California, el estado más grande y rico de Estados Unidos, es el nuevo epicentro de la crisis del coronavirus en Estados Unidos, con oleadas sin precedentes de pacientes gravemente infectados y la amenaza del colapso de hospitales y desborde de morgues.
El estado está reportando números desconcertantes: California ha establecido récords a nivel nacional de nuevos casos una y otra vez en la última semana, más recientemente el miércoles, cuando registró más de 41 mil infecciones.
Si California fuera un país, estaría entre los líderes mundiales en nuevos casos de coronavirus, por delante de India, Alemania y Gran Bretaña.
La disponibilidad de camas en las unidades de cuidados intensivos se está agravando. En el Valle de San Joaquín, los hospitales se agotaron durante el fin de semana. Y en el sur de California, una región que incluye Los Ángeles y San Diego, la capacidad de la UCI se redujo a solo un 0,5% el miércoles.
“Quiero ser muy claro: nuestros hospitales están sitiados y nuestro modelo no muestra un final a la vista”, alertó Christina Ghaly, directora del Departamento de Servicios de Salud del condado de Los Ángeles, en una rueda de prensa.
En promedio se necesita más de una semana para que las personas se enfermen lo suficiente como para ser hospitalizadas, por lo que las cifras actuales reflejan en realidad números de casos que tienen aproximadamente 10 días, cuando el estado informaba 10 mil infecciones menos.
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El rápido aumento de nuevos casos, hospitalizaciones y muertes, que casi se han duplicado, se produce en un punto precario de la pandemia. California ha aplicado duras restricciones destinadas a frenar la propagación del coronavirus.
Sin embargo también hay buenas noticias: las vacunas comenzaron a llegar y las primeras dosis se inyectaron en los brazos de los trabajadores de la salud en todo el estado esta semana.
California todavía se está recuperando de la afluencia de nuevas infecciones vinculadas a las reuniones del Día de Acción de Gracias, mientras enfrenta la perspectiva de un aumento adicional después de Navidad.
Y la vacuna, coinciden los expertos, no salvará a la gente de eso.
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Traducción libre del inglés por El Tiempo Latino.
Fuente: The Washington Post.