente información. “El problema es que no están haciendo pruebas. En mi pueblo, por ejemplo, del jueves antepasado para acá he detectado 32 casos positivos. Yo, en el lado privado. Y ninguno de ellos está subido al registro porque no sirve ese sistema”, reveló.

Añadió: “Si se segmenta a través de un semáforo para cada municipio tiene lógica, el principio funciona. Pero si no haces pruebas y hay un subregistro enorme, no te podes guiar por un semáforo que es mentira”.

Por su parte, Edgar Ortiz Romero, abogado y analista de la Fundación Libertad y Desarrollo, consideró que la apertura era necesaria, pues las medidas estaban ahogando a la economía.

Sin embargo, considera que “el desafío es que los parámetros iniciales eran muy drásticos y estas fases son muy benévolas. Esto puede ser por falta de preparación”.

Recomendamos leer: ¿En qué lugares hay mayor riesgo de contagio de COVID-19?

Otro problema que ambos médicos consultados identifican es la capacidad de regular y verificar las medidas de reapertura. Y las imágenes lo demuestran: Guatemala amaneció el lunes 27 de julio con un caos de vehículos, grandes aglomeraciones en terminales y mercados, y unidades del transporte público hacinadas.

REAPERTURA. Vista de la calle Martí, una de las más transitadas de la capital de Guatemala. | Foto: Efe/ Esteban Biba.


   
   

REAPERTURA. Vista de la calle Martí, una de las más transitadas de la capital de Guatemala. | Foto: Efe/ Esteban Biba.

Esto es, en parte, debido a la falta de planificación, explican. Y es que el presidente Giammattei anunció estas medidas la noche anterior a su implementación, un domingo particularmente plagado de rumores, dudas y noticias falsas, según aclararon.

Caballeros no es optimista. A su juicio, las medidas “van a reventar”, algo que se agrava cuando se considera que el presidente es, a juicio de la fuente, “terco, prepotente y no va a reconocer que se equivocó”. A su criterio, por la novedad del virus es entendible que se cometa errores, pero la poca apertura al diálogo y aceptar errores puede jugarle en contra a Guatemala y su estrategia de derrotar la pandemia.

Si bien Hernández Mack ve más factible imponer medidas flexibles que se cumplan a medidas estrictas que se rompen, ve con preocupación que no suceda ni la una ni la otra y se dé paso a una apertura desordenada.

Ortiz, por su lado, tiene dudas de que los municipios sean capaces de administrar un sistema diseñado precisamente para poner a las alcaldías al centro de la estrategia. “Habrá que ver si pueden suministrar pruebas en todos los territorios y responder a picos de contagio para que no haya un ‘abro, cierro’ abro, cierro’”.

Además, critica parámetros que se dieron. Por ejemplo, que se reabra servicios religiosos, cuando estos han demostrado ser lugares de muy rápido contagio del virus. Esto incluso en los municipios de alerta roja, el nivel máximo, donde ve demasiada flexibilidad.

El problema que ella ve en la estrategia del gobierno es que si bien la reapertura de este tipo es riesgosa, era difícil mantener el encierro total; porque el gobierno no ha ejecutado los planes de emergencia, no entregó la ayuda a quienes perdieron su empleo o a las micro y pequeñas empresas más golpeadas por el cierre de la economía, y no activó los hospitales temporales.

“Eso se necesitaba para que la gente pudiera quedarse en casa y no morir de hambre”, reflexionó.

Amplía información en: elsalvador.com.

Últimas Noticias