En forma jocosa los latinos decimos San Givin a la celebración de Thanksgiving. Y es que tenemos un santo para todo. Vayan para todos nuestros lectores palabras de optimismo y felicidad en este momento que es tan importante para las tradiciones de este país que nos ha acogido. Igualmente, pedimos a todos una oración por los que este año han sido víctimas de esta horrible pandemia que nos ha marcado a todos como comunidad. La gran mayoría de los latinos trabajan en labores esenciales para este país, la gran mayoría de los latinos arriesga su vida todos los días haciendo lo que tienen que hacer para ganarse la vida. Nuestras bendiciones y nuestros rezos para ellos.

El día de Acción de Gracias es una de las oportunidades que tenemos para tomar un descanso de nuestras rutinas, atesorar lo que hemos logrado en la vida y celebrarlo con familia y amigos. Este año será difícil por razones obvias, pero estamos seguros de que para nuestra familia latina, no hay barreras ni pandemias que los separe. Estarán ahí las abuelas, los hijos y los nietos en las llamadas por teléfono y por Zoom, donde nos veremos por lo menos los miembros de esas tres generaciones o quizás mas.

Para los recién llegados a Estados Unidos, estas fiestas son contagiosas porque para todo inmigrante, el pertenecer a la tierra que los acoge es primera prioridad. Adaptarse a una nueva cultura implica mezcla y fusión enriquecedora entre lo dejado atrás con lo nuevo. Cada cuarto jueves del mes de noviembre, día oficializado por el presidente Roosevelt en 1941, nos deseamos un ¡Happy San Givin!

¿Y cual es el origen de esta celebración?

La fiesta de Thanksgiving no es religiosa y no tiene ningún paralelo en nuestra cultura latina. Su origen viene de un día de otoño por allá por el año 1621 cuando un grupo de colonos ingleses de Plymouth, actual estado de Massachusetts, apenas un año de haber huido de Inglaterra, compartieron una comida con los indios Wampanoag para celebrar la cosecha del mes y dar gracias a los frutos de la cooperación entre nativos e inmigrantes blancos, repito: inmigrantes blancos. Es importante hacer esta acotación dados los tiempos políticos en los cuales realizamos esta celebración.

Recordemos que la palabra Pilgrim viene de “peregrino”: viajar lejos por razones religiosas. Esta celebración tiene un profundo origen en lo que es la esencia de los Estados Unidos: un país de inmigrantes huyendo de la opresión -la que fuese- para trabajar por su familia y adorar a sus dioses en libertad. Fueron alrededor de 100 refugiados religiosos ingleses quienes se lanzaron a la aventura de buscar libertad en tierras nuevas y llegaron a las costas de Cape Cod en noviembre de 1620 luego de 2 meses en altamar en el barco Mayflower, un año después celebraban con los nativos pues habían aprendido a sobrevivir juntos en paz, en vez de morir guerra.

Quizás por la diversidad de razas y religiones que existen en Estados Unidos, estas son las fiestas más concurridas y compartidas por todos.

No dejemos que narrativas aislacionistas nos desvíen del verdadero sentido de lo que estamos celebrando. San Givin es un recordatorio de lo grande que es Estados Unidos: un país que no tiene raza como fundamento de su nacionalidad. Estados Unidos es the Land of the Free and the Home of the Brave, la tierra de los libres y el hogar de los valientes sin distingo de raza, cultura y religión. Ese es nuestro país, el país de los inmigrantes desde los Pilgrims.

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