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Para casi la totalidad de los políticos americanos la palabra SOCIALISMO es estalinismo, con todo lo que aquel régimen conllevaba: esclavitud, campos de concentración, asesinatos, etc.

Es curioso observar que en el momento que los demócratas tratan en las dos cámaras de tomar medidas que beneficien a sus representados, la palabra socialismo por parte de los republicanos se repite y se vuelve a repetir. El socialismo en boca de la citada clase política trata de asustar, de denigrar, de acobardar a los demócratas.

Pero el actual socialismo que tienen muchos países de Europa es algo que está al lado de la democracia. Los países escandinavos, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca (incluimos a Dinamarca con los países escandinavos por su afinidad con esa región) son socialdemocracias, a pesar de ser tres de ellas monárquicas. Algo parecido son las monarquías de Bélgica y Holanda. Social-democracias son Alemania y Austria. Casualidad que estos países que podemos llamar socialdemocracias, son los más progresistas y las potencias económicas más estables de Europa.

Socialismo en Europa es justicia social, donde el capital y el trabajo van muy igualados. Los impuestos a los más poderosos son realmente altos, pero todos son países estables. Y los trabajadores se sienten seguros y protegidos sus derechos por los Sindicatos y sus convenios colectivos que actualizan los salarios con la carestía de vida y mejoras adheridas a estos convenios. El estamento financiero es controlado de una forma eficaz.

El socialismo que proyectaban en sus debates la senadora Warren y sobre todo el senador Sanders es un socialismo del siglo XXI, a la europea.

En mis más de cuarenta y cinco años de residencia en Estados Unidos siempre observé la ignorancia o el desinterés del americano por la política, y todo esto me lo confirmaron Reagan y Bush padre en uno de los debates que tuvieron en la consecución de la presidencia americana en octubre de 1980.

En el acaloramiento del debate, Reagan tachó de liberal a Bush. La cara de éste al oír la palabra Liberal fue algo que no olvidaré mientras viva.

Bush se encaró a Reagan y le dijo con una rabia desconocida en el presidente #41. “¿Yo, liberal? Usted no me conoce…”.

Esto me demostró una ignorancia política al más alto nivel.

En los ocho años de Reagan como presidente, el “liberal” fue su vice. Y después de cuatro años de inquilino en la Casa Blanca.

Ese desinterés e ignorancia que existe en el americano medio hacia la política, no he tenido que ir muy lejos para comprobarlo: En mi familia tenemos dos yernos americanos, excelentes personas y padres ejemplares, que reciben el periódico todos los días y su lectura son las páginas deportivas, y eso me convenció de lo que estoy escribiendo. El americano sólo se interesa en la geografía cuando Estados Unidos está en alguna de sus guerras.

(La definición de “liberal”, “liberalismo” en nuestro diccionario son definiciones que alaban esa clase política como generosa, dadivosa, partidaria de que la autoridad del Estado no sea absoluta y que los ciudadanos conserven una parte de autonomía que el Estado debe respetar).

El liberalismo –¿o socialismo?– de Franklin Delano Roosevelt fue el que sacó al país de la Depresión de los 30´s y llevó a la victoria sobre el fascismo de los 40´s e hizo de ese presidente el mejor gobernante de la historia de los Estados Unidos.

Y ahora me vais a permitir que plasme mi idea del socialismo.

Si lo que observamos cada día y la mención que se hace de mejorar los derechos humanos es tachada de socialismo, yo soy un socialista.

Si la pretensión de que las empresas que obtienen sumas exorbitantes a costa del trabajo y esfuerzo de sus trabajadores, repartan parte de sus beneficios con sus trabajadores, es socialismo, yo soy socialista.

Si  el deseo de que el salario mínimo esté a la altura de los beneficios empresariales, es socialismo, yo soy un socialista.

Si el reafirmar que la mujer es dueña de su cuerpo y rebatir lo que hombres casi siempre de raza blanca y de tendencia absolutista o de extrema derecha pretenden imponer, es socialismo, yo soy un socialista. (Mi abuelo definía la intolerancia como fascismo).

Si el logro de que la mujer, sea de la raza que sea, desempeñando el mismo trabajo, gane el mismo sueldo que el hombre, si eso es socialismo, yo soy un socialista.

Si rectificar la emigración y tratar a esos seres humanos que abandonaron sus países de origen hace muchos años, por una vida mejor y trabajaron en la agricultura y en ramas de la producción donde casi no hay presencia de nativos, como ciudadanos legales, si eso es socialismo, yo soy un socialista.

Si defender a esos miles de niños y niñas que vinieron con sus padres hace años y que crecieron y se hicieron personas de provecho en este país (´´Los Soñadores´´); si pretender que es de justicia y de sentido común que esas personas sean declaradas ciudadanosas de Estados Unidos, es socialismo, yo (Y CASI TODO EL PAÍS) somos socialistas.

Si pretender que un país como Estados Unidos debe tener un Seguro de Enfermedad como casi la totalidad de naciones europeas lo tiene, si eso es socialismo, yo soy un socialista.

Si el deseo de que todos las medicinas estén al alcance de todos los bolsillos y que las compañías farmacéuticas tengan un poco menos beneficio, si esa aspiración es socialismo, yo soy un socialista.

Si aspirar a que ese racismo perenne, y que todos podemos comprobarlo, hacia la gente del color que sea, musulmanes, judíos, etc. desaparezca, si eso es socialismo, yo soy un orgulloso socialista.

Si tomar en serio el cambio climático  –que ahora mismo lo estamos comprobando de una forma clara– y poner, de una vez por todas, remedios serios y contundentes, si eso es socialismo, yo soy un socialista.

Si el querer hacer que desaparezca esa lacra, baldón o manchón que acarrea este poderoso país, esa miseria de más de doce millones de  niños que se acuestan cada día con hambre, si eso es socialismo, yo soy un socialista.

Si pretender cambiar el sistema de prisiones, donde la cantidad mayor de reclusos son afroamericanos o latinos detenidos por ofensas no violentas (delitos por drogas) con unas sentencias draconianas, es socialismo, yo soy un socialista.

Si el proveer a estudiantes de derechos de enseñanza y matrículas gratis en todos los colegios y universidades públicas es socialismo, yo soy un socialista.

Estamos atravesando un período en el que se pretende hacer desaparecer lo que este país ha sido siempre: un líder democrático y una esperanza para todo el mundo libre. Juntémonos y peleemos por lo que creemos y debemos defender, este país que nos acogió y que, a muchos de nosotros nos facilitó una vida mejor y más prospera.  Hemos vivido gran parte de nuestras vidas en la democracia más duradera y estable del planeta. No dejemos que la destruyan.

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