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“Ivanka era mi mejor amiga. Ahora es parte de la realeza del MAGA”

“Nos conocimos en un colegio de chicas en el Upper East Side y fuimos inseparables durante más de una década. Gradualmente, sin embargo, nuestras diferencias nos dividieron: ‘¿Por qué me dices que lea un libro sobre la maldita gente pobre?’, preguntó una vez, y la vi explotar su imagen cuidadosamente curada de privilegio refinado para abrazar a su padre al por mayor”, explica la escritora de este artículo a la revista especializada en estilo de vida Vanify Fair.

Lysandra Ohrstrom, ‘ex amiga’ de la hija de Donald Trump cuenta a Vanity Fair que conoció a Ivanka en el colegio cuando todo era muy distinto: “Ivanka Trump fue mi mejor amiga cuando era niña. Nos conocimos cuando me uní a su clase de séptimo grado en Chapin, una escuela sólo para chicas en el Upper East Side de Manhattan que tenía la reputación de atraer a una cohorte de chicas jóvenes de sangre azul, femeninas pero ambiciosas, no muy diferentes de su ex-alumna más famosa, Jackie O. Después de pasar los cuatro años anteriores en aislamiento social en los suburbios, estaba ansiosa por aterrizar en el lado popular de la clase, gobernada por Ivanka y por otras cinco pre adolescentes salvajes, privilegiadas, precoces”.

Sobre el presidente de los Estados Unidos, Ohrstrom dijo a Vanity Fair que Trump siempre hacía un poco de drama al referirse a la manutención que pasaba a la madre de Ivanka: “El Sr. Trump siempre entregaba la tarjeta de crédito después de un poco de fingida indignación por la cantidad de dinero que le daba a su madre. Apenas me reconocía, excepto para preguntar si Ivanka era la chica más guapa o la más popular de nuestro curso. Antes de saber que los Trump no tienen sentido del humor sobre ellos mismos, recuerdo haber respondido honestamente que ella estaba probablemente entre las cinco primeras. ‘¿Quién es más guapa que Ivanka?’ Recuerdo que preguntó una vez con genuina confusión, antes de nombrar correctamente a las dos chicas que tenía en mente. Describió a una como una joven Cindy Crawford, mientras que la otra dijo que tenía una gran figura”.

Una vez se graduaron del colegio en el que estudiaron juntas, mantuvieron su amistad por bastante tiempo, hasta que la amistad se quebró por las diferencias ideológicas que fueron irremediables: “Permanecimos así por más de una década, más hermanas que mejores amigas. Claro, le encantaba hablar de sí misma y era descaradamente vanidosa, pero también era divertida y leal”.

Continúa diciendo que “Después de la universidad, empezamos a movernos por caminos cada vez más divergentes. Fui a Beirut para mi primer trabajo de corresponsal, e Ivanka experimentó su propia forma de rebelión post-universitaria: viajar a Brooklyn para un trabajo como promotora en una inmobiliaria”.

Conocer cómo cambian las personas cuando son simples ciudadanos a cuando están en una posición de relevancia pública como la de Ivanka Trump genera mucha curiosidad.

“Independientemente de que Ivanka sea capaz de rehabilitar su imagen manchada o no, espero que no haya sido capaz de ahogar los aplausos de la ciudad a la que una vez aspiró a gobernar, animando y celebrando su caída política”, concluye Ohrstrom.