Con el objetivo de modernizar la infraestructura del país y hacer de Estados Unidos una potencia más competitiva internacionalmente, el presidente demócrata Joe Biden propuso en abril un Plan de Infraestructura poco convencional y que levantó el apoyo de muchos y el descontento no solo de los republicanos, sino también de líderes más moderados de su propio partido.
Valorado en 2,25 billones de dólares, el proyecto no solo busca centrarse en los aspectos tradicionales que este tipo de propuestas suelen englobar como la reparación de carreteras, puentes, puertos y aeropuertos; también agregó “reconocimientos sobre el gasto de la infraestructura humana”.
Aunque para muchos el elemento crucial del debate sobre el proyecto se centra en el aumento del impuesto a la renta empresarial de 21% a 28%, y la imposición de una tasa mínima de impuestos a grandes empresas de un 15%, para el analista político Juan Peña Neder lo que realmente se debe considerar es la inversión en la estructura social de la economía, pues a su juicio “parece que se trata más de distribución de gasto social que de inversión en infraestructura clásica”.
“Para eso es más fácil un gasto directo con un cheque nominativo de apoyo social que supla un ingreso y reactive la economía, en lugar de reconocer una categoría de trabajadores porque ahí se crea una nómina para siempre”, dijo en entrevista exclusiva para El Tiempo Latino y alegó que es la primera parte del plan de $650 mil millones la que traerá mayores beneficios a la sociedad norteamericana.
A pesar de las afirmaciones de Peña, Joseph Leitmann-Santa Cruz, CEO & director ejecutivo de Capital Area Asset Builders (CAAB), considera que es justamente este elemento particular el que hace al proyecto tan “fascinante, ya que no hemos visto este tipo de propuestas socioeconómicas y políticas en toda la historia del país”.
“El tamaño de la propuesta es grandísima. Ahora durante la fase de recuperación económica después de la pandemia, inversiones fuertes como estas permitirían la creación de puestos muy bien pagados para personas que han perdido sus trabajos o personas que han visto sus horas de trabajo reducidas. Continuamos viendo el incremento del desempleo del país durante los últimos 14 meses, y este tipo de inversión estratégica y fuerte y grande puede contribuir no solo a la creación de puestos de trabajos, sino también en la economía local… Entre más dinero se invierte en la economía local, mayor crecen las economías locales y adicionalmente los pequeños negocios se benefician también”, explica el especialista.

Insiste en que, sin importar el partido, cada presidente que ha pasado por la Casa Blanca ha tenido el anhelo de que sus políticas sean reconocidas en la posteridad tanto como su imagen; por ello, Biden se arriesgó con una propuesta diferente y ambiciosa cuando incorporó la infraestructura social.
“El presidente Biden entra a la Casa Blanca afrontando la mayor crisis de salud y económica que ha visto el país en su historia, y por eso es que ahora tenemos que ver el tamaño de las propuestas económicas desde un punto de vista diferente. No podemos comparar algo pre pandemia vs algo post pandemia ya que las realidades son completamente diferentes”, agrega.
Dentro de los aspectos que resalta la administración es la posibilidad de la creación de “millones de empleos”, algo que beneficiará particularmente a quienes carecen de una profesión y desarrollaron diferentes oficios.
Pese a que en ningún informe establece un número exacto de puestos de trabajo que surgirían de aprobarse el paquete de Biden, Leitmann-Santa Cruz alega que con la propuesta sí “existe la posibilidad de crear oportunidades laborales en sectores de alta demanda”.
“Uno de los sectores más importantes a los que no se le ha puesto la debida atención antes, son los centros de cuidado de niños. Todas las personas que trabajan necesitan tener un lugar seguro donde puedan dejar a sus hijos, tradicionalmente han sido mujeres afroamericanas e inmigrantes de moderados recursos quienes han trabajado en esos lugares. Ahora se puede cambiar drásticamente de una manera positiva para proveer entrenamiento y una mejor educación, para ayudar en sus carreras a las personas que trabajan en el cuidado de niños”, señala.
Asimismo, afirma que la inversión en energía renovable y manufacturación también permite que un número importante de ciudadanos puedan trabajar y recibir salarios y beneficios por sus servicios.

Inversión puntual
Por su parte, Peña Neder indica que el proyecto debe enfocarse en áreas específicas de infraestructura como la renovación de servicios y vías de comunicación, a las cuales se les deben inyectar mayor inversión, pues es lo que va “crear empleos por varios años, especializar oficios y va a generar cadenas de producción útiles”.
El analista señala que el Plan de Infraestructura puede generar dos consecuencias importantes: “una de orden internacional, porque va a permitir que Estados Unidos, incrementando y facilitando los mecanismos de gastos, pueda convertirse en una potencia de economía interna más dinámica que pueda enfrentar con eficacia a China; y segundo, lo que tiene que ver con el beneficio interno, pues gran parte de la infraestructura norteamericana tiene años debidamente mantenida, pero no modernizada. Esta modernización también va a permitir que se incremente su potencialidad con cosas interesantes e inteligentes, como la instalación de nodos de internet en todo el país y el incremento de terminales para la carga de vehículos eléctricos”.
Según el borrador que envió Biden al Congreso, el proyecto destina $620 mil millones en inversión de transporte, $650 mil millones en inversión de servicios de internet, agua, electricidad y vivienda pública, $580 mil millones en inversión para la investigación y el desarrollo, producción y formación, y 400 mil millones de dólares en fondos para la contratación de personas para el cuidado de mayores y discapacitados.
Con esto Biden aspira modernizar 32 mil kilómetros entre autopistas y carreteras, reparar 10 mil puentes estratégicos, construir una red de 500 mil vehículos eléctricos, y el reemplazo de 400 mil tuberías de plomo en el país.
No obstante, hasta que el Congreso no apruebe el proyecto definitivo, se desconoce el impacto exacto del plan en la sociedad.
Efectos secundarios
“No se trata de penalizar a nadie. No tengo nada contra los millonarios y los multimillonarios. Yo creo en el capitalismo estadounidense”, dijo el presidente en Pittsburgh cuando presentó el paquete.
Pero Peña Neder expresa que la economía transversal de las empresas puede repercutir en la sociedad de diferentes maneras, por lo que el aumento de los impuestos sí podría traer consigo consecuencias negativas. “Venimos de una larga pandemia y las medidas típicas para estimular la economía son reducir los impuestos y no aumentarlos. Es cierto, Trump lo bajó de 35% a 21%, fue un gran bajón, pero esto sirvió como vacuna para que muchas empresas sobrevivieran”.
Además, considera que las compañías de clase media podrían tener “un impacto en reducción de millones de empleos”. “Si bien hacen falta nueve millones de puestos de trabajo, también es cierto que si se incrementan los impuestos se puede vulnerar al 7% u 8% de las empresas y esto traería una contracción en los empleos vigentes”.

Por otro lado, Leitmann-Santa Cruz adiciona que siempre existirá “la necesidad de ver el aspecto tributario desde una perspectiva equitativa, pero al mismo tiempo es necesario recordarnos la razón por la cual corporaciones e individuos han podido alcanzar y maximizar sus ganancias económicas”.
“Estados Unidos está en el décimo tercer nivel del ranking con respecto al bienestar y la salud de su infraestructura, y eso podría mejorarse de una manera significativa. Es necesario incrementar los ingresos gubernamentales para pagar el programa. ¿Serán muchas las personas damnificadas?, no. ¿Serán las personas que tienen acceso a recursos económicos quienes puedan aportar al desarrollo del país?, sí. Tenemos que decidir cuál es el rol que queremos jugar con respecto al crecimiento de la economía y el crecimiento social”, explica.
Inversión ideal y propuesta bipartidista
Para ambos especialistas no hay una fórmula correcta cuando de inversión en infraestructura se trata, pues el número dependerá de los aspectos que el gobierno de turno considere necesario. Ambos consideran que los $2,25 billones que propuso Biden son suficientes para ejecutar un proyecto tan ambicioso.
“Eso depende de cómo es que queremos invertir en el beneficio de la infraestructura, la creación de trabajos, energía renovable y adicionalmente tiene que ver con el interés del Congreso de aceptar la deuda que tendrá que llevar a cabo para pagar este paquete”, asegura Leitmann.
“Típicamente los gobiernos tienen una capacidad de deuda para asumir estos planes de infraestructura y en vez de pagar a corto plazo con el dinero que reciben lo proyectan a años contra una recepción menor. Así, me parece que una mezcla justa para mantener el monto tendría que ver con un aumento de impuestos quizás hasta el 25% o 26% con algunas particularidades, no un impuesto corporativo genérico”, dice Peña Neder. Sin embargo, insiste en que para que el paquete sea aprobado por demócratas y republicanos, hay aspectos que considera se deben tomar en cuenta para modificar.
“Se necesita reducir el cobro de impuestos, porque no solo se trata de un lobby de empresas sino de un sector privado lastimado. Entonces, si se hace una oferta de alrededor de un incremento del 4% a lo que Trump cobraba, esto tendría mucho mayor apoyo republicano. Por otro lado, si hay gente cuidando parientes, que se les entreguen cheques de ayuda social y no apoyo a la infraestructura humana, como se ha pretendido en el esbozo del plan. Creo que con esas dos variantes pasaría fácilmente por la Cámara con el consenso de los republicanos y también de muchos demócratas que se han opuesto al plan”
Leitmann concluye agregando que cuando se habla de cambiar las tasas tributarias siempre hay quienes frenan la conversación. “Muy probablemente se negocia el beneficio de bajarle a los incrementos del sistema tributario para hacerlo ver más favorable a ciertas industrias e individuos. Al final del día tengo fe de que sí se llevará a cabo una inversión fuerte, muy similar al paquete propuesto del presidente, pero dados los acuerdos algunos elementos están cambiando”.
Continúan las negociaciones
El pasado 12 de mayo, el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris se reunieron con los cuatro principales líderes del Congreso, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el líder de la mayoría en el Senado Charles Schumer, el líder de la minoría de la Cámara de Baja Kevin McCarthy y el líder de la minoría del Senado Mitch McConnell, para discutir diversos acuerdos, principalmente llegar a un consenso en el Plan de Infraestructura.

“Cuando me postulé dije que no iba a ser un presidente demócrata, que iba a ser un presidente para todos los estadounidenses. La conclusión aquí es que vamos a ver si podemos llegar a algún consenso sobre un compromiso. Vamos a hablar mucho de infraestructura”, dijo el presidente a la prensa previo a la reunión.
Pese a que ambas partes alegaron que fue una reunión productiva con la que buscaron relajar las tensiones partidistas, hasta ahora no se conoce que hayan llegado a un acuerdo para presentar formalmente el proyecto a la Cámara y al Senado.