El Comando Espacial de Estados Unidos está rastreando un cohete propulsor chino que está cayendo sin control desde el espacio, y se espera que se estrelle contra la Tierra en algún momento de este fin de semana.
No está claro dónde aterrizará el cohete de 22 toneladas métricas o qué podría causar si cae sobre un área poblada, informó el portavoz del Pentágono John Kirby esta semana.
“No quiero plantear hipótesis o especular sobre posibles acciones que el Departamento -de Defensa- podría o no tomar aquí (...) Lo estamos rastreando. Lo estamos siguiendo tan de cerca como podemos. Es demasiado pronto en este momento para saber a dónde irá o qué se puede hacer al respecto”, explicó.
El propulsor está entre los 10 objetos más grandes que han vuelto a entrar en la atmósfera de la Tierra en una trayectoria incontrolada, pero el riesgo para los que están en el suelo es astronómicamente bajo, señalan los científicos.
Hay aproximadamente un 70% de probabilidades de que los escombros caigan principalmente al océano; e incluso si no, las probabilidades de que afecten un área poblada son minúsculas. No hay casos registrados de que un humano haya sido asesinado por reingreso de desechos espaciales, aunque una vaca en Cuba perdió la vida en 1961 en un incidente de esta naturaleza.
Cuando un objeto sale de órbita, la cantidad de escombros que llega al suelo depende del tamaño, la forma, la masa y las temperaturas de fusión de todos los materiales utilizados. Incluso los satélites más grandes producen una cantidad comparativamente pequeña de escombros.
Algunos científicos estiman que nueve toneladas métricas del cohete Long March 5B pueden sobrevivir al ingreso al planeta.
El cohete fue lanzado a finales del mes pasado, elevando un primer módulo para una estación espacial que China está montando en órbita.
A diferencia de la mayoría de los propulsores de cohetes, que entregan sus cargas útiles a la órbita y luego vuelven a la Tierra en un área predeterminada, el cohete Long March 5B, impulsado por cuatro propulsores laterales, alcanzó la órbita y se espera que permanezca en el aire unos días antes de volver a entrar a la atmósfera de la Tierra.
Los científicos no sabrán dónde aterrizará hasta unas pocas horas antes de que lleguen los escombros. La mayoría de los objetos vuelven a la atmósfera exterior de la Tierra a unas 18.000 mph. Eso significa que incluso una discrepancia de unos pocos minutos podría significar que los escombros caigan en el lado opuesto de un continente.
Fuente: Christian Davenport y Matthew Cappucci/The Washington Post.
Traducción libre del inglés.