Por Philip Wegmann - Equipo RCP
Marco Rubio y Rick Scott convocaron a los periodistas a una sala de conferencias el jueves en la mañana en la sede del Comité Nacional Republicano del Senado (NRSC por sus siglas en inglés) para un ligero desayuno, una presentación de PowerPoint y un cambio de paradigma.
La aclamada “coalición de lo ascendente”, esa mezcla de votantes jóvenes, votantes de minoría y votantes blancos con educación universitaria que llevó a Barack Obama a un segundo período, está fracturada. Continuaran los cambios demográficos proyectados pero no llevaran a mayorías Demócratas permanentes. Cualquiera que desee predecir el futuro de la política estadounidense debe mirar a la Florida roja, no a la California azul.
Al menos eso es lo que dice el encuestador del GOP Curt Anderson, quien presentó los resultados de una nueva encuesta del NRSC a votantes hispanos en estados clave o de batalla. ¿La cifra principal de entre las 34 láminas de la presentación? “La coalición ascendente está en descenso”. ¿La prueba? Los dos senadores presentes en la mesa que ganaron elecciones en un estado del denominado Sun Belt (región sureña del país compuesta por quince estados entre Florida y el sur de California) que se ha transformado en “sustancialmente menos blanco y más Republicano”.
Los Republicanos piensan que ha llegado el momento de su coalición multiétnica y multirracial, y que los votantes hispanos son la clave. “Hablaron de lo bien que le iría a Marco por ser de ascendencia cubana”, dijo Scott, subrayando que Rubio obtuvo un 48 por ciento de esos votantes en su campaña del 2014, “pero cuando lo dijeron, pensaron también, ‘bueno, Florida es diferente’. Pero en base a los resultados de la encuesta, eso no es así. En base a los resultados de esta encuesta, los hispanos son Republicanos en todo el país”.
La teoría del GOP sobre el perfil de las elecciones de medio período, en las cuales para recobrar control del Senado los Republicanos no sólo tienen que mantener 20 escaños sino también recuperar al menos un escaño Demócrata, parece simple. “Si los Republicanos apelamos a ellos”, dice Scott refiriéndose a los hispanos, “vamos a ganar”.
La encuesta ejecutada por OnMessage Strategies entre un total de 1.200 hispanos con intenciones de votar, distribuidos entre los estados de Arizona, Florida, Georgia, Nevada, Carolina del Norte, Pennsylvania, Ohio y Wisconsin, es una buena noticia para un partido que en sólo cuatro años pasó de tener un control unificado de Washington a estar exiliado en la periferia electoral. Muestra una población hispana incrementalmente conservadora y abierta a la guerra de culturas lidiada por Donald Trump.
Estos votantes rechazan el socialismo y favorecen el libre mercado por un margen de 63% a 17%, opinión que es generalmente similar entre todos los subgrupos de la muestra de personas provenientes de Centro y Suramérica.
También están de acuerdo, 67% a 28%, con la ansiedad generalizada de que la nación está en declive y con el temor de que sus hijos no tendrán las mismas oportunidades. Aproximadamente cuatro de cada cinco dicen que los colegios públicos están fracasando, mientras que dos tercios se preocupan de que demasiados estadounidenses están “perdiendo nuestros valores tradicionales que se centran en la fe, la familia y la libertad”, y coinciden en que “la cultura de cancelar al que piensa diferente se ha desbocado”.
Las cifras internas confluyen con la biografía del mismo Rubio, quien es cubano-estadounidense de segunda generación. “La premisa de la izquierda es que durante una gran parte de nuestra historia este país es un sitio que no ha sido bueno para la gente que no es parte de la mayoría”, dijo. “Y los hispanos simplemente no aceptan eso. La razón por la cual no lo aceptan es muy sencilla: ellos saben cómo es la vida en otro país”.
“¿Pueden imaginárselo, verdad? Viniste de Venezuela, viniste de Cuba o viniste de Nicaragua o eres colombiano, y viste lo que pasó en esos países,” añadió. “¿Ahora inscribes a tus hijos en un colegio donde tratan de enseñarles que el Che Guevara es una especie de héroe”?
Rubio admite que su mensaje puede no llegar a algunas personas, quizás la porción de blancos con educación universitaria de la coalición ascendente que tiene el “lujo de imaginarse” algún “país utópico quien sabe dónde que tiene una mejor historia y vida que Estados Unidos”. Ese no es el caso, insistió, de la mayoría de los hispanos.
“Cuando has venido de otro sitio, y sabes lo que es la vida en otro país, sabes lo especial que es este país”, dijo. “Seguramente no quieres vivir en un segundo país donde esas cosas buenas se han perdido”.
Ese sentimiento podría explicar porqué la campaña de Trump experimentó un impulso significativo de votantes hispanos en noviembre pasado. Según lo reportado por el New York Times, un análisis post mortem de la firma de análisis Demócrata Equis Labs determinó que el expresidente mejoró sus cifras entre el 2016 y el 2020 al obtener uno de cada tres votos latinos a nivel nacional en la más reciente elección.
Para subrayar ese punto durante su presentación en la sala de conferencias del NRSC, Anderson incluyó una cita del encuestador Demócrata David Shor. “Un punto importante sobre la reducción del apoyo hispano a los Demócratas es que fue bastante amplia”, declaró Shor a la revista New York, agradando seguramente a los Republicanos. “Esto no se trata sólo de cubanos en el sur de la Florida. Ocurrió en Nueva York, en California, en Arizona y en Texas. En serio, vimos caídas grandes en muchas partes del país”.
Rubio y Scott están convencidos de que este fenómeno puede repetirse aún sin que Trump esté en la contienda – o aunque no haga campaña. Scott, el presidente de la NRSC, concedió que el expresidente tomará su propia decisión sobre el papel que jugará en la batalla del GOP por retomar control del Senado, indicando que “él se involucrará donde se vaya a involucrar”.
La presentación llega en el momento en el cual Rubio se enfrenta a un desafío por su escaño del Senado de parte del representante estatal de Florida Val Demings, uno de muchos candidatos Demócratas en el 2022 que están resaltando los esfuerzos Republicanos por evitar el nombramiento de una comisión del Congreso para investigar los disturbios del seis de enero en el Capitolio.
“A mi no me preguntan por el seis de enero”, indica Scott a RealClearPolitics cuando le preguntan si los eventos de ese día han afectado los esfuerzos del GOP por enamorar a los votantes hispanos. “…Lo que la gente dice es, ‘yo quiero asegurarme de que la elección sea justa. ¿Cree usted que nuestras leyes electorales van a asegurar que la próxima elección sea justa?’ Preguntan eso”.
Rubio en seguida dice: “¿Usted sabe lo que piensa la gente? Ellos piensan que un montón de locos, gente violenta, cometió crímenes. Deberían ser arrestados. Deberían ser procesados. Si son hallados culpables, deberían pasar tiempo en prisión. Eso es lo que pasó. Eso es lo que ellos piensan que debe ocurrir como respuesta”.
Los votantes tienen otros temas en mente, coinciden Rubio y Scott, respaldados por cifras que denotan que un 72% de los hispanos opinan que “debemos controlar las fronteras” y “detener el auge de la inmigración ilegal”. Casi la mitad de esos votantes, según las cifras del NRSC, dicen que la crisis fronteriza les lleva a “tender a apoyar menos a los Demócratas” en las elecciones intermedias.
El aumento migratorio, dice Rubio, ya ha desilusionado a muchos votantes de la administración Biden. “Ellos piensan que es completamente inducido y creado por esta administración, por su actitud y por su comportamiento y las declaraciones que emitieron aún antes de tomar medidas de política pública”, insistió. Y según Scott, “lo que Biden ha hecho elimina cualquier posibilidad de lograr una reforma migratoria”.
Ambos creen que las tendencias demográficas favorecerán a los Republicanos en el largo plazo a medida que los hispano-estadounidenses aumenten proporcionalmente dentro del electorado. Están a favor de la inmigración pero a la vez abogan por una mejor seguridad fronteriza.
“Nadie está hablando de ser antinmigración”, aclaró Rubio. “Simplemente estamos diciendo que debe haber una manera de manejarla con orden, legalmente y bien organizada, no en la forma caótica en al cual se gestiona el actual sistema”.
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