Cuando Obama dejó la Casa Blanca tomó decisiones de última hora, por ejemplo, el fin de la política de “pies secos, pies mojados” para los ciudadanos cubanos que recibían la nacionalidad al pisar suelo estadounidense.
Tal como recoge AXIOS, Donald Trump también podría estar barajando algunas decisiones de última hora y así dejar el camino -al menos un poco- empantanado para su sucesor. En principio, esto supondría que la administración Biden no pueda cambiar de rumbo respecto a sus actuaciones con China y sus respuestas a la India, Hong Kong o Taiwán. Todo esto ocurre al mismo tiempo que Estados Unidos vive una intensa segunda oleada de coronavirus.
El principal planteamiento que podría tomar Trump es sancionar a China y a miles de sus empresas acusándolos de ser cómplices en actos de violación de derechos humanos o vulnerando la seguridad nacional de los Estados Unidos. Trump también reprendería a Beijing por sus campos de trabajo forzoso, aunque de momento no hay novedades ni movimientos sobre algún cierre de consulados o medidas recíprocas por parte del país asiático.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Ullyot, explicó que -a menos de que Beijing invierta el curso y sea responsable a nivel mundial- la futura administración Biden tendría muy difícil revertir estas acciones de Trump, pues quedaría en evidencia un respaldo implícito a China.
La estrategia de Trump pasaría por sancionar directamente a un amplio listado de empresas que se consideran vinculadas al ejército chino. No sería la primera vez que tome acciones de este tipo, pues ya lo ha hecho estas últimas semanas.
El argumento de sanción está en el respaldo que se estaría dando al ejército chino y al creciente uso de la mano de obra forzada en la industria pesquera china. Se trata, claro está, de una situación de derechos humanos. Pero también habría fines económicos de trasfondo, y es que esto supone una ventaja de China sobre sus rivales en una industria que se rige por la importancia geopolítica.